Thursday, October 12, 2006

El Nóbel

Acabo de leer el mensaje de Nóbel, la verdad es que me había olvidado de ese premio. En esta parte del camino se me hace agria la boca cuando veo a cientos de lectores buscando los libros del Nóbel de año. Eso ya pasó para mi, casi no voy a las librerías. Voy y paseo por los libreros viejos y si veo algo interesante como libros de la editorial Aguilar, Obras de Griegos, los compro. Acabo de comprar a Plutarco y a Diógenes, dos Biógrafos, entre cuatro libros que ya compré. Los voy a leer, se ven deliciosos.

También he conseguido un libro de Fresan, "A la velocidad de las cosas", un libro de cuentos muy interesante; a Kawabata, "Historias en la palma de una mano", algo tan especial como el mismo autor japonés; pero, Borges me atrae mas. Los dejé sobre mi escritorio, con un separador en la página en que me quedé, y continué con el Tercer tomo de Obras Completas de Borges, mientras miraba de reojo los cuatro tomos de Aguilar de Los Griegos, y ellos me miraban a mí, al menos eso empecé a sentir...

De pronto recordé a Macedonio Fernández, a Sócrates, a Pitágoras, etc., personajes que no deseaban ser editados por nadie pues creían que las letras iban a desmejorar la memoria de cada ser humano. Puede ser, pero es un paso hacia atrás, un volver a nuestra raíces, a escuchar al vecino, a uno mismo y ver que cada uno de nosotros es o no, una página llena o no, letras bailando al compás de un tono, signos de un libro eterno, o, del Diccionario Secreto de Dios. Puede ser, ¿no les parece?

Cerré los ojos un momento y decidí una vez más que todo es una maravilla galopante cuando puedes aun respirar en este nuevo y anciano instante de lluvias de existencias. Existencias que encierran eternidades imposibles de encasillar, pero sí apreciar como cuando vemos la cola de un cometa fugaz… O como ese perro que se escapó de casa por una hora y que la fue a perseguir la empleada que no conocía muy bien la casa donde trabajaba. Fue gracioso ver que quien se perdió fue la empleada y no el perro que guiado por su instinto, volvió a su hogar. ¿La empleada? Volvió a su casa, lejos, muy lejos del lugar a donde trabajaba, en fin, también volvió a su hogar...

San isidro, octubre de 2006