
bebí toda mi vida...
sabía dulce y fresca
había tanta gente a mi lado
todos miraban el milagro
con sus bocas sedientas de tanta bondad...
seguí bebiendo el resto de todo
cuando el dolor dijo presente
salí para siempre de la eterna ternura
y supe por siempre
que llorar era el saldo de toda respuesta...
brazos y voces fregaron el piso del cielo
siguió el fuego del mundo...
sabía dulce mi vida
cuando todo el dolor y la muerte
gritó: ¡presente!