Friday, October 05, 2007

lugares prestados


me gustaba lo que hacía hasta que llegaron los gatos. nunca había tenido nada, pero esto de tener un cuartillo, en el techo de un techo, era algo que me gustó mucho, hasta que llegaron los gatos. cuando entraron a mi cuartillo, no dije nada, parecían amigables, pero sus colores y si manera orgullosa de moverse me asustó. uno de ellos se sentó en mi colchón y se enroscó con mis trapos. el otro se puso a sobarse con mi pierna, luego, muchos gatos entraron y todos ellos saltaron a la mesita donde desayunaba. me asusté porque no dejaban de mirarme. de pronto, entró un gato grande un de color gris. todos se bajaron de la mesa y hasta el gato que estaba a mi lado se fue del cuarto. quedamos el gato gris y yo. este se puso frente a mí y se echó en el suelo sin moverse, tan solo respiraba y movía la cola como una serpiente. me iba a parar pero el gato abrió los ojos y me sentí hipnotizado. quise pararme, no pude. vi como el gato cerraba los ojos y yo también, hasta que quedé profundamente dormido sentado en el piso. cuando desperté el gato gris estaba junto a uno gato negro, mas pequeño que este pero parecía mas malo pues en su pelaje tenía muchas heridas y le faltaba un ojo. una cicatriz cruzaba su rostro. el gato gris se le acercó y pareció hablarle. no pude entender, pero vi como este gato negro salía volando del cuarto. yo quería levantarme pero apenas me movía, los ojos del gato me cogían de los hombros y me sentaban. estaba poseído. por suerte hice un gran esfuerzo de voluntad y salí del cuarto. corrí y bajé del techo y cuando estuve en el primer piso me di cuenta que el que había huido era un sueño pues vi un pedazo de mi cabeza cubierta por las colas de todos los gatos... iba a seguir corriendo pero decidí volar. abrí mis brazos y me elevé como un globo. era bello estar flotando en pleno cielo, como si fuera un sueño del cual nunca mas despertaría, pero sentí curiosidad de ver mi cuerpo. entré al cuarto y vi mi cuerpo enterito. traté de entrar en él, pero no pude. de pronto mi cuerpo abrió los ojos y pude ver los ojos del gato gris... seguí flotando hasta llegar a la oscuridad de la noche eterna. nunca mas he vuelto a despertar, excepto para escribir, aunque no sé bien quién escribe, el gato gris o yo...


san isidro, octubre del 2007