Monday, October 10, 2011

el canto del loco

¿qué cómo me volví loco?... estaba sentado frente a mi ventana cuando el sueño se puso delante de mí, con sus formas grises y azuladas... no hablaba nada, tan solo esperaba el instante en que el mundo se apagara de mi vida... empecé a pestañear y luego cerré los ojos para siempre... ¿qué ocurrió?... no lo sé, pero cuando desperté de aquel abrigo del sueño, tuve ganas de salir a las calles... salí como dudando y dentro de mí un calor empezó a llenar todos mis sentidos... era algo así como la felicidad o el grito de salida de todos mis seres escondidos... les vi alejarse de mí al dolor, el miedo, las ideas, los sueños, los demonios y dioses, y demás... fueron no sé hacia dónde pero algo dentro de mí no quiso salir... me fijé qué era y era yo, cuando niño, escondido, perdido, desnudo de todo... le cogí de las manos y salimos a las calles... le hablaba y él me escuchaba, y a medida que congeniábamos sentí que él crecía mas y mas... mientras yo me volvía una parte de él... luego, nada... tan solo busqué un lugar donde cobijarme y nada mas... desaparecí del mundo y de los hombres... de cuando en vez abría los ojos y lo encontraba gritando a la gente cosas hermosas que me llenaban el alma, dentro de mí sentía que estaba delante de un poeta... sus ojos desorbitas, sus voz como un trueno, su cuerpo en movimiento parecía no caber en su alma... era un hombre hermoso... le vi cuando le llevaban encadenado hacia las mazmorras de un centro para luego flagelarlo, bañarlo sin piedad; mas el brillo de sus ojos, siempre mirando los míos, le hacían seguir en su bella expresión... me sentía como un perro, pues, le lamía sus heridas y le escuchaba cuando nadie estaba a su lado, era tan solo un niño bueno y lleno de amor por la vida que no encontró más espacio en un mundo lleno de temores... ahora nadie le habla y le han llevado a un lugar solitario, pero tan solo yo puedo verle y escucharle... sangra día a día, y tose aún mas... todo seguía su cauce mortal si no fuera porque una noche miré hacia el cielo y le pedí al buen dios un instante con él... una luz alumbró mis ojos y sentí que estaba delante del ser supremo... le dije el porqué había tanta injusticia, dolor, maldad en los hombres... ven, escuché por toda respuesta, pero al recordar a esa parte de mí, supe que no debía dejarle hasta el último aliento... y así fue... le vi como los hombres le cargaban como un trapo viejo y echarle a una fosa común para luego enterrarle... era extraño pues quedé extático por horas como si aún brillara la luz de sus ojos... miré al cielo y volví a escuchar a dios: ven... miré la tierra que me acordonaba y no quise ir con dios... quedé en este mundo llorando mis penas, pero tan solo el recuerdo de aquel niño hombre me llenaba de fulgor por seguir así, una sombra entre tantas sombras...