Monday, September 12, 2005

Palabras prohibidas

No sé quién seas tu pero aun así no importa, yo, soy éste, este instante en que lees estas letras, cierto, digo cosas sin sentido y sin razón, pero, qué hay de lógico y razonable en este mundo de constante movimiento y cambalache. Si te miras al espejo verás una imagen, la misma que crees ver, pero te diré que eso no es más que una cosa razonable, un instante en movimiento, algo que no puedes entender a plenitud, pero sí sentir en cada miembro de tu conciencia. Si miras el cielo, la noche estrellada, la tierra en que vives y pisas sabrás que no hay nada que tenga sentido cuando No hay un sentido para tus pasos en la vida… Tienes derecho de dejar de leer este estúpido escrito, lo entiendo, pero no tienes derecho a creer que hay lago que no es razonable ni muerto. La muerte no existe, sólo la vida existe y tu, yo, todo, no es mas que una constante mutación de la armonía de la vida, de aquella flor que se abre y no deja de abrirse mostrando sus infinitos pétalos, sus sutiles aromas y colores que van cambiando conforme la luz y la oscuridad empiezan a rotar en torno a tus sentidos y tu entorno razonable.

Estoy bien despierto, tanto como para contarte un cuento, un poema, una canción pero no sé si tenga importancia, pero es algo que me nace y que no deja de abrir sus ojos propios, menear sus extremidades y ver, ver, ver aquello que solo una criatura, un bebé puede expresar cuando da su primer llanto de dolor, de alegría, de vida… Eso es todo, un poema, un canto, un cuento que nunca existió pero tiene eso que acaricia de notable, y eso es que mana de nuestra gran oscuridad hacia la evaluación de nuestros sentidos, y, si es posible hacia aquello que es el equilibrio de la vida, es decir, tu centro, tu punto, unidad, tu absoluta nada… y te toca, es decir, nos tocamos, nos sentimos en estas letras prohibidas…


Cuando recién empecé a percibir fue aquel instante en que recordaba las bajezas de todo lo que me rodeaba pero no fue por gusto, fue porque era el producto de todo lo que rodeaba mi existir. Mi nombre no importa, mi aire si, y si es así, aire es lo que soy, lo que me hace vivir, es decir, soy el aliento, el que se va y el otro que se viene, sabiendo que en uno de ellos segaré la cinta de todo aquello racional, y existiré más allá del punto de equilibrio, de nuestras figuras condenadas… Si me preguntas qué te quiero decir, te diré que no lo sé, pero puedo mentir diciéndote que vivo, que vivo, que vivo y no para siempre mientras pueda escribirte y contarte otra historia, otra mentira verdadera…


San isidro, septiembre del 2005