Saturday, September 29, 2007

inmortal



decido ser inmortal, pero, solo por hoy, mañana no. el mundo es como un huevo, de esos que se fríen en la sartén. me gusta que sea de esa manera, con ejemplos simplones y sin nada que ver... la madre de mi madre le decía que siempre habría que mostrar los dientes, o sonreír. por ello mi madre y cada una de sus hermanas tienen los dientes blancos y completos. y sólo sonríen cuando hay ganancias en dinero o poder. les gusta mucho ambas cosas.


cuando nací, mis padres sintieron pena por mí. ¡qué feo!, gritó mi padre o, disimuládamente se expresó. dicen que lloré y casi muero. me puse morado hasta casi no suelto el aliento si no fuera porque vi derramar una lágrima a mi madre. lloraba por mí. eso fue suficiente. grité con toda mi alma y le respondí a mi padre que nada era para siempre... nada excepto la muerte.


mas calmo voy camino a leer un poco. hubiera querido una mujer en mi cama, que mis dedos tocasen su desnudo cuerpo, pero, no es así... mi cuarto está solo, como casi toda mi vida. muchas veces han dormido mujeres, pero siempre las he visto ajenas a mí. me gusta que sea así. puede que cuando sea otra vuelta inmortal la vida sea de color y halla canción en cada uno de mis hálitos...


un pez salió de un río. le miré moverse como si aplaudiera con su cuerpo. le miré y con mis manos le puse al río de vuelta. este se fue así como se van la palomas enjauladas de mi casa... abrí todas las jaulas y no quedó una. todo estaba libre, menos yo. pensaba que no tenía alas ni aletas ni branquias para nadar. no, no era así. nunca estuve vivo ni muerto, tan solo eran imágenes de un largo y solitario sueño de un niño recién nacido del vientre de todos los sueños... sí, así fue y así sera, como un inmortal...



san isidro, septiembre del 2007

Volví a escribir: Magia



Hubiera podido irme a ver una película, pero decidí que no. Cogí mi mochila, mi cámara y caminé hasta llegar a la primera casa en que viviera cuando llegué al mundo. Toqué el timbre. Salió un niño de cuatro años. ¿Si?, preguntó. Yo nací aquí, le dije. El niño me miró a los ojos y por un momento sentí que ese niño era yo, y que él estaba mirando a un extraño, una visión, o un cuento de niño... Adiós, le dije y yo mismo cerré la puerta. Al poco rato observé que una señora y un señor (sus padres quizá), salían a buscar o a ver de quién o de qué se trataba. Me escondí. Saqué mi cámara y disparé. No se dieron cuenta porque todos ellos estaban de espaldas, menos el niño que me miraba a la distancia, como quién ve una estrella fugaz... Volví a enrollarme como una culebra, pero abrí desde mi sitio los ojos y noté que el niño no me acusó. Al poco rato, todos entraron a la casa y yo salí del escondite. Antes de irme me fije en una de las ventanas. Sal, pensé. Y vi que la ventana del segundo piso se iluminaba, y salía el rostro oscuro del niño a mirar, como quien ve una estrella fugaz... Ese niño, el mismo que era yo hacía más de cincuenta años atrás... soñaba, visionaba, o escribía una historia que dejaría en el baúl de la inconciencia. Sonreí y disparé otra foto, directo hacia la ventana con el niño. Luego, fui caminando hacia cualquier cine... Entré, me senté y apenas cerré los ojos quedé dormido toda la película. Un hombre me despertó. Me levante y fui caminando hacia mi casa. Abrí la puerta y subí las escaleras. Todo estaba en silencio mortal, menos mis pasos y mi aliento. Magia. Vivir era eso, y el recordar era otro milagro, y escribirlo una canción... Miré las fotos tomadas y las borré. No quería más sueños, ilusiones, historias escrita. No quería más que magia, y algo más que escribir, nada más...



Lince, septiembre del 2007