Friday, November 09, 2007

mes


conversaba con un amigo y me decía que un mes se pasa volando. estaba a punto de viajar lejos, tanto que ni imaginaba el lugar... aunque había escuchado el lugar una vez: BELEN. le pregunté para que iba. me dijo que deseaba mearse en los lugares sagrados. estás loco, le dije. si, respondió. cómo puedes sentirte luego de que has pasado por todo lo mío. le miraba la cara. estaba llena de sangre. sus manos estaban sin dedos y su cabello era un araña negra quemada. se paró y con un cuchillo hizo una cruz en la tierra. estábamos en un parque lejano al centro de la ciudad. de pronto se puso a mear. me dio risa escucharlo decir: así, así se mea cabrón de Dios, así... el pito de un policía nos sacó de la realidad pues, tal como mi amigo, estaba meando toda la cerveza que habíamos tomado luego de la golpiza que nos dieron unos borrachos, dejándonos llenos de dolor por todo el cuerpo y sin un puto mango. mi amigo volteó ante la llamada del policía y preguntó qué diablos quería. este cogió su garrote y le dio un mazazo en el pene, haciéndole caer como un viejo árbol, aunque no se quejó nada. me dio mas dolor que si me lo hubieran dado a mí. cogí una piedra y se lo tiré en la cabezota del policía. este también cayó como una olla de sopa... le miré y le seguí pateando hasta dejarlo lleno de sangre. me dio tanta rabia... levanté a mi amigo y lo cargué hasta llevarlo a nuestro auto. lo subí y arrancamos rumbo hacia su casa... mientras manejaba mi amigo despertó. ¿adónde me llevas?, dijo. a tu casa, respondí. no, me dijo. llévame al puerto que un barco zarpa de madrugada, y si gustas te vienes a BELEN junto conmigo a seguir con la meada. le dije que no, que tenía que trabajar, que mi familia me necesitaba, que esto y lo otro... cojudo, me dijo. y con una sonrisa larga y ensangrentada me dijo que no era un hombre. no le hice caso y seguí manejando rumbo al puerto. llegamos y lo ayudé a bajarse. un hombre vestido de negro y de piel del mismo color, pero mas negro, lo recibió diciéndole: nos vamos amo... ¿eres su esclavo?, le pregunté al negro. este me miró a los ojos y sentí que volvía a la lucidez. ¿eres el Diablo?, pregunté. sonrió y no dijo mas. cogió a mi amigo que se mecía como muñeco porfiado, y se lo llevó hacia uno de los inmensos barcos del puerto... me hubiera gustado despedirme, pero este parecía no escucharme. adiós, le dije con el pensamiento y me di media vuelta hacia mi auto. subí y arranqué rumbo hacia mi casa. llegué de amanecida y recordé todas las cosas que hicimos aquel día... fue todo casual. estaba laborando cuando mi amigo llegó con un almanaque del mes. hola, me dijo. no lo reconocí pues estaba lleno de heridas tal como les conté. pero al verle los ojos, le recordé. me habló de sus planes del mes, de día anterior y que este mes lo había cambiado totalmente. ¿en qué?, le dije. sonrió y me dijo que toda su familia había muerto por llegar borracho hace un mes. fue una casualidad. salió temprano y dejó la cocina de gas encendida. cuando su mujer e hijos fueron a encenderla, explotó, y todos volaron por los aires del edificio... el aún estaba ebrio, tirado en una banca al frente de su casa... se había quedado dormido sentado esperando el bus que lo llevaría a su trabajo. y cuando volvió en sí, vio el infierno... quiso gritar pero no pudo. todo su apartamento estaba incendiándose. entró como pudo y unos vecinos lo detuvieron. se puso loco y vio a su lado tres bultos, y vio las manitas de sus hijas y el brazo chamusqueado de su mujer... se paró y se metió a un bar. nunca mas volvió a su casa, pero una noche se le presentó el negro vestido de negro. soy tu esclavo, le dijo. mi amigo sonrió y dijo que sí. ¿nos vamos a BELEN?, preguntó. sí, respondió, antes voy a despedirme de unos amigos... y eso estaba haciendo hasta que me encontró. le creí en parte, hasta que le vi desaparecer con aquel negro... desde aquel día nunca mas lo he vuelto a ver, pero cada mes voy al puerto por si acaso vuelve él, o su esclavo, el negro...



san isidro, noviembre del 2007