Wednesday, November 19, 2008

la tami...


algo entre silencios y palabras tenía que escribir... recordé la tarde, un mercado lleno de gente, un féretro marrón brillante con gente muy vieja y triste alrededor. pregunté quién era el difunto. una señora que estaba metida entre platos, ollas, plásticos t artículos de limpieza me dijo, mostrando unos labios enorme, gruesos dentro de una cara de puñete que era el dueño de un puesto en donde vendía pescado hacía mas de treinta años. le pregunté su nombre del muerto y la edad. me lo dio, t también su edad: setenta y dos. no recuerdo el nombre, lo olvidé pero su edad, y esa gente vieja, triste, llena de flores blancas en un día gris, me hizo sentir que el muerto estaba mas vivo que ellos. compré los artículos de limpieza a la mujer y salí de aquel extraño mercado que hasta muertos encontrabas... caminando de regreso al trabajo vi un sol de oro... me gustó y me pregunté si el muerto había sido feliz. un ave negra se posó frente a mis ojos. me detuve y supe que esta era la respuesta. el ave negra tenía en sus patitas una rama blanca como las flores del muerto. le miré esos ojos fotográficos y le vi alzar vuelo hasta posarse en una casa lejana, dorada por el sol... seguí mi camino hasta llegar al trabajo. todo estaba en orden. entré y seguí laborando, sabiendo que mi muerte tenía el mismo color que el dorado del sol...

san isidro, noviembre de 2008