Tuesday, September 11, 2007

Horderlin

Sentado frente a la vida
tomaba mi café con leche
mientras un libro negro
con imágenes amadas
esperaban al lector nocturno...

Terminé ese pan,
ese vaso con café y leche
y supe mi destino de cuerpo satisfecho

Ungí mis ojos en el libro negro
y la voz del poeta
embarró mi alma
de letras inocentes,
inmaduras,
crespas como las olas
y supe que le amaba...

Esos cantos se hacían flores,
ambientes de colores y formas
Era el cielo en mis ojos
Era Horderlin
quien estaba frente a mí…
con sus letras siempre vivas,
lúgubres sótanos de letras negras
y esa locura bella
llamada poesía...

Murió loco
cuidando la madera
de un Cristo de esquina comercial

Murió y allí
empezó a vivir
como una estrella
que brilla
oscureciendo la luz
que toca nuestras almas
por esa belleza
llamada poesía...

Le hice un cuadro,
un poema mas o menos...

Le hice mi maestro
aunque no tenía clases...

Y ya en mi cuarto
le di las buenas noches
como esos búhos juzgadores
que no cesan de besar
el aire negro
de una noche luminosa
bajo el yugo
de la poesía...


San Isidro, Septiembre de 2007

¿Aló?




Acabo de llegar y eso es lo que queda de mí. El mundo ha hecho su parte y mi mente ha sido atropellada, zarandeada, exprimida y mas y mas... Me siento contento de estar vivo, aunque esté tan agotado. Me hubiera gustado no salir a la calle, pero, el trabajo, ese gusano que no cesa de fiscalizarme día y noche. En fin, aún vivo, y de eso escribo como esos monos con sus bananos en las manos.

Me hubiera gustado ver a tanta gente que amo y no puedo. El tiempo, el trabajo, es decir, las excusas sociales, o las cadenas mentales que usamos a diario en este barco social. Creo haber cruzado una de las más pesadas tormentas del mundo. Sí, una de las más pesadas. Un joven me llamó. Necesito un abogado, me dijo por el móvil. Fui a buscarle y le presenté a un conocido de las leyes, un abogado de esos que gustan vestirse bien y ganar lo que comen y visten. Conversaron y luego, los dejé en su mundo de cristal, frágil como una pompa de jabón. Un problema gratuito que gané mientras caminaba por las calles de la gran ciudad... Seguí caminando hasta llegar a una plazoleta. Vi una hermosa pileta del siglo pasado. Hermoso, me dije. Seguí andando hasta llegar a mi centro de trabajo. Subí al auto y seguí laborando… Y así la pasé hasta llegada la noche, solo como una estrella en el frío cielo…

Compré varios libros. Fui a una gran librería, estaba cerrada por inventario. Regresé a mi cuarto, solo, agotado y con ganas de escribir y escribí con gran placer mientras tomaba una cerveza cristal. Me sentí mejor mientras escuchaba jazz. Soy afortunado, pensé. Sonó le teléfono. Me paré y pregunté quién era. Silencio. Más silencio. Colgué. Me senté de nuevo a escribir cuando el teléfono volvió a sonar. Me levanté y cogí el fono. Dije aló. Silencio. Aló, volví a decir pero con mas fuerza. Soy yo, escuché. Era la voz de una mujer, pero no recordaba quién era. Pero, como me sentía un poco solo, decidí conversar con ella...

- ¿Tienes novio?

- No

- Cómo te llamas...

- ...

- ¿Sabes quién soy?

- No

- Entonces... ¿Por qué me has llamado?

- Me sentía sola y llamé a cualquier número...

- ...

-...

- Chau

- Chau...

Colgué y no sé por qué me sentí menos solo y más contento. Miré mi máquina y decidí escribir...



Lima, septiembre de 2007