Sunday, October 30, 2005

Movimientos Verdaderos

Entre a su cuarto y encontré miles de libros, cuadros en cada una de las paredes de la mansión, muebles totalmente abandonados y apolillados... Caminé por entre todas las joyas artísticas hasta llegar al escritorio del poeta. Y allí le vi, tirado sobre miles de hojas en blanco, y en cada una de ellas revisé que tan solo una palabra se repetía y repetía, en todos los tamaños y en diferentes colores. Se volvió loco, pensé mientras cogía uno que otro papel, como buscando un poco de claridad, entendimiento del porqué un hombre de su riqueza y talento se hubiera encerrado de aquella manera, pero no pude entenderlo, tan solo recordaba aquella palabra escrita, aquella palabra que mi hizo dejar de soñar y vivir aquella palabra.

Salí de la mansión y tomé un coche que me llevaría de vuelta al inicio de esta aventura, la aventura de la búsqueda de la verdad, el inútil esfuerzo de cada alma que camina sobre la tierra. Pensé que este hombre que había amado a través de su arte, cartas, vida, genio, tenía la respuesta al fin de mi búsqueda, pero me engañé. Tan solo era uno como muchos que bordeaban como esos tiburones la sangre de un ser humano buscando saciar su hambre y curiosidad.

Bajé en el Diario y me puse a escribir la muerte del poeta. Mi artículo saldría al día siguiente, y sabía que nadie creería lo que puse, pero esa era mi experiencia. La verdad no existe, no hay que temerla. Luego de terminar de escribir mi artículo se lo puse encima del escritorio de mi editor al mismo tiempo que le anunciaba mi renuncia.

Llegué a mi casa y cogí mi maleta, llenándola de ropa y cosas necesarias para mi último viaje. Dejé una nota a mi amiga en donde rompía todas nuestras relaciones. Llamé al aeropuerto y separé un boleto para Roma. Sí, iría nuevamente a buscarme a mi mismo, a mi pueblo, en Florencia, Toscana... Alquilaría un cuarto y me pondría a pensar y pensar, en paz.

Llegué a mi pueblo y todos mis amigos habían envejecido, o se había ido hacia América. Todos mis familiares estaban lejos. Esto era ideal pues no deseaba que nadie me reconociera. Cada día salía a pasear por los parques, las calles de la vieja ciudad, las Iglesias, las viejas rutas y posaderas... Todo estaba más muerto que antes, pero, había algo en ellos que me decía que debía quedarme allí para siempre. Sí, pensé, para siempre. La verdad, la verdad, verdad, en eso pensaba de día y noche, recordando la palabra que el gran poeta italiano había escrito millones de veces..."Verdad".

Todo seguiría igual sino fuera porque una mañana, en uno de mis paseos, vi a un niño que era idéntico a mí mismo. Me le acerqué y el se acercó.

- ¿Qué buscas?

- La verdad... - le dije.

El niño, que era yo cuando niño, o en todo caso una ilusión, o qué se yo, comenzó a reír y reír y reír sin parar... Y cuando le quise decir que callara, sentí que su risa se volvía como una onda que me arrastraba hacia un lugar lleno de millones de voces. Traté de gritar pero no pude. Y cuando cobré la razón me vi echado en una banca de mi vieja ciudad con cientos de niños que no dejaban de mirarme. Me traté de levantar y no pude. Estaba sin piernas ni brazos. Es un sueño, me dije. Cerré los ojos rezando para que despertase de aquella sombría ilusión y cuando los abrí me encontré con mis hermanos que me miraban asombrados diciendo que al fin había hablado. Traté de moverme y mi cuerpo era la de un recién nacido. Maldije mi locura y nuevamente cerré los ojos, pensando en el lugar en donde caería, y cuando los abrí, me vi sentado en un escritorio escribiendo una y otra vez sin poder dejar de escribir una sola palabra: "Verdad"... Grité, y perdí la conciencia, luego vi que alguien muy especial, se acercaba, miraba mis manos inmóviles, mis hojas escritas, mi oscura casa, y luego, lo vi alejarse de mí... llevándose mi esencia, mi conciencia, mi ser, sobre sus hombros, sobre cada partícula de sus sentimientos... Y entendí, realicé, que yo, que yo era un viajero, una pluma movida por el viento, un instante fluyendo a través de los momentos eternos… La Verdad era todo, todo movimiento entre movimientos...

San isidro, octubre del 2005

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