Tuesday, August 28, 2007

No te conozco


Sonido de piedras
cantos de aves soñando
pueblos sin gente pensante
Hay vida en tus dedos,
uñas afiladas
arañando una imagen...
la mía...
¿Puedo ser tu amigo?
Hay espacio en tu laberinto
en ese sosiego mental
cuando abres la puerta a los muertos vivientes
Uno es poca cosa
cuando pasan los años
Uno es ese que escribe
cuando el tiempo arrastra su presente
¿Puedo conocer tus pensamiento?
¿Habrá un concierto de música clásica para mi alma?
¿Un sueño sin apellido?
La noche oculta mis rostro
Mis ojos solo ven ese lugar al cual miras a lo lejos
Estás sola
en plena carretera
rumbo hacia el futuro,
lejos
donde ni en sueños podré mirarte...
Tengo esta foto
que lo es todo...
Un beso en mis dedos
y una mirada sincera que araña el tiempo...
San Isidro, Agosto del 2007

Inesperado



Y esta foto la tomo un amigo, bastante aburrido en una noche mágica para mí que, por cierto, estaba contento como pocas veces.

Dicen que la alegría es el estado natural de la cosas. Cuando se recibe un regalo inesperado, bello, anhelado y esperado, uno se siente especial. Ese fue mi caso. Volvía de la calle con cuatro libros imprescindibles. Los consiguió un amigo en Buenos Aires a un precio de cuatro por uno. Una bendición.

La noche me agrada, me llena de magia, de eso que escucho cuando Mahler toca su Décima Sinfonía. Algo en la oscuridad que brilla a escondidas y que toca partes perdidas de mi mismo. Un regalo, inesperado de Mahler para mí. Escucho los gritos de esta noche, es decir, el silencio de los soñadores, es espantoso, mágico. Podría relatar una historia, se me está permitido. Así que...

Un ave se detuvo frente a un espejo cuando, sin saber cómo, entró en un cuarto, el mío precisamente. Se acercó al espejo y le miró, picó, aleteó, encrespó su lomo... Era un juego verlo, inpotente ante su agresiva imagen, sin embargo, a su lado, no lejos del ave, se acercaba un gato, negro como mis visiones. Le vi alargar sus uñas y arquear su lomo, cola y encresparse, listo para un juego sangriento mas. La paloma se miraba de costado entre el espejo. Voló hacia lo alto del cuarto. Olió el peligro, por supuesto. El gato empezó a mirarle con sus ojos negros y sus parabólicos bigotes. Vi todo esto cuando sentí coger el espejo mientras ambos animalillos, me miraron, preguntándose: ¿Adonde se lleva a mi amigo? Sus miradas me hincaron. Me detuve y di la vuelta al espejo. Me miré. Si, era yo. Viejo, enfermo, medio tonto y con mucho frío y sin ganas de trabajar... El perfecto vago. Dejé el espejo a un lado y fui hacia la paloma. Antes saqué al gato negro. Lo encerré en mi baño. Cogí la paloma que no cesaba de picotearme la mano hasta dejarla libre en la salida de mi cuarto, con la ventana abierta. La solté y se fue volando sin decir un gracias ni un hasta luego. Luego fui donde mi gato. Lo solté y este fue corriendo hacia el espejo. Lo miraba, arañaba, gemía y luego, se fue por la ventana de mi cuarto, posiblemente libre pero no tanto pues sabía que volvería por una dádiva mía. Iba a salir al trabajo pero me dije que hoy día no, hoy sería diferente. Sería una paloma, un gato, un vago mirando por la ventana de su cuarto, esperando salvar una vida... Tuve suerte, una cucaracha que estaba patas arriba peleaba on su suerte. La volteé y le vi alejarse por la ventana de mi cuarto, caminar por la pared hasta llegar al piso, para, seguir con su desconocida ruta, pero muy sabida por este bicho. Pensé que se iba a mirar al espejo pero este bicho sabía muy bien lo que deseaba. Quería morir o vivir para siempre, y murió aplastada por los pies de un vecino del costado de mi cuarto. Bajé de mi psio y recogí los restos del insecto y los tiré a la basura. Luego, subí a mi cuarto y fui a mirarme al espejo. No sé por qué, pero vi algo diferente en mí, como un intento de copiar algo digno que viera en ese insecto que ya no poseía la vida... Sonó el teléfono, rompiendo mis pensamientos. Mi jefe. Le dije que iría en un momento, no sé cuantos momentos, pero iría. Salí de casa al cabo de un rato y de tapar todo el espejo con pintura negra, y luego, fui a laborar, como siempre, y mas tranquilo...

San Isidro, Agosto del 2007