Monday, September 19, 2005

Cuadros imaginarios

Mi nombre no importa, mi edad tampoco, quizás tú si te importes. Recuerdo cada vez en que de puro cansancio cerraba los ojos y poco antes de entrar a perder toda conexión con lo real llegaban hacia mí una serie de imágenes como fotos en movimiento, pedazos de película...

Uno

“Veo a muchos niños que no saben hablar, que están desnudos en una isla llena de árboles de coco. Son muchos niños y niñas que con una especie de báculo se cuidan ante fuerzas superiores a ellos... Me les acerco y todos me rodean y me abrazan. Siento tanto afecto, tanto calor humano que desearía estar así el resto de mi vida, pegado a una masita de enanos, con esos ojos brillantes, esos cuerpos que aún no terminan de crecer, como esos tallos que brotan verdes de la tierra y que en su silencio perfecto me dicen todo, y eso es lo único que anhelo saber...

Y cuando abro los ojos me encuentro sentado en mi silla, con una pluma azul, un cuaderno de páginas cuadriculadas y a toda la gente que pasa encima de mí mientras continúo tratando de escuchar a la gente, leerles sus labios pues sólo así puedo escucharles, sólo así puedo creer que soy como ellos que escuchan los cantos variados, los entre silencios, aquellos aires fuertes que pasan por sus pieles, pero sólo puedo leerles sus labios...”

Dos

“Veo a toda mi familia que están reunidos al borde de una mesa, y en ella, en la parte mas angulosa está mi padre, y en la otra está mi madre, y todos los hijos estamos sentados a su lado, en silencio, pues a mis padres no les gusta escucharnos, ellos sólo desean escucharse a sí mismos a través de nuestras existencias... como si fueran monjes, con votos de total sumisión, entrega, y una gran obligación a ser una pieza del gran reloj que rige la vida de todos los seres humanos...”

Tres

“Estoy sentado en un parque con un perro, trato de decirle algo pero de mi boca salen aullidos de perro... Y mi perro al escucharme me habla, y me habla así como yo cuando juego con él, y veo que se sube a la silla, me lame la mano, la cara, todo el cuerpo y me habla, me dice que soy lindo, que pronto me llevará a pasear por el parque pues ahora tiene que trabajar... Yo intento hablar pero sólo me salen angustiosos aullidos...”

Cuatro

“Todo el mundo está en total oscuridad, no hay electricidad en el mundo entero, y me agrada mucho, puedo escuchar mis propios pensamientos, veo las sombras y siento que algo me dicen al producirse por la fogata encendida, me dicen que es malo ver, oír, hablar demasiado... Es mejor esperar el día que se acerca con sus rayos, tocando toda la oscuridad en que vivo y haciendo que todo encuentre claridad, su propio mensaje, su poema de amor...”

Cinco

“He leído a tantos artistas, y en cada uno de ellos noto que la soledad es su más leal compañero, que la tristeza es el lenguaje de su musa escondida... Si, he leído a tantos y en cada uno de ellos encuentro un pedazo de mí, escondido entre las miles de letras sobre el papel en blanco, así como mi identidad que yace tatuada en alguna parte de mi íntima oscuridad...”

Seis

“Cada día voy a trabajar, y diariamente veo a mis compañeros. Les temo, pero en el fondo les quiero, por ello les temo, puede que rompan mi corazón y ya no quede en la vida nada que pueda unir ese corazón con el resto de sus miembros...”

Siete

“Me gusta cuando veo una playa enfurecida, con esas olas gigantescas que no tiene piedad al coger a todos mis seres queridos, y me gusta pues nunca me llega a tocar, es que yo hace mucho que he dejado de creer en un solo sueño y en una sola realidad...”

Ocho

“Cuando veo a personajes importantes me causa gracia pues siempre los imaginé gigantescos, y ahora que están frente a mis ojos los veo del tamaño de un sueño escondido, soterrado en la intimidad de mi mundo misterioso…”



San isidro, septiembre del 2005