Friday, September 16, 2005

CAMILA

Frente a mí estaba una muñeca de ojos redondos, cabello negro, y piel rosada como el salmón. Luego vi a otras muñecas, me gustaron pero no tanto, así que decidí por comprar las tres muñecas que eran casi idénticas a la primera que vi. Cogí una bolsa grande y fui hacia la caja de ventas. Pagué, me dieron un recibo, y antes de irme del centro comercial le dije a la vendedora, que era muy linda y hermosa, el lugar en donde podrían envolverme las tres muñecas en papel de regalo. Muy gentil la bella señorita de ojos y cabellos negros, me indicó el lugar.

Y así fue como compré las tres bonitas muñecas tamaño casi normal de niñas de tres años. Tomé un auto y le indiqué la dirección en donde estaban mis tres pequeñas sobrinas de tres años para quienes eran dichas muñecas. Yo, soy tío de tres lindas sobrinas que, increíblemente, cumplen años el mismo día, tienen el mismo nombre, y las quiero por igual. Y justamente aquel día era el día de sus cumpleaños, y hacia allí iba yo con el auto... Mientras viajaba comencé a pensar el por qué yo no tenía hijos, ni siquiera esposa ni pareja. Pensé que quizás no todos tenemos la misma suerte, o que unos han nacido con un destino solitario, como es mi caso, o que no le gustan las mujeres, en fin, en esos pensamientos estaba cuando el auto en que viajaba sufrió un terrible accidente, tan terrible fue que el auto quedó echo una lata de sardinas, el chofer quedó sin cabeza y con el cuerpo trozado, y yo, bueno yo, quedé completo pero parapléjico por el resto de mi vida. Sin embargo, en aquel momento mientras sentía que el auto daba vueltas y vueltas como un trompo, lo único que pensaba era en las tres muñecas que había comprado para mis tres sobrinas.

Y aquí estoy, y ya hace muchos años, siempre recordando el día en que visitaba a las pequeñas Camila's, echado en una cama, atendido por una enfermera que me baña y ejercita mis miembros, me cuenta las últimas noticias y el tipo de clima que estamos pasando, etc. También, pero no siempre, vienen mis tres sobrinas Camilas que ahora ya tiene mas de veinte años, pero ahora, y luego de tantas desgracias, las veo tan lejos, tan lejanas al sentimiento que tenía cuando iba hacia la casa de una de ellas para regalarles sus muñecas que tanto me pidieron, tan lejos me sentía que muchas veces me dieron ganas de morir, en verdad, de morir, por ello es que a través de la enfermera le rogué a una de mis tres hermanas que deseaba que me trajeran las tres muñecas que había comprado hacía mas de veinte años. Ellas, muy contrariadas pero comprensivas, aceptaron. Y eso, las lindas muñecas, fue algo que cambió el resto de mi vida pues cada vez que las veo me hace recordar en las miles de posibilidades que hubiese tenido si hubiese escogido otro tipo de muñecas, por ejemplo, aquella que tenía los ojos azules y el cabello rubio, o la negrita de trenzas, o aquella que era toda de tela de colores tipo peluche gigante y que tenía los ojos mas bellos y grandes que nunca antes había conocido, en verdad, esa experiencia de imaginar me hace viajar y viajar… y me remonto a otro lugar, como si yo fuera el director de una verdadera obra de teatro, y creo escenarios, espacios, climas, tiendas de juguetes, autos modernos y seguros, y también imagino personajes, como la señorita de la caja de aquella antigua tienda comercial. En mi viaje creativo la veo sonriendo de oreja a oreja, de tal forma que yo, como actor principal, no puedo resistir y sonrío con ella, y ambos, conocemos el amor a primera vista, aquel que te hace sentirte tan feliz… y conversamos ante la protesta de toda la gente que hace su cola para pagar, pero los dos no hacemos mucho caso, y quedamos en que yo la esperaré a la salida, que tengo una linda sorpresa para ella, y allí, mientras la espero y espero, junto con mis tres muñecas bien envueltas con papel de regalo, la invito a ir conmigo a la casa de una de mis hermanas para celebrar el cumpleaños de mis tres sobrinas llamadas Camila’s. Y es allí cuando observo que la linda señorita de ojos y cabellos negros se queda boquiabierta, y toda sonrojada me dice que ella también se llama Camila, y su muda y exquisita mirada, y su clara y abierta sonrisa me abre el corazón, el ensueño, y me veo subiendo a un auto bien cuidado, pequeño quizás pero seguro, y viajamos rumbo a la casa de mis tres sobrinas, y noto que este auto es conducido por un chofer bastante gentil que con una sola mirada descubre que yo y Camila estamos perdidamente enamorados...

Y yo, mientras miro a las tres muñecas, siempre viajo, y viajo mucho, y en ese viaje, en esa creación de ensueños tengo una esposa, una hija y ambas se llaman Camila’s, pues es en verdad, un precioso nombre, así como el nombre de mis tres lindas muñecas, y de mis tres lindas sobrinas...


San isidro, septiembre del 2005