Monday, November 19, 2007

artistas naturales


leí estas palabras en un libro que no recuerdo dónde estará y no le hice casi hasta que una tarde de verano vino un amigo a visitarme sobre todo a verme, me vio y preguntó el por qué tenía tantos libros en mi cuarto. le respondí que me gustan los libros. ¿los has leído todos?, preguntó. sí, respondí. me miró con ojos sorprendidos y agregó otra pregunta: ¿y, qué has aprendido?. ha escuchar, respondí. quedamos ambos callados por unos segundo y luego se sentó y me contó su vida y obras a lo largo de tantos años sin vernos.

me dijo que estaba casado, con dos hijas y dos perros, que vivía pobremente y que su esposa estaba gorda... pero soy evangélico y temo a Dios, agregó. hice un gesto no de burla pero si de desconfianza en sus palabras. seguimos hablando por varios minutos hasta que no tuvimos temas que hablar. se fue y le dije para volvernos a ver. te aviso, me dijo y sé fue.

iba a sentarme a escribir, pero recordé una película que iba a pasar por la TV. encendí el aparato y me dispuse a ver, pero, algo raro sentí. estás solo, escuché una voz dentro de mí. me puse a mirar mi cuarto. todo estaba en desorden y lleno de aparatos y libros y películas y hojas regadas por todo el piso mientras la TV seguía emitiendo sonidos y creando figuras con música de fondo, apagué el aparato. de pronto, el aire que respiraba se hizo pesado, casi sentía como una cadena de plomo en mi pecho que hizo tumbarme en el piso. estoy solo, pensé. me levanté, sacudí la mente y empecé a revisar libro tras libro que estaba sobre anaqueles y en el piso. cogí uno y leí: "los dioses no tienen sombra...". miré si la tenía, allí estaba cuando noté que las luces del cuarto se apagaban, haciéndose uno con mi sombra. entendí que la noche era la sombra del creador, o que el universo era la sombra de Dios. estoy raro, pensé. comencé hacer ejercicios, estaba gordo. luego, le fui a dar un duchazo... que rico, pensaba, si tuviera una linda mujer no me sentiría tan solo, pero no, estoy solo. miré mis sombra en la luz del baño. allí estaba. terminé de bañarme y salí hacia mi cuarto... me senté y me puse a escribir un poema, cualquier cosa y luego, empecé a sentirme menos solo hasta que casi me sentí en una fiesta. ¿qué ocurre?, pensé. nada, no ocurría nada, tan solo que estaba escribiendo y eso me hacía mucho bien, tanto que empecé a pensar que estaba feliz, muy feliz, al menos esta noche. miré mi sombra y... sí, allí estaba... no soy Dios, pero, escribo y eso me hace un creador...


san isidro, noviembre del 2007

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