Ciudad tras ciudad he caminado y lo mas bello de todo es la gente. Gente al igual a mí, caminan, de aquí para allá. Me gusta verlos, parecen que saben lo que quieren... Me detuve un instante e imaginé preguntándoles si les gustaba la vida que cargaban. Uno de ellos se detuvo frente a mí y me escupió el rostro. Luego, siguió adelante, molesto y sin saber que lo que había hecho estaba bien o mal. Es seguro que hablaría de esto con un amigo, o no, y le contaría lo que ha hecho. Ambos reirían... Pero nuestro amigo aún recordaría mis ojos, mi cara con sus escupitajo. Una cara al igual a él, simple y sencilla, pero, sonriente de que todo es una ilusión o un texto libre...
Estaba en mi auto. No podía leer. Sentía la angustia de saber lo que hacía. No hago nada, pensé. Los autos estaban detenidos. La radio del auto vecino sonaba terriblemente. Cerré los ojos y supe que este no era un buen momento. Abrí los ojos y los autos avanzaron, lentamente, andando tras su destino. Avancé como todos, pero sabía que muy pronto saldría y pensaría si todo no es mas que una ilusión de concreto en movimiento...
Una vez leí que la nacionalidad es una cuestión de fe. Es verdad, pero, me hubiera gustado nacer en otro planeta o, en todo caso, nacer con la vida clara y feliz, hasta el último día de mis días. He visto tanto a lo largo de mi vida pero me quedo con estas imágenes que veo todos los días. Son de la ciudad cuando el día está naciendo. Le veo y me digo si pronto despertaré y no habrá mas autos ni nada por el estilo. Todo sea un gentío brillante de sueños y anhelos...
Una vez leí que la nacionalidad es una cuestión de fe. Es verdad, pero, me hubiera gustado nacer en otro planeta o, en todo caso, nacer con la vida clara y feliz, hasta el último día de mis días. He visto tanto a lo largo de mi vida pero me quedo con estas imágenes que veo todos los días. Son de la ciudad cuando el día está naciendo. Le veo y me digo si pronto despertaré y no habrá mas autos ni nada por el estilo. Todo sea un gentío brillante de sueños y anhelos...
Seguí hacia mi tienda y cuando llegué los problemas estaban tan fríos y grises como el día. Entré al negocio y supe que debía recordar lo mas importante. Estaba vivo, al menos hoy, y hoy estoy vivo así como tu que lees y ves lo que he visto a lo largo de uno que otro día...
Lima, septiembre del 2007