Monday, November 12, 2007

personajes


tenía hambre y salí a la calle a comer un pan con chancho con us café y su buena atención. necesitaba estar con gente aunque nunca la halla visto. esto de estar encerrado escribiendo cuentos, novelas, poemas, o mirando la televisión es algo que agota y llega a hastiar... y allí estaba, sentado en una mesa cuando un hombre se sentó en mi mesa. siempre fui tímido y medio cobardón, por lo que no hice nada. le miré, saludé y continué con mi café y mi pan con chancho. llegó el mozo y pedí otro café, pero esta vez deseaba hace una sobremesa, mirando a la gente que entraba, salía o que aún permanecía sentados, cenando o mirando a la gente como yo. de pronto sentí como un sonido en la mesa y recordé al hombre sentado en mi mesa. volví a sonreírle y saludarle con una bajada de cabeza, a lo japonés. el hombre siguió mirándome con intensidad. levantó la mano y observé que estaba escrito mi nombre en ella. luego, levantó la otra palma de la mano y leí números. me fijé bien y eran mi fecha de nacimiento y una fecha futura, algo así como veinte años mas. ¿qué es esto?, le pregunté al hombre. este cogió un papel y una pluma y se puso a escribir. es mudo, pensé. luego me mostró lo que escribió, y leí: soy uno de los futuros personajes de usted, de su obra. me quedé sorprendido. le pregunté si deseaba comer o tomar un café. dijo que no, que estaba satisfecho. ¿qué es lo que desea de mí, señor personaje?, le pregunté. me dijo por escrito que tenía una historia para él. le escuchó, le dije y le escuché hablar por la primera vez. me encantó el tono de su voz y me quedé pegado en su historia. me dijo que había vivido en París y en Luxemburgo, y que se había casado una vez, que tenía una hija de trece años y que la odiaba porque no se le parecía nada. agregó otra historia de su madre y sus hermanos. casi los podía ver. era tan agradable escucharle... de pronto, se calló, se paró y sin decirme nada, se fue del café... le vi salir hasta subir a un auto y esfumarse como blanca nieves... me paré y pagué lo consumido. salí a la calle y empecé a caminar hacia mi casa. cuando llegué , ya tenía otra historia que contar. me senté en mi escritorio y escribí una historia. extrañamente no era la misma que escuchase a mi personaje, que al final del cuento fue uno de los menos importantes. cuando terminé, me levanté y fui a la refrigeradora a tomarme una cerveza. me la tomé y me eché a dormir, y en mis sueños encontré al mismo personaje, esperándome, sentando en un parque. me le acerqué y le saludé. este me miró y me dio un beso en las manos... gracias, me dijo. de nada respondí...


san isidro, noviembre del 2007

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