Sunday, February 10, 2008

una vez, tuve un hijo...


salí a comprar y vi demasiada gente en el supermercado. no me gustan los lugares cuando hay gente, pero tenía que comprar el regalo de mi hijo. respiré hondo y entré. busqué un libro, de esos que tanto le gustaban. Borges por favor, le dije a la vendedora. me lo dio y pagué en la caja. ya estaba saliendo cuando vi a un viejo amigo comprando un libro igual al mío. le pregunté si era para su hijo. me respondió que era para el mío. me reí un poco pero no le dije nada. nos despedimos y entré nuevamente a comprarle a mi hijo otra cosa. vi una máquina de escribir y pensé que le gustaría. lo compré y pedí a la vendedora que lo envolviese como para regalo. lo hizo, pagué y me fui a mi casa. mi hijo y ex-esposa no vivían conmigo ya hacía mas de cinco años, y mi ex ya tenía otro marido y mas hijos. yo vivía solo y me gustaba leer mucho, y en esto nos parecíamos con mi hijo que ya contaba con quince años, y gustaba soñar como yo... su madre le castigaba y decía que iba a terminar como su padre... me alegraba cuando mi hijo me contaba esta historia, pero, mirando mi entorno, mis cosas ya no estaban mas... todo era libros y libros, papeles y papeles escritos por mis dedos. cogí un libro y me puse a leerlo, y antes de darme cuenta caí dormido con ropa y todo hasta el día siguiente... tuve un sueño, en él, yo navegaba en un barco sin remos no gente. las olas hablaban y los peces volaban y entraban a mi bote como aves. me advertían que fuera cauto en mis decisiones. gracias, les decía. de pronto, del fondo del mar salió un ser gigantesco con la cara de mi hijo, diciéndome que dejara de soñar... desperté con el timbre del teléfono. lo levanté y era mi ex-mujer... ¿qué quieres?, pregunté. me respondió que dejase de mandar regalos a su hijo, que él no deseaba saber nada de mí. colgué y no quise escuchar mas... me bañé y salí a casa de mi hijo. toqué la puerta y allí estaba, con media docena de amigos, bailando, conversando, hablando, y cuando me vio, todos callaron. le entregué mi regalo y dijo gracias... ¿puedo pasar?, pregunté. no, respondió, no puedes, mamá me ha dicho que no... el silencio me ahogaba y tuve que dar media vuelta y olvidar todo cuanto hice... ya en medio de la calle vi un libro que me encantaba, y no sé porqué sentí que ese libro le encantaría a mi hijo. la librería estaba llena de gente, odiaba estar con tanta gente, pero, era un regalo, un regalo para un sueño, un hijo que jamás volvería a ver, pero sí soñar...


san isidro, febrero de 2008