Thursday, November 22, 2007

cartas anónimas


eso es lo que es para mí. salía del taller cuando dos personas se acercaron. eran un hombre joven y una mujer hermosa y algo mayor que el joven, que era bastante apuesto, bien vestido y muy alto, fuerte, etc. la mujer fue la primera que habló. preguntó por mi nombre. le dije que sí, que era aquella persona. luego el joven comenzó hablar. su voz era extraña, parecía a la de un pájaro. no pude soportarlo, pensando que en cualquier instante se iba volando pues cada vez que tocaba la vocal i, parecía silbar como un pajarito, y sus manos las movía, agitaba de lado a lado. por un momento pensé que se burlaba de mí, pero no, no era así. era un joven raro pero agradable aunque era poco lo que pude entenderle. al terminar de hablar, le pregunté si iba a darme algo, pues de todo cuanto habló era de un viaje, un largo viaje que había ganado producto de una carta que enviara a el director de una de las empresas mas importantes del país. aunque había mandado cerca de veinte cartas a los gerentes mas importantes de las empresas líder del país. y allí estaban estos dos que ya había vaciado todo su prologo que en pocas palabras era una invitación a laborar para su empresa como ayudante de creatividad. parece que le gustó mi carta, pensaba. gracias, les dije y agregué que no tenía intenciones de trabajar para su firma. me dejaron su tarjeta, ambos, y luego, la bella mujer, me dio su teléfono personal... con una nota de total disponibilidad. sonreí por mi extraña suerte y caminé hacia mi casa. ya estaba por llegar cuando vi un precioso auto parado en la puerta de mi casa. otro imbécil, pensé. las luces de casa estaban todas encendidas y las voces de mi empleada sonaban como a fiesta. aceleré mis pasos y llegué a casa. sentados en el sofá de la sala había cinco chicas, arrogantemente felices... y muy hermosas, vestidas todas de uniforme y con los labios pintados de un color sangre. me gustaron tanto que me solté totalmente, como asintiendo a que hagan lo que gusten conmigo. todas se acercaron y cantaron con voces del cielo, repitiendo que tenía una propuesta de trabajo en su empresa, y que todas estaba disponibles para mí. gracias, les dije y con el dolor de mi cuerpo, ya estirado como arco, les dije que para otra vez sería... se fueron en el acto y una de ellas se quedó. ¿qué desea?, pregunté. sonrió y supe todo. aquella noche fue intensa y rápida y llena de sudor y demás... apenas abrí los ojos, había desaparecido. los cerré y seguí durmiendo. de pronto, el teléfono. pregunté quién era. soy tu madre, escuché. ¿pero si mi madres está mas de once años muerta?, le dije. colgaron. imbéciles, pensé, pues mi madre vivía a unos metros de casa. la llamé por si acaso. aun estaba viva. colgué y me dispuse a salir rumbo al taller. aquel día, el fono sonaba sólo para mí. mi jefe se molestó y me pidió que si no diera el teléfono a nadie mas... sí jefe, le dije. el trabajo terminó y fui caminando hasta llegar a casa. esta vez no había nadie excepto la empleada. llamé a mamá. me contó lo mal que se porta papá, que las empleadas son una flojas, que todos estos indios deberían volver a su tierra, que son unos cochinos, que son flojos y gustan mujeres y licor, como cualquier hombre de la calle, medianamente pasional... colgué y fui a darme un duchazo. limpio, fui caminando hacia el trabajo. entré y saludé a todos y cuando estaba por sentarme en mi escritorio, vi a dos jovencitas. Dios, me dije, de nuevo... y todo fue igual, excepto que, me cansé de todo eso... las invitaciones siguieron llegando hasta que sentí ganas de descansar. me senté en mi escritorio e hice cuarenta cartas a las mujeres mas hermosas del país... las envié por la noche y al día siguiente el día estaba gris cuando una gran muchedumbre de mujeres me cercaron. ¿eres tu?, dijeron, mientras mostraban la carta... sí, soy yo. vi que unas manos se posaban en mi cuello y luego, no supe mas. estuve un años en coma, pero, desperté. al año, volví al taller, aun me esperaba. gracias, le dije al jefe. seguí laborando cuando tuve otra idea, otra carta por hacer...


san isidro, noviembre del 2007