Sunday, December 25, 2005

La rosa

Mi vida es muy buena,

rodeada de libros, poemas y cantos…

y un espacio que se abre como una rosa

ante los rayos de una estrella que nunca se apaga.


Esa rosa soy yo

y la verdad es mi estrella.


Soy una persona que día y noche

se le caen las máscaras,

tal como los dientes a un anciano.


Soy uno de tantos y tantos

que ha conseguido ubicar

el oasis de una simpleza.


Soy de uno esos

que tontamente sonríen por cosas

que no sea la estupidez

de un mundo tan bello.


Soy uno de tantos y tantos…


Y te cuento que vivo,

muero y respiro

cada noche y cada día

en un valle de paz y mucha armonía...


San isidro, diciembre de 2005

Wednesday, December 21, 2005

Sopa de caracoles

Tengo bastante trabajo, sin embargo, me gusta estar ocupado. Me hace olvidarme de mí mismo. Tenía la esperanza como una corbata sobre el cuello, adornando mi mejor camisa de sueños cuando una ruma de moscas con ojos brillantes y angustiados comenzó, en su vuelo alrededor de mí, a cagarse encima de mi sobrero elaborado de gran dignidad marcial. Me detuve frente a ellos y con una trampa para sueños inciertos, dudosos, machuqué el botón que activaba dicha maquiavélica máquina. Uno a uno las moscas cayeron por todos lados del piso del taller para deshacerse como cenizas de cigarro. Luego, cogí una escoba hecha de fibra de arena con aleación de pelos de conejo y empecé a barrer todo aquella mierda que ante mis ojos llenos de cansancio se presentaban como un amasijo de chocolate de color parduzco… Observé casi sin inmutarme a bichos de todo tamaño con tres patitas, dos ojos, cinco especies de cuernillos, colillas cartilaginosas parecidas a esos penes alienígenas y un montón de confites de extremidades y sentidos extraños hechos de glandulillas así como las malaguas de mar. Y luego de barrerlas y juntarlas las eché sobre el mar de todas mis pesadillas y crueles pensamientos imaginados contra mi voluntad... Mientras me alejaba noté que millones de ojos redondos como billas blancas con puntillos rojos, negros, azules aparecían por la superficie de aquel océano de barro líquido y residuos o polvillos metalúrgicos, mezclados con petróleo renegro, sucio, viejo... Me di media vuelta para continuar con mi labor. Estaba agotado, muy cansado pero continué trabajando. Había mucho que hacer, muchos pedidos por entregar, sobre todo aquella mujer de cincuenta hijos que mandaba a llamarnos a través del teléfono con sus cincuenta hijos a cada momento. Era para enloquecer escuchar sus vocecillas, parecía escuchar a una granja llena de pollos, gallinas y cerdos mugiendo la misma canción, el mismo pedido una y otra vez: su sopa de caracoles enlatada. Prendí la máquina una vez mas ya le eché a la velocidad máxima... Me relajé un instante al ver como cientos y cientos de latitas de hojalata de color negro salían rumbo hacia las cajas de despacho. Sonreí estúpidamente un instante y cerré un instante los ojos así como los gallos, y cuando los abrí ya estaba amaneciendo, ya llegaba el otro turno a laborar. Dejé mi puesto. Me saqué el uniforme negro de faena y salí rumbo a mi hueco a dormir un momento. Apenas llegué a mi hueco me eché y tuve una larga y tediosa pesadilla, una larga, pero muy larga pesadilla... Se trataba de una sierpe de color negro y con ojillos oblicuos en cada parte de su largo y aceitoso cuerpo, y con dedos y dedos en cada parte de sus lados laterales como si fueran gusanillos; inclusive los tenía en los bordes de sus ojillos como si fueran espesas pestañas... Fue un extraño y largo, pero muy largo sueño del que aún no puedo despertar. Dicen que cuando uno no despierta es que está bien muerto. No lo sé con precisión, pero, en cuanto a mi trabajo, no sé si ya he despertado pues continuo laborando diariamente. Veo las mismas moscas. Escucho los mismos pedidos y veo con gran alegría la salida de cientos y cientos de latitas rellenas de sopa de caracoles...

San isidro, diciembre del 2005

Tuesday, December 20, 2005

El Efecto Mariposa

Recibí la noticia como todas las grandes noticias, es decir, sin esperarlo, de una casualidad. Vamos a editar su novela, me dijeron de una de las tantas editoriales a las que mandé una de las tantas copias que hice de mi inédita novela. Les pregunté para cuándo. Si necesitaban de mi asistencia y otras cosas parecidas, pero lo único que recibí por respuesta era que debía continuar esperando. Cuánto, les dije. Paciencia joven escritor, todo con paciencia, todo, jovencito... pero, despreocúpese que le avisaremos nuevamente cuando estemos por publicar su novela. Les pregunté cuántas ediciones serían por la primera vez. Me dijeron que no más de diez mil, y luego colgaron.

Toda la noche no pude dormir pensando en lo mismo, es decir en mi publicación. Pasaron días, semanas, meses, años y años, pero no recibí ninguna llamada, carta ni ningún tipo de respuesta. Llamaba y llamaba a la casa editorial pero nunca me dieron una cita, una nueva señal, nada de nada. Y cuando ya me sentía como los cientos y cientos de escritores que duermen ignorados bajo el escritorio de una de los miles de principales editores del mundo, sentí que debía volver a escribir para apagar mi dolor y olvidarme de aquella primera novela. Eso hice y me sentí mucho mejor pues sentí que todo volvía a nacer. Sí, allí estaban los hechos vividos u observados, personajes conocidos o visionados o alter egos, ideas guardadas por noches y días, sueños luminosos que no se apagaban aún en mis noches de insomnio, estudios de lugares históricos vistos en libros, estructuras pensadas para un escenario que fuera verosímil, imágenes imborrables que hirieron mi existencia, visitas a mi vieja libreta de apuntes con citas importantes, y luego de saborear todo aquello, empecé una nueva novela que, tal como la otra decidí enviarla a todas las editoriales de todo el mundo hispano hablante una vez terminada, corregida, y, sobre todo disfrutada por mi propio juicio y lectura.

Pasaron muchos años desde que terminé esta última novela, y ya ha pasado el tiempo necesario despues de haberla presentado a la mayor cantidad de editoriales, pero nada de nada, no recibo respuesta... y en esos momentos creo que no sirvo para nada, para absolutamente nada mas que soñar tal como me gritaban mis padres, amigos, familiares y profesores de mi centro de estudios... Cuando percibo en ese preciso instante, en mi diminuto cuartucho una imagen que arruga e inflama mi corazón: es una mariposa de colores vivos y claros revoloteando bajo la lumbre del sol que atraviesa mi única ventana. Me agrada observarla por la primera vez. La noto jugando, volando impulsada por cosas como el aire, su sed, su curiosidad o yo qué sé, pero siento que tiene que ver con la magia, con la pureza de toda existencia... Lo cierto es que me quedé observándola por varios minutos y me identifiqué con ella tal cual había sido; es decir me sentí como una oruga que se arrastra con su grueso capullo buscando un sueño, un brillar que no puede entender pero que lo impulsa a continuar su sueño, su destino… hasta morir. Y en aquel impulso se encuentra a sí mismo, pues renace dentro se sí convertido en una linda mariposa que vuela en torno al sol, a su destino, a su sueño, cumpliendo uno de los sentidos de su propia existencia. Así me sentí. Y cuardé esta escena en mi corazón, y continué tejiendo el capullo de mi propia vida, con la esperanza que en un día de sol, todo aquel amasijo de hilos, de letras, de puntos, comas, murieran rumbo hacia su sueño, hacia su destino: el lector. Hacia ese corazón dorado que brilla en cada persona, y en donde cada existencia podría ver el color de mi alma, escuchar el canto de mi propia voz, el vuelo de mis viajes imaginarios, que siempre buscan la claridad, el entendimiento, y la paz verdadera...


San isidro, diciembre de 2005

Sunday, December 18, 2005

El Paraiso Escondido

Estoy en el corazón del mundo

y me siento tan bien

a pesar de tener el cuerpo lleno de llagas,

la mente sepultada por recuerdos,

y anhelos de arena…


Y estoy bien

porque guardo un sentimiento muy lindo

que cada vez que me inunda,

me exilia hacia el paraíso escondido.


Un lugar en donde los niños sonríen,

los ancianos suspiran en paz,

y donde agoniza la muerte…


Un canto es lo único que vibra.

Un aliento sin principio ni fin a todo da vida.

Una calma, como frazada sin bordes ni peso,

abriga todo del frío y dolor…


Y allí siempre se vive

desde que un sueño escondido

me arrastró hacia el único día.


Y allí todo anhelo y recuerdo

se hace añicos brillantes,

lluvia de néctar,

pues nace el despertar de la larga mañana,

de una vida que nunca se acaba,

y que me hace escribirte

respirando una Paz absoluta…



San isidro, diciembre del 2005

Thursday, December 15, 2005

MURMULLOS

He recibido tantos regalos

que no puedo agradecer

a quien todo me dio.


Pero no importa,

la vida es lo único que importa,

a través de ella uno puede sentir,

sufrir, reír, llorar, todo…


Uno puede vivir todo en esta vida

que es en verdad el gran regalo

que el Creador nos ha dado.


Sobre todo,

nos ha dado un espejo perfecto

en donde uno puede mirarse a sí mismo

y encontrar lo que somos...


¡Gotas entre gotas!


Gotas de paz…


Es lo que somos en este viejo universo

repleto de infinitos puntos brillantes,

apelmazados en un punto gigante,

guardando silencio y armonía total…


Y al mismo tiempo,

pronunciando el viejo murmullo,

murmullos de paz,

tan solo de paz....



San isidro, diciembre del 2005

Wednesday, December 14, 2005

La señora que no conocí

Murió a los noventa y dos años rodeada de sus doce hijos, veinticuatro nietos, treinta y dos bisnietos, un perro, un loro y toda la gente amiga que la conoció.

Antes de morir miraba a toda su gente, y en verdad aún no se decidía si irse para siempre de aquellos seres que tanto amaba, pero cuando notó que toda su gente se puso en su entorno, cerraban los ojos y cantaban aquella vieja canción que por primera vez escuchara en el día de su primera comunión, supo que el tren de la noche sin inicio ni final estaba por arrancar.

- “Sí – escuchó una voz conocida que palpitaba con el canto -, es hora de partir…”

Parpadeó los ojos una vez mas, y con una amplia sonrisa, mostrando gratitud a la vida misma, soltó aquel cordón umbilical que la ataba a la tierra de los que no entienden que la vida y la muerte son como los pétalos de una rosa infinita, como el aliento que viene por un espacio de tiempo, por una dulce eternidad, y se va, y vuelve a venir, por otro tiempo, por otra eternidad…

Cerró los ojos y murió a los noventa y dos años, viendo que la luz que dejara de ver a través de sus ojos empezaba a brillar más, y más, y más, y más, y más....



San isidro, diciembre del 2005

Sunday, December 11, 2005

El días mas hermoso...

Tengo la impresión de que todo esta correctamente dispuesto para que hoy sea el día más hermoso de mi vida… Alzo la vista un momento buscando lleno de ansiedad el rostro de la belleza y la veo, la veo retratada, enmarcada por los bordes de mis ojos, mostrando todo el escenario de un universo que no se detiene, que continúa produciendo más y más perfección. Salgo a caminar por las calles de mi pueblo y veo a la gente caminando, días tras día, buscando, buscando lo mismo que tu, que yo, sin saber en verdad si algún día encontrarán lo que buscan. Mi destino continúa caminando hacia mí, en medio de ellos, y presiento en el alma que hoy es el día más hermoso para cada partícula de este universo… Escucho la armonía de cada latido de mi corazón, y luego, siento el impulso de mi alma fluyendo como gotas de tormenta que van como un río rumbo a la mar, y es tan bello que siento que hoy es el día más hermoso de toda mi vida…

Mi destino se detiene frente a mí en la forma de un auto. Abre una de sus puertas. Observo el color del auto, es negro. Observo el color de los asientos interiores del auto, y son blancos así como el mármol. Amablemente se abre la puerta un poco más como si fuera una mecánica mano enguantada de blanco ofreciéndome su interior, su propósito, su destino y el mío. Entro y noto que no hay nadie en su interior. La puerta enguantada de blanco se cierra y un aroma a flores, geranios, amapola, a fresca humedad penetra mis sentidos y es hermoso. El auto es amplio pero aún no se mueve. Miro hacia adelante para conocer al chofer pero no veo a nadie. De pronto escucho el Quinto Concierto para piano y orquesta de Beethoven en su segundo movimiento, y el sonido de sus teclados me encantan, me cuentan que hoy es el día más hermoso de toda mi vida… y es verdad. Entonces cierro mis ojos y me echo a descansar un momento sobre los blancos asientos del auto negro, y siento que estoy en el lugar más cómodo; quizás sea éste el lugar que tanto buscaba, por ello quedo totalmente dormido. Y cuando despierto trato de abrir los ojos nuevamente pero no puedo y no quiero pues siento que hoy estoy muerto, inmóvil, viajando rumbo a mi destino. Y así, sin abrir los ojos puedo percibir el llanto de toda la gente del mundo, y me alegro por ellos y por mí, pues siento, y sé, que hoy fue el día más hermoso de mi vida…

San isidro, diciembre del 2005

Saturday, December 10, 2005

La soledad de un impulso

Me hallo en mi cuarto, rodeado de música del siglo XVI y de cientos de libros, muchos de los cuales apenas he ojeado, sin embargo me hallo en mi cuarto escribiendo una carta a mi madre, padre, hermano, a todos aquellos que suelen pasar por mis pensamientos, y el presente que tanto me esfuerzo por escarbar para encontrar aquello tan dorado llamado felicidad, paz, o algo que purifique mi instante en que me hallo en mi cuarto. Los sueños que vienen y van durante las noches son muchas veces repetidos, con personajes que he conocido o que nunca conoceré, y en aquellos sueños soy el más grande de todos los observadores, escribiendo cada una de esas escenas en mi negro cuaderno llamado memoria... Cuando despierto en mi cama muchas veces no me dan ganas de salir a las calles, es que, son tan grises las calles cuando el amor, la paz no ha mojado cada partícula de mi existencia. Por ello no me gusta salir a la calle, es mejor estar en mi cuarto rodeado de cientos de libros, escuchando música del siglo XVI. Cuando llega la noche me gusta mirar la ventana que está en una de las paredes de mi cuarto y veo a la gente que camina rumbo a no se sabe dónde, que piensa no se sabe qué, pero como esas hormigas caminan y caminan con sus terrones de recuerdos, vivencias sobre sus etéreas gibas. Me gusta cuando llega la noche y estoy mirando a la gente, a los gatos, a las sombras de las casas y árboles; me agrada sobre todo cuando uno de aquellos personajes detiene su mirada sobre la mía, me agrada pues siento que estoy vivo, mas vivo que nunca... y ellos también, eso me gusta tanto que cuando sucede, cierro los ojos y me echo sobre mi mesa y cuando los abro me pongo a escribir todo aquello que siento, que vibro, que recuerdo, que sueño, que leo sobre aquel cuaderno negro de mi memoria... Y cuando llega el día me gusta mirar los cientos de libros que están en cada rincón de mi cuarto, escuchando la música del siglo XVI; algunas veces cojo uno de ellos y empiezo a leerlos, y algunas veces puedo escuchar la voz del viejo poeta que desde cada una de sus garabatos me dice constantemente cada uno de sus mas hondos secretos, es una experiencia que no puedo describir, pero si tratar de contar, pues además de escuchar sus voces, hay veces en que puedo sumergirme en los bellos, terribles escenarios dibujados por los garabatos del poeta... Es hermoso cuando sucede y muchas veces me gustaría morirme sobre mis libros, en mi cuarto rodeado de cientos de libros, escuchando música del siglo XVI.

San isidro, diciembre del 2005.

Sunday, December 04, 2005

La feria del libro

En la feria del libro uno puede encontrar lo que quiere siempre que ame la lectura, pues sino se verá en medio de gente fisgoneando en medio de toneladas de libros y libros de diferentes editoriales. Yo soy uno de esos amantes del libro, y hoy pude comprarme una buena cantidad de ellos, pues había conseguido lo suficiente como para obtener uno que otro libro que buscaba, o que ellos me buscaban, pues muchas veces son los libros quienes buscan a sus lectores.

Y eso me pasó a mí. Les contaré que la primera vez que fui a la feria no tenía dinero pero si las ganas de comprar, la segunda vez fui muy temprano para pedir prestado un que otro libro para leerlo lo más que pudiera para así decidirme en qué libro comprar. Uno de ellos que llamó mucho mi atención trataba de un hombre que decide escribir su primer libro, pero cuando lo termina se da cuenta de que alguien ya ha escrito un libro, sino igual, sí, con el mismo argumento... incluso se informa que el dicho escritor tiene su misma edad y su mismo seudónimo. El tipo cree que está soñando, pero no es así pues, paseando por una feria de libros, encuentra el nombre dicho escritor en las portadas de una de las paredes de sala de conferencias, anunciando la presentación de su inédito libro. Sin dudar un segundo el tipo entro, y allí estaba el sujeto con su mismo seudónimo, y con un libro en las manos. Se trataba de un tipo gordo, con lentes, una chivita negra como las que usan todos los intelectuales, y esas chalinas blancas muy de moda como las que se envuelven los turco de la calle de los musulmanes. El tipo esperó a que terminara la presentación de la obra y cuando concluyó percibió que todo el auditorio se le acercaba con un lapicero en la mano y un libro del autor en la otra, buscando una estampa del autor. El, decidió acercarse a través de la cola, y cuando estuvo frente a frente al obseso escritor con su mismo seudónimo sintió que todo su cuerpo empezaba a descolorarse, disolverse, siendo absorbido por los ojos del obeso escritor, y así sucedió hasta desparecer totalmente del escenario... Y luego, se vio así mismo en medio de una sala oscura lleno de guturales voces y gélidos aires que lo hacían sentirse como un fantasma dentro de una mansión de fantasmas...

El libro me había capturado la atención por lo que decidí que tendría que comprarlo. Y allí estaba, esperando en una de las aulas de los editoriales, haciendo mi cola para conseguir la obra que hacía unos días había ojeado… Lo compré y, contento, decidí irme a mi casa para empezar a leerlo. Por supuesto que también me compré otros libros mas, pero, especialmente clásicos. Y bueno, llegué a mi casa y empecé a leerlo. No puedo contarles lo maravilloso y fantástico que era la obra pero si puedo decirle el título de la obra, que es…. Es extraño porque no me salen las palabras, es como si quisiera hablar pero me sale un mugido, en este caso me salen puros puntos…., es decir puntos, y mas puntos, puntos, puntos, puntos, y… puntos… Bueno, como no puedo escribir el título, al menos los puedo invitar a que vallan a la feria del libro que empezó hace una semana y terminara dentro de dos semanas más. Espero que encuentren el libro que tanto buscaban, o, mejor dicho, espero que ambos, es decir, ustedes: los lectores, y, los autores.



San isidro, diciembre del 2005

Friday, December 02, 2005

Recordado útero

Le pregunté no hace mucho a un sabio acerca del primer recuerdo que hubo tenido. El sabio calló un segundo sumergiéndose en una profunda meditación para luego entreabrir los ojos y dar una honda respiración y decirme que sólo recordaba unos guantes de color transparente que lo cargaban hacia un lugar en donde sintió mucho dolor. Le pregunté el significado, pero él me dijo que era tan solo un pequeño recuerdo sin importancia, pues su vida que latía en el instante le absorbía de día y de noche.

- Pero, yo recuerdo haber estado en una tina blanca y fría como el mármol, y luego sentí unas manos muy ásperas, y un chorro de agua fría me caía por todos lados de mi cuerpo mientras yo gritaba de angustia y desesperación. Desde aquella vez le temo al agua, es decir al mar, a un lugar desbordante de agua y a la vez muy profundo.

El sabio me miró y me dijo que aquel lugar era mi bautizo. Le creí. El sabio se paró un poco acalambrado por estar sentando en su honda meditación, y sintiéndose muy agotado se dispuso a irse de mi humilde morada que estaba en medio del bosque. Le rogué si podía quedarse hasta el día siguiente. Me dijo que era imposible, pero, agregó, que era muy posible para mí, esperar una nueva compañía que cambiaría toda mi vida y todo su resto. Diciendo esto, parándose sobre sus pies y levantando su mano derecha a la altura de mis labios se despidió de mí.

Al día siguiente desperté y fui caminado hacia el río del pueblo, y en el río vi a cinco señoras del lugar lavando sus ropas totalmente desnudas. Era la primera vez que veía a una mujer así, por lo que me quedé observándolas por varios minutos hasta que una de ella se paró, cogió sus trapos mojados y empezó a caminar hacia mí. Me iba a largar pero ella me vio y me dijo que no huyera como una rata apestosa, pues si bien era curioso era natural y sincero.

Cuando llegó a mi lado me preguntó el por qué estaba mirándolas mientras lavaban las ropas de ellas y de sus familiares. Le respondí que sus cuerpos desnudos me atrajeron sobremanera. La mujer empezó a reír como si la tierra se abriera a mis pies... y luego, para todo mi asombro, abrió ambas piernas, mostrándome su vagina, sus enrrolladas y negras vellocidades y sus íntimos labios rojos, diciéndome con natural firmeza que yo había salido de allí, del hueco que estaba entre sus piernas. Luego se paró con una sonrisa escondida entre sus labios y se fue hacia el río para continuar con todas sus labores.

No supe qué hacer. Si continuar con mi paisaje de mujeres desnudas o volver a mi cuarto a continuar con mi lectura. Decidí quedarme un rato mas. De pronto todas las mujeres se pararon y se alejaron a través del bosque. Las vi desaperecer, sellándose en mi embarrada memoria aquel paisaje de las desnudas paisanas.

Caso curioso. Desde aquella vez, cada vez en que estoy con una mujer en mi cama dispuesto a hacer el amor, la imagen de la campesina, esos espesos vellos entre sus piernas y su descarnada vagina me vienen una y otra vez en mi cabecilla. Y siempre, después de haber hecho el amor me gusta mucho mirar los labios íntimos de aquellas mujeres. Las observo como si un doctor investigara casa uno de aquellos labios. A algunas les abro la piernas un poco mas y sin que lo noten, y les miro. A algunas les agrada que yo les afeite todas sus vellocidades, se rien de mis locuras, pero, para mí es cuestión de un irreprimible impulso interior. Y por último, algunas veces, me agrada dibujar por algunos minutos sus úteros. Luego de hacerlo, los guardo en una de mis mas seguras maletas. Algunas veces me gusta ponerme a contemplar estos dibujos, sin ninguna razón que no sea la curiosidad. No me masturbo como muchos se imaginan. No, nada de eso, mas bien me gusta observar, detenidamente. Muchas de las chicas se largan, otras no, otras se quedan mirándome por varios munutos... "Esta loco", escucho, o siento sus murmuraciones.

Observándolas, me alimenta un sentimiento, una inquietud por recordar el momento en que estuve en el vientre de una mujer, osea en el de mi madre... pero en aquel reflexivo instante, me vienen a la mente los recuerdos de mi propio bautismo, de las indias desnudas, y de ese tipo de cosas. Quizás por ello es que me pongo a dibujarlas.

Todo continuaría anormalmente normal sino fuera porque un grupo de personas vinieron al pueblo con armas de todo tipo, y luego uno por uno de todos mis vecinos empezaron a desparecer... Y cuando vinieron por mí les dije que era un observador de la vida humana, y que estoy tras la peregrina busqueda de mi primera memoria... Todos se burlaron al escucharme, y me soltaron por loco. Yo continué mis observaciones con cada femina que caía por mi lado, y una noche decidí que debía conocer el secreto de lo que sucede dentro de aquellos úteros durante los meses de gestación. Entendí que la gran y verdadera motivación para hacer el amor, el sexo, era conocerse, revivirse dentro de aquel útero materno, para sentir, intuír el hilo que me conduciría a saber lo que soy o he sido desde siempre...

Pasó el tiempo, y la vida en los últimos tiempos me cantaba que había otra vida en el mundo que buscaba, pero que antes debía tomar de las aguas de mi propia vida... con el entendimiento de que aquella vida sin la vida primera sería un ser como todos, es decir un mortal mas.

Hice muchas cosas pero nunca logré entender que dentro de mi estaban selladas las tres preguntas de todas las vidas y de todos los tiempos. ¿Para, por qué y cuál es el proposito de toda existencia? Sino fuera porque una claridad mas fuerte que el mismo día, que el mismo Sol me hizo conocer, entender que el solo reflejo de mí mismo me daría todas aquellas respuestas... Y supe que había algo mas que cualquier entendimiento, claridad, oscuridad. Supe que el solo mirarme sobre el espejo de carne me abría las puertas hacia un paisaje lleno de paz, amor, libertad...



San isidro, diciembre del 2005

Me detuve un momento...

Me agrada tanto escribir, mucho, mucho, mucho; pero también me agradan otras cosas como el cine, la lectura, el trabajo, un tiempo para detener mi marcha irremediable hacia la muerte y observar el destino de cada ser animado o inanimado que ruge como piedrecillas por el río de la vida rumbo hacia el océano de la muerte o vida eterna...

Me siento como un dios de momentos frescos cuando subo a una loma de bordes agradables y dulces, y me pongo a jugar con las nubes a través de mis ojos y pensamientos, con todas mis fantasías donde puedo inventar laderas de algodón, pinturas deformes, gigantescas que mueven sus miembros, sus cadáveres, y luego, se desmenuzan como el humo de un cigarro, como una porción de dulce de algodón sobre los labios de un niño engreído por sus padres.

Cuando entiendo estas cosas me gusta expresarme, escribir… ¡Libre!, libre sin mirar a los lados, a los cantos ocultos, sin escuchar las voces dudosas de cada personaje que existiera en mi vida, así como las manchas hechas de piedras del pasado. Y escribo como esas aves en el cielo que dibujan arabescos, formas que cantan su propia libertad, curvas sensuales y llenas de gritos de amor, bailes de llenas sinfonías y armonías jamás vistas y escuchadas...

Me agrada vivir sintiéndome una partícula de todo lo creado. Me agrada parar un momento en la vida y escribir acerca del instante en que tú y yo leemos estas líneas, escritas con la sangre de un dios, de una pequeña partícula de un dios de los dioses...

San isidro, diciembre del 2005