Monday, September 03, 2007

Tipos buenos

Ya sería la hora de cerrar el taller cuando vino este buen tipo y me pidió un poco de pan. Se lo di pero antes le tomé esta foto, tras las rejas. El estaba afuera en la calle y yo estaba dentro del taller, esperando la hora de salir rumbo a mi casa...

Si se fijan bien en su rostro, verán que es un tipo que no gusta de bañarse ni afeitarse, pero, siempre es bien educado. Aficionado a las drogas y a la vida de noche, es un buen tipo...

Me hubiese gustado que sea poeta, ladrón, perro, pero no, no, no, es un buen tipo que gusta comer lo que encuentra en cada lata de basura por las calles y un poco de pan que me pide y que le doy con un sentimiento de pesar, pesar, qué extraña palabra para un hombre dueño de su imagen y de sus sueños... No, es un buen tipo que veo cada noche en que estoy a punto de cerrar el taller, rumbo hacia mi casa con muchas ganas de escribir...


San Isidro, Septiembre del 2007

Camino de vivos y muertos...


Este pedazo de mi mundo es clamoroso. Noche a noche la veo llena de gente que irradia comfort. Me gusta caminar por este sendero, lleno de autos bonitos, gente mas linda y eso nuevo que gusta tanto a mi mente. Regalos, pienso mientras camino derecho hacia la librería con todas las ganas de comprarme mas libros si es que ha llegado una que otra novedad de literatura europea. Me agrada mas que la latino americana. Pero, es mi gusto y no el de ustedes. Les creo cuando ven esta foto que no dice nada, pero, tiene su historia.
Por ese lugar pasó la esposa de mi padre. Pasó de la mano de su hermana y de su padre, y ahora, los tres están muertos, tan muertos como pronto lo estaremos todos. Mi padre cuenta con mas de noventa años y sueña con su esposa, que no es mi madre. La ve caminando por este mismo lugar. Mientras se sienta en una banca que está al lado de este lugar. La ve y habla solito. Todos le miran. Les digo que no digan nada, que delira por su esposa, pero mi padre sigue hablando, hablando hasta que le pido que sigamos caminando hacia la librería...
Conversamos de su esposa, de su pasado y de su vida. Nada, me dije, nada tengo y nada me llevaré... Le escucho y le digo que si desea que lo lleve de vuelta a su casa que no está lejos de este caminito bonito. Vamos, me dice. Lo llevo de vuelta a su casa y me pregunta cuándo volveré. Pronto, respondo. Lo dejo en su casa y vuelvo a pasar por este lugar, bonito y siento que no estoy solo, que hay tanta gente que ha pasado por este lugar que ya tiene historia, pues yo, la estoy fotografiando y dándole mi alma, vida tras de las vidas de los que una vez la tuvieron... Subo a mi auto y me voy.
Los dejo. Mañana les contaré otra cosa...
San Isidro, Septiembre del 2007

Mi barrio

Eso es lo que veo diariamente cuando llego a mi centro de labores. Es un jardincillo, un poste, una vereda, un nuevo negocio al frente, pista, el auto de un vecino, el edificio que tiene toda una historia que otro día les narraré...

Veinte años la veo y ha cambiado mucho. Yo también. Gente que pasa por este lugar es cada vez mas vieja, niños que antes no existían. Me hace pensar que todo es irreal. Pronto no estaré. Habrá otra persona mirando este mismo lugar con su caminito de vereda llena de basurillas y orines de perros callejeros. Sin embargo, me agrada ver este pedazo de mundo, mi mundo, el cual ha sido testigo de mi renacimiento, de esas ganas de apreciar la vida a través del arte, de mis textos, de ese pasado que ocurre día a día. Y cuando es de noche, este poste que está en medio, alumbra mi inspiración para narrar o inventar las locas ideas que brotan de mi ser interior...

Ya casi me siento un ser humano. Soy. Soy. Eso es importante. Pocas cosas me tocan. Y, todo me sorprende, como si tuviera una filmadora dentro de mis ojos. Y allí, tras de todo, está el aliento que hace que viva y aprecie este momento de magia y gratitud por este pedazo de mi mundo...


San Isidro, Septiembre del 2007


Sustos y alegrías

Iba a mi chamba, como le dicen al trabajo en esta parte del planeta. Tenía en mis manos la camarita de la menor de mis sobrinas. La hora me ganaba y el auto que tengo estaba laborando, es decir, chambeando con el chofer, vendiendo lo que mi pequeña fabrica elabora. Miré mi reloj de plástico y vi la hora. ¡Es tarde!, me dije y alargué la mano. Un auto paró y era un taxista.Pregunté el precio que cobraba por llevarme a mi chamba y acepté lo que me pidió. Subí y le vi un corte en un cachete de la cara del taxista. Era un tipo enorme, demasiado grande para ese auto. Vi que era un tipo bien vivido. Le dije si podía tomarle una foto. Sí, respondió medio sonriente. La otra vez subieron a mi carro dos chicos con una filmadora y me pidieron permiso para que me filmaran.

El tipo siguió hablando y es seguro que habrá pensado que tenía una suerte o un ángel con los amantes de las artes. O fue una gran casualidad. Debe de ser eso. Soy casado, tengo nueve hijos y dos autos mas que lo hago trabajar con los mayores de mis hijos, que son de mi cuarto matrimonio, dijo. Le pedí que me mirara y zas, allí está... Sonriente, preguntándose qué tan loco soy. Algo, algo, algo, le respondo en silencio...

Luego le tomé fotos a sus manos y vi ese muñequito gracioso. Le pregunté si era un regalo. Me respondió que era de su mujer. Que ella los elaboraba, que había un taller en su casa con su cuarta esposa. Les pregunté por las otras. Sonrió y no le dije mas. Hay veces el silencio es sinónimo de sensatez...

Llegamos cuando estábamos hablando de Gabo, de sus obras que no me gustan. Le dije que yo era un gran escritor pero nadie me conoce ni me conocerá. Sonrió y luego me dijo: llegamos. Le pagué y me despedí de este hombre de extraña y peligrosa sonrisa...



San Isidro, Septiembre del 2007