Friday, August 31, 2007

perro



Todas las mañanas hace su caca en la puerta de mi cuarto. Huele terrible. Y, apenas salgo a darme un duchazo, viene en pos de una sobada de panza o de una rascada de columna que tanto le gusta. Tiene no más de ocho meses pero es un buen amigo. Hay veces en que lo hago pasar a mi cuarto pero sus pedos son peores que sus eses, por lo tanto, lo dejo en la puerta, durmiendo, roncando, porque ronca peor que yo. Le pongo una cena con abundante agua y le dejo todas las mañanas, encerrado entre el techo de la casa en que vivo y la reja de salida.

Pareciera mirar a la gente con pena, pero no es así. Ya ha destruido muchos zapatos míos entre otras cosas peores. Y, extrañamente no le gusta salir a la calle. Odia a la gente extraña o quizá sea que le teme tanto como ellos a él. Si vienes un día a mi casa, verás que es verdad, aunque se te acercará para darte unas lamidas en las manos o pies, y si le das un poco de tu amén, verás lo que te digo...

Aún así, le quiero. Sobre todo cuando llego a casa agotadísimo. Me mira y me lame las manos que tengo que volvérmelas a lavar para cenar porque a este perro le gusta comerse sus propias eses. Y mientras ceno, me mira. Muchas veces me doy la vuelta y ya, ya cenó por mí. Es un buen perrito, le quiero tanto como él a mí. Me gusta sus ojos. Negros como la noche embreada. Y sus cabellos son de una fiera o un tigre mesclado con oso. Le quiero, no hay nada que hacer...

Le observo mucho, sobre todo cuando salimos a pasear por las mañanas, y va y viene de una rama de un árbol hacia otro. Mea. Caga. Vive como tu, como yo. Hay veces en que me pregunto quién vivirá más, quién le recordará... Dicen que este tipo de perro vive por lo menos más de veinte años. Y yo que ya voy por los sesenta, creo que me verá dejar este mundo extraño pero bello como sus ojos negros. Espero que cuando lo haga, este viejo perro esté a mi lado, como ahora en mi cuarto, en que sus pedos me asfixian, pero, uno a todo se acostumbra... a todo, hasta el amor a los animales...


San Isidro, Agosto del 2007

piernas


eso es lo que vi mientras cerraba los ojos con un libro en mi pecho. piernas de personas, en este caso son las piernas de un grupo musical, que en verdad no me agrada, siento que no son ellos mismos, mas bien una versión de Sting en español, pero, esa es mi estúpida versión pues, ¿qué hay nuevo bajo el sol?... me agrada cuando es Borges quien lo escribe. hace poco leía uno de sus Diálogos entre Borges y Sabato. tal para cual, uno oscuro y pesimista, el otro fantástico y gran soñador. me gustó aquel libro de Diálogos.

nunca me había puesto a pensar en las piernas de las personas. unas son gruesas, blancas, débiles, huesudas, lisas, velludas, etc. una gran variedad para la mente. el creador sí que tuvo gruesas ideas al respecto. por mi lado, continúo escribiendo cosas que siento que deberían decirse sin ningún afán de notoriedad, mas bien, el de desaparecer cada vez mas.

eso está pasándome en estos tiempos en que escribo y casi dejo de ser yo mismo, como si fuera una sopa de letras quien dijera, contara estas notas en este Blog tan especial, y al cual le estoy muy agradecido porque me dejan escribir sin preguntarme quién diablos soy, eso no importa, mas bien el que continúe contando historias como la de estas piernas que se muestran como postes, árboles humanos, deshumanizados, con hambre de originalidad. eso es lo que veo y siento, pero las piernas que yo vi en mis visiones fueron muy diferentes. habían como preocupación entre todos, como si tuvieran vida propia. listos a dejar cuanto hacían e hicieran otra cosa como el arrancarse del cuerpo e irse corriendo en búsqueda de su sentido que no sea igual al de los caballos.

he visto piernas mutiladas. también entrepiernas mostrando esos vellos y el útero de una mujer al cual no se le ve nada mas que lo que los ojos quieren ver. amo la vida. amor es una palabra muy corta y justa para alguien como yo que precisa de palabras dulces, miradas tiernas y letras que leer mientras la vida le de ese don de la vista porque es un don, y uno gigantesco. ver como el cielo se hace mas y mas negro, o azul oscuro, y cuando amanece ver toda ese despertar, esos cantos de ángeles antes que de las avecillas. eso, es lo que escucho mientras despierto. y, piernas, piernas cubiertas por ropas que ocultan fuerza, responsabilidad, dureza y eso que no existe idioma aun dicho en la vida y quizá en la muerte. piernas que vi y que ahora las veo aproximándose hacia mi con esos zapatos que me dicen una cosa sencilla pero real: piernas vivas, piernas vivas, piernas....


san isidro, agosto del 2007

Wednesday, August 29, 2007

El último de mis padres


Le conocí tarde, estaba sentado en un auto cuando le vi por la primera vez. Estaba besando a una mujer. ¿Quienes serán?, pensaba. Veía perfiles. Cuerpos anhelando chuparse el uno del otro. El tiempo pasaba cuando sentado en un auto vi que del otro auto bajaba mi madre. Mi madre, mamá, mamá... No entendí mucho. Pensaba que todo era un error, un juego de sombras, una mancha grabada en mi vida... Mi madre subió al auto y partió. Estaba contenta, llena de alegría y mis tías a su lado no sabían qué hacer para hablar sin que pudiera yo escuchar.
Llegué a casa y me fui a dormir. Desde aquel día, la magia y el amor a mi madre cambiaron por este señor.
Le volví a ver ya en casa, dueño del cuerpo de mamá y de lo que salió de ambos cuerpos. Dos niñas que fueron mis hermanas pequeñas. Les quise como a nadie. Veía a ese señor y a mamá y no podía quererles. No. No. No. No.
El tiempo siguió su camino y luego, me fui de casa. Busqué la verdad y ella me encontró a mí. Fue bello. Tenía un sendero, un lugar en donde estar. Basta de sombras y misterios. Todo era claro como el día. Mi vida estaba llena de alegría y amor, y recién lo sabía.
Volví a ver a este señor que cuando me miraba a los ojos, decía: Hijo. Le miraba y nunca le dije padre. No. No. No. No.
Le llegué a respetar, admirar, querer, como siempre se hace... a la distancia. Murió una mañana de Junio, lejos de todo. En su viejo continente, junto a mamá, abrazados y jurándose amor eterno. Nunca mas lo volví a ver, pero siempre le sueño y cuando estamos frente a frente, hablamos como lo que somos, viejas sombras tras los ojos sorprendidos de un niño...
Le digo muchas cosas, y esta vez, escucha todo lo que digo, lloro, grito, callo. Es el último de mis padres y cuando veo su foto, le saludo y siento que su sombra está a mi lado...
San Isidro, Agosto del 2007

PAPA



Padre

No tengo nada que decir

Pusiste semillas allí

En la tierra de mi madre...

Yo

Yo

Que no sé aún quién soy

Escribo estas notas

que no dicen mucho mas

que esta foto que guardo de ti...

Hace años te vi

Sentado en tu auto blanco

Y ahora tu cabello es poco y blanco

Sin recuerdos ni futuros

me miras

y preguntas siempre:

¿Quién eres?

Te digo el nombre que me diste

y recuerdas

con tus cabellos blancos

y sonríes

mostrando pocos dientes,

poca esperanza,

poco amor a la vida...

Veo esta foto

y me digo

si algún día

podré ser como tu...

Espero que no,

que la vida me enseñe a vivir

y esperar más vida,

más allá de la muerte...

San Isidro, Agosto del 2007

Tuesday, August 28, 2007

No te conozco


Sonido de piedras
cantos de aves soñando
pueblos sin gente pensante
Hay vida en tus dedos,
uñas afiladas
arañando una imagen...
la mía...
¿Puedo ser tu amigo?
Hay espacio en tu laberinto
en ese sosiego mental
cuando abres la puerta a los muertos vivientes
Uno es poca cosa
cuando pasan los años
Uno es ese que escribe
cuando el tiempo arrastra su presente
¿Puedo conocer tus pensamiento?
¿Habrá un concierto de música clásica para mi alma?
¿Un sueño sin apellido?
La noche oculta mis rostro
Mis ojos solo ven ese lugar al cual miras a lo lejos
Estás sola
en plena carretera
rumbo hacia el futuro,
lejos
donde ni en sueños podré mirarte...
Tengo esta foto
que lo es todo...
Un beso en mis dedos
y una mirada sincera que araña el tiempo...
San Isidro, Agosto del 2007

Inesperado



Y esta foto la tomo un amigo, bastante aburrido en una noche mágica para mí que, por cierto, estaba contento como pocas veces.

Dicen que la alegría es el estado natural de la cosas. Cuando se recibe un regalo inesperado, bello, anhelado y esperado, uno se siente especial. Ese fue mi caso. Volvía de la calle con cuatro libros imprescindibles. Los consiguió un amigo en Buenos Aires a un precio de cuatro por uno. Una bendición.

La noche me agrada, me llena de magia, de eso que escucho cuando Mahler toca su Décima Sinfonía. Algo en la oscuridad que brilla a escondidas y que toca partes perdidas de mi mismo. Un regalo, inesperado de Mahler para mí. Escucho los gritos de esta noche, es decir, el silencio de los soñadores, es espantoso, mágico. Podría relatar una historia, se me está permitido. Así que...

Un ave se detuvo frente a un espejo cuando, sin saber cómo, entró en un cuarto, el mío precisamente. Se acercó al espejo y le miró, picó, aleteó, encrespó su lomo... Era un juego verlo, inpotente ante su agresiva imagen, sin embargo, a su lado, no lejos del ave, se acercaba un gato, negro como mis visiones. Le vi alargar sus uñas y arquear su lomo, cola y encresparse, listo para un juego sangriento mas. La paloma se miraba de costado entre el espejo. Voló hacia lo alto del cuarto. Olió el peligro, por supuesto. El gato empezó a mirarle con sus ojos negros y sus parabólicos bigotes. Vi todo esto cuando sentí coger el espejo mientras ambos animalillos, me miraron, preguntándose: ¿Adonde se lleva a mi amigo? Sus miradas me hincaron. Me detuve y di la vuelta al espejo. Me miré. Si, era yo. Viejo, enfermo, medio tonto y con mucho frío y sin ganas de trabajar... El perfecto vago. Dejé el espejo a un lado y fui hacia la paloma. Antes saqué al gato negro. Lo encerré en mi baño. Cogí la paloma que no cesaba de picotearme la mano hasta dejarla libre en la salida de mi cuarto, con la ventana abierta. La solté y se fue volando sin decir un gracias ni un hasta luego. Luego fui donde mi gato. Lo solté y este fue corriendo hacia el espejo. Lo miraba, arañaba, gemía y luego, se fue por la ventana de mi cuarto, posiblemente libre pero no tanto pues sabía que volvería por una dádiva mía. Iba a salir al trabajo pero me dije que hoy día no, hoy sería diferente. Sería una paloma, un gato, un vago mirando por la ventana de su cuarto, esperando salvar una vida... Tuve suerte, una cucaracha que estaba patas arriba peleaba on su suerte. La volteé y le vi alejarse por la ventana de mi cuarto, caminar por la pared hasta llegar al piso, para, seguir con su desconocida ruta, pero muy sabida por este bicho. Pensé que se iba a mirar al espejo pero este bicho sabía muy bien lo que deseaba. Quería morir o vivir para siempre, y murió aplastada por los pies de un vecino del costado de mi cuarto. Bajé de mi psio y recogí los restos del insecto y los tiré a la basura. Luego, subí a mi cuarto y fui a mirarme al espejo. No sé por qué, pero vi algo diferente en mí, como un intento de copiar algo digno que viera en ese insecto que ya no poseía la vida... Sonó el teléfono, rompiendo mis pensamientos. Mi jefe. Le dije que iría en un momento, no sé cuantos momentos, pero iría. Salí de casa al cabo de un rato y de tapar todo el espejo con pintura negra, y luego, fui a laborar, como siempre, y mas tranquilo...

San Isidro, Agosto del 2007

Monday, August 27, 2007

mi madre



La veo y no la veo. Bella de alma. Dura en su expresión. Enferma de tanto amor sin medida. La veo día a día y siento que no soy yo quien la mira, sino, el otro, aquel que se busca y se pierde mientras la escucha día a día...

La veo de noche mientras llego temprano, y cuando la encuentro adormecida sentada en la silla de la mesa de diario, siento que no soy yo a quien espera, que es al otro, aquel que aún no llega a su casa ni llegará...

La saludo y le digo gracias en silencio, porque ella habla en ese santo idioma.

La veo subir a su cuarto y siento que el cuerpo le pesa. Los años le cuelgan en los ojos y en su espalda como un cristo subiendo al cadalso. La noche se le hace su hermana esperada, y espero, siempre espero que, algún día, venga el otro, aquel que le dice tantas cosas, en su mismo idioma, el silencio del amor sin medida...

San Isidro, Agosto del 2007

AMIGOS

Nadie podría entender lo que es la amistad, pero es como una mirada abierta, sin disimulo. Un compromiso sin compromiso. Un vaso lleno de agua, transparente, pero, llena el alma.

Un amigo es esta foto. Un muchacho que ve la vida como nadie nunca la ha visto, con sus ojos. Es así, una escuela en donde aprendemos a decir que no, que sí, que puede ser, pero siempre se encuentra esa mirada abierta y llena de sinceridad.

Si algo uno aprende a valorar, es el tiempo, el tiempo que uno pasa con un ser humano que al igual a uno, espera ser escuchado y amado sin compromiso.

Dios hizo el milagro del uno al otro. La amistad es ese regalo que hay que cuidar y venerar cuando el tiempo se lleve toda imagen que ha sellado nuestra alma.


San Isidro, Agosto del 2007

Mis amores...

Desde que las vi nacer, sentí que el amor y la belleza estarían de sus lados. Hijas de mi hermana. Hijas del amor, de dos amigos andando por la vida. Podría hablar de ellas pero no es posible. Ver sus rostros de niñas, sus ojos llenos de inocencia y afecto me hacen sentir que es pura vida adornada de inocencia.

Mi madre no opina lo mismo que yo, es normal. Existen diferencias, algo de que hablar y expresar si es de su gusto o no. Mi madre es un ángel sin alas. Ve el mundo así como una santa, como esos seres que cuidan el reino de Dios. La amo y la admiro mas.

Es necesario que el tiempo pase, pero dejo estas imágenes que muestran el premio que me dio la vida por estar cerca a tanta inocencia, tanta bondad del creador.

Vivo esta vida y no recuerdo mi pasado. Vivo este instante en que la noche congela mis dedos y mi nariz. Ve entonces. Viaja a tu hogar y ruega a Dios que todo se encuentre en Paz, mucha Paz...



San Isidro, Agosto del 2007

Ilusión de un viejo decente



La foto de una amiga de un amigo, es joven y como se ve, bastante expresiva y sonriente de la vida. Chilena, creo. De estos tiempos me gusta mas. No sé por qué la he posteado pero allí está. Cuenta con no mas de veinte años y ya se ofrece al mundo, al mejor estilo de las divas.

En mi caso, ya hombre de mas de la media edad, por no decir cincuenta y cuatro años, no tengo aspiraciones al respecto, pero, ustedes, al igual que yo, pueden imaginar estar en la playa, preguntando al menos su nombre.

Puedo acabar diciendo que la vida me ha llevado al rincón de los hermitaños. En ese lugar no hay mas que soledad, mucha soledad y es saludable para un especimen aburrido como quien les escribe. Vivo en un rincón de este mundo y me gusta la belleza, en especial, la mujer. Esta de la foto, es bella, pero algo sucia de expresión. Podría no haberla puesto, pero recién estoy aprendiendo con esto de colocar fotos en la web.

Hace mucho que soñaba que tenía familia, hijos, dinero, y ese tipo de cosas. Jamás imaginé que sería un fracaso mas para el mundo. Al menos eso me gritan mis amigos y hermanos. Me ven, saludan y sonrién como quien se despide de un perrito domesticado. Les veo y les saludo y salgo a mi hueco, o cueva, aunque es mas bien un bello cuartillo, lleno de libros y DVDs. Me gusta ese rincón del mundo. Encuentro muchas historias que salen de mis visiones y de mis sueños y también de mis observaciones y vivencias personales. Espero que algún día me llegue a la vida un mesenas y pueda ofrecerme dinero para poder publicar todo aquello cuanto he escrito, que es bastante, aunque lo haya hecho en no mas de seis años.

Y bueno, mis queridos lectores. Los dejo. Tengo que buscarme el pan de todos los días. Es bueno tener contacto con la gente, sobre todo cuando se trata de trabajo y de historias que serían interesantes de contar y de escribir...

Sunday, August 26, 2007

VAGANDO


acababa de ver una película, me gusto, podría narrarla pero es mejor que no, no, por favor no. quizá tenga el concepto moral de que la gente la vea al igual que yo y opina y tenga su propia certeza, su propia manera de sentir sin necesidad de influencia alguna. pero, siempre hay un pero molestoso, no es nada fácil encontrar está película en formato de DVD. se trata de la película llamada “Madame Buterfly”, dirigida por David Cronemberg, estupenda realización. mejor lo dejo en uno de esas ideas que no terminaron de germinar y cayeron en el foso de la letra muerta o el punto y seguido…

está mañana me levanté bastante temprano, contento de sentirme bien con mi sombra, alma y recuerdos, quizá sea que no tengo deudas en la puerta de casa. como dije, el contento me había poseído y ante el pedido filial, fui a llevar a mis padres a la iglesia evangélica. los subí al auto y encendí la radio, como siempre mis padres se quejaban de la vida, de los hijos, de su salud, de la iglesia al cual iban, y, por último, de mí. los dejé en la puerta, había una señora vestida de azul y con cara de aspirante a la santidad, al menos se notaba en su tono de voz y en el esfuerzo de su plástica sonrisa de paz. mis padres son bastante ancianos, pero, ellos aún no lo saben concientemente pues siempre tienen algo que hacer, ya sea irse a la iglesia en busca del pasaporte al paraíso o ayudar a la gente mas necesitada como los indigentes que pasan por la TV, etcétera, etcétera...

vivo en su casa, soy el menor de todos los hijos y no deseo casarme nunca. mucha gente maldita piensan que soy gay. no es verdad. odio atarme a nada ni a nadie, excepto a mi mismo, aunque muchas veces soy insoportable conmigo mismo, y por ello busco escaparme de aquel mal sentimiento. me veo viendo una película que he visto demasiadas veces, o comiendo cosas que me hacen daño, es decir, soy el esperma de la gran inconciencia.

llegué a casa y sentí que nada tenía que hacer sino fuere el de esperar a recoger a mis padres de la iglesia. vi a mi perro, atado a su jaula y decidí salir a la calle con él mientras esperaba que el tiempo pasara. lo llevé a un parque y con su collarín en mis manos, lo solté un poco y le vi comer la mierda de otros perros. iba a regañarlo pero decidí que no. es un animal, pensé, y se parece a mí cuando repito las películas que veo. seguimos caminado y llegamos a una bodega. un hombre bastante mayor estaba atendiendo. tenía canas hasta el los ojos, sus bigotes, sus cejas, su cara en general y esos lentes gruesos de carey gruesos como el poto de botella. aún así, le saludé. todos somos iguales, al menos todos llegaremos a serlo. esperaba su respuesta a mi saludo con risita y todo, pero parece que no me escuchaba, pero si me miraba con cierto temor, quizá fuera por el perro. le grité un poco para que escuchara que deseaba una lata de cerveza. no grité por favor, me dijo. saqué una moneda y se la puse en la mesa de atención, y este viejuco me dio la lata. no quise pensar mas y seguimos con mi perro hasta llegar al parque de mi barrio. tomé mi cerveza y solté al perrito. deseaba que corriera por ese inmenso parque. corrió de un lado a otro, es un bello animal. me miraba como certificando que aun estuviera tomando mi lata. salud, le dije. el perro levantó sus orejas y se acercó, poniéndose a oler la lata. ¿quieres?, pregunté. no le gustó su aroma y seguí tomando solo como mi perro. miré mi reloj y vi que ya era hora de meter al perro a la casa para recoger a mis padres.

salí con el auto y llegué en punto. mis padres estaban en la puerta. subieron llenos de frío y cierta paz en sus caras, y luego, les llevé a almorzar a un restaurante. me invitaron, pero les dije que deseaba estar solo. como quieras, dijo mi padre. vendré tarde, les dije. está bien, dijo mi padre ante la mirada angustiada de mi madre que es seguro que deseaba quedarse conmigo para poder joder a alguien conocido o contar los chimes agrios que siempre guardaba en su alma. los quería, pero mas quería mi soledad. me despedí de ellos con un beso en la frente y fui con mi auto rumbo hacia el campo, en las afueras de la ciudad que estaba a más de dos horas de camino en auto.

cuando llegué no vi a un solo ser humano y menos un alma. salí del auto y tuve la suerte de encontrarme con una bodega, pequeña pero bodeguita al final. entré y pedí una lata de cerveza. salió una mujer andrajosa y vieja con una cara colorada y regordeta. era grande como un tonel de vino. Debe ser extranjera y borracha y puta, seguro, pensé mientras le pagaba y esta me daba la lata en las manos, hasta llegar a rozar sus dedos con los míos. me miró con sus ojos azules y vidriosos y sacó la lengua haciendo un signo obsceno con sus labios y sus rojizos ojillos azules. iba a subir al auto pero no. le pregunté a la tipa su nombre. me llamo Brunilda, dijo. fue terrible, tenía un aroma a esperma. chau Brunilda, le dije. subí a mi auto y seguí metiéndome mas adentro de ese lugar, desconocido por mí. me detuve en una pendiente. y decidí caminar por esos lugares tan solitarios como yo. caminé y caminé hasta llegar a un río. me puse en su orilla y me puse a orinar, cuando vi a cinco mujeres del lugar, provincianas, que estaban lavando ropa, mucha ropa y dejaban todo el detergente por todo el río como una mancha blanca, parecida a una nube de agua. eran bastante mayores, por no decir viejas y feas. las saludé y ellas rieron entre ellas. sonreí y les dije fuerte salud con mi lata de cerveza. rieron aún mas. me paré y ante ese espectáculo decidí alejarme un poco mas adentro de ese lugar y alejarme de todo tipo de personas. penetré en el bosque hasta sentir que el bosque y sus habitantes, me observaban con no buenas intenciones. ¡¿en dónde estoy?!, grité. el eco me dijo lo mismo y sentí un frío en todo el espinazo. miré hacia el cielo y ya estaba por oscurecer, o los brazos del bosque empezaban a cerrarse, como si fuera una olla y empezaban a tapar su pieza, su presa... por suerte escuché el sonido del río como si fuese la voz de Dios y supe que podría salvarme. llegué al río, corriendo y asustado, y vi un poco mas lejos mi auto pegado a la orilla del río. corrí y ya, ya estaba en mi lugar, seguro como si la vida que me esperaba fuera el paraíso.

subí al auto y volví a la ciudad. llegué a casa y vi las luces encendidas y los ladridos de mi perro. entré y saludé a mis padres. mi perro me esperaba, quería jugar. subí a mi cuarto y encendí la TV. cerré los ojos y recordé que era un día domingo, un día mas, un día en que pude encontrarme conmigo pero el miedo me jalo a la misma cotidianidad de los días y las noches en mi cuarto.



san isidro, agosto del 2007

Saturday, August 25, 2007

EL JUEZ


podría escribir cualquier cosa pero no, es mejor esperar, esperar a que todo empiece. mi vida se ha hecho como un chorrito de agua que sale de una piedra en las faldas de un mar o un balneario. me gusta pensar en esas cosas sin sentido, le dan a mi vida como una fuerza que destruye todas mis debilidades y me hace creativo, al menos escribiendo, y siento que puedo contarte tantas cosas, sueños, ideas, imágenes es decir, algo que jamás existirá.

las veces en que me hube sentido mal siempre he buscado un placer efímero, y cuando lo he hecho, me ha caído como una pared encima de mí. es así esto de los sentimiento de culpa. mi madre, es decir mi madre, la única que tengo y que se encuentra descansando con sus más de ochenta años en su cuarto acaba de comprarse una máquina de cocer. la veo distrayéndose, y luego, se echa a dormir, como siempre, pensando si quizá mañana despertará. la veo y siento lo mismo en mi vida.

esto que escribo está mal, muy mal, pero es así, no es una manera de gustar a nadie ni a mi mismo. es como si me esforzara en volar y salto y salto y salto tratando de elevarme y viajar lejos, ni siquiera, si es que lo consiguiese, sabría adónde. escribir es así para mí, un viaje, uno de esos del cual jamás volverás...

hace poco he releído muchos de mis textos y son muy buenos, me gustan, casi todos. me gusta sobre todo aquellos que pude sentirlos crecer lentamente mientras abrían sus pétalos como una rosa.

ya para terminar, decido no seguir escribiendo, me hace daño. pero, esa historia de un juez, de esos jueces que tienen que decidir entre uno y otro, como un Salomón. y este hombre se encuentra entre dos hermanos que quieren justicia y ambos le lloran y parece ser que tienen la verdad en sus manos. ¡justicia!, gritan al juez.

este se lava las manos y coge a uno y le dice que mate a su hermano, y así se librará. le da un puñal y le dice que lo haga. este suelta la daga y espera, espera un rato, luego la coge y se lo clava a si mismo. muere, cae como un trapo. el juez se lava nuevamente las manos y le dice al otro hermano: ya tienes lo que buscabas, puedes irte. el hermano coge a su otro hermano y se lo lleva, diciendo: no quiero nada, nada, tan solo deseo ver a mi hermano vivo, nada mas... de pronto, el juez le pide que se detenga y este se detiene. coge al hermano muerto y le pasa la mano en su herida, haciéndole resucitar al igual a Lázaro. este despierta y ve a su hermano llorando y ambos se abrazan y se van del palacio del juez. nuevamente el juez se lava las manos y se sienta en su silla y espera al siguiente hombre.

esta vez es una mujer totalmente desnuda y llena de marcas, tatuajes en todos lados. ¿qué deseas de mí?, le dice el juez. tu alma, responde la mujer. el juez baja la mirada y cierra los ojos, y espera un momento que se hace días, meses, años, una eternidad... y cuando abre los ojos, allí está la mujer, con las manos abiertas, mostrando su desnudez. ten, le dice el juez, y le entrega una planta con una flor. allí está mi alma, puedes quedártela. la mujer coge la bella planta y se la traga... el juez cambia de color toda su piel. el cielo se hace rojo, el palacio se vuelve negro y tan solo brilla el cuerpo de la mujer que empieza a reír como una demente. luego, detiene su loca risa y calla. ¡no!, grita y en ese instante las luces empiezan a despertar y su cuerpo se deshace como la arena, y un viento la recoge y la lleva a un desierto...

hay un hombre sentado, meditando en el desierto. coge un puñado de arena y la guarda en una bolsa. le echa una poca de agua y brota una planta con una flor. este hombre es nuestro juez. se levanta y levanta las manos hacia el cielo. todo cambia de color. las arenas se hacen su palacio y todo se llena de paz y canción. el juez se echa a descansar y cierra los ojos, y espera a que entre otro ser humano en la búsqueda de algo mas, sin saber que ya todo lo tienen. esto lo sabe muy dentro de ellos mismos, pero nuestro juez es como un espejo limpio que solo existe para eso, para mostrar a quien lo desea, quién en verdad es...

un lindo texto. lo he terminado o lo han terminado, no sé. es para ti, aunque no sé quién eres.



san isidro, agosto del 2007

Tuesday, August 21, 2007

estrellas


vi a un hombre de sombrero. no sé por qué, le seguí a distancia. su sombra era mas grande que él, por supuesto, era de noche. no había nada en las calles, ni siquiera un perro, tan solo yo y ese hombre de sombrero. llegamos a un parque. se sentó frente a un torso de un poeta conocido por el mundo, ya muerto, por supuesto. hablo de ese de: "...moriré en parís...". le vi mirar el torso y sacar un libro de su saco y, a la luz de la luna, ponerse a declamar en voz alta. está loco, pensé. pero su voz era linda, así como la voz de dios o de esos santos del siglo uno. seguro que hace un milagro, volví a pensar. de pronto, dejó de declamar y observé que soltaba el libro al piso. pensé que iba a desmayarse, pero no, no pasó eso, mas bien, se quitó el sombrero y pude ver su rostro alumbrado por la luna. era un tipo mayor, de mas de ochenta años. me acerqué un poco mas y pude verle la cara. era de rasgos delicados como un ángel y su cabello era largo como el de una mujer, canoso y sus ojos, sus ojos eran especiales, muy especiales... pude ver que no cesaba de mirar hacia la luna cuando de sus ojos brotaron como chispas de luz, estrellitas quizás, o, algo así que salían y salían como si sus ojos fueran un volcán de estrellas que salían lentamente y en ondas, como si tirara una piedra en un apacible lago produciendo ondas y más ondas, en este caso, eran ondas de estrellas que iluminaban el cielo hasta llenarlo de ellas... es hermoso, pensé. cerré los ojos ante tanta maravilla, y cuando los abrí, estaba parado frente al torso de cobre del gran poeta... sonreí. bajé la mirada y empecé a volver a mi casa. y cuando estaba cruzando el parque, vi a un anciano sentado en una banca. tenía un sombrero, y lo cogía en sus manos. me asusté un poco, pero me acerqué, y cuando llegué a su lado, éste sonrió y alargó sus manos hacia mí, pidiendo caridad. saqué unas monedas y las dejé caer en su sombrero. ya estaba por irme cuando noté que su sombrero empezaba a brillar, al igual a las estrellas... seguí caminando sin darme la vuelta cuando vi que el cielo entero se llenaba de estrellas con una luna enorme y redonda, que parecía estar tan sorprendida como yo...


san isidro, agosto del 2007

Monday, August 20, 2007

poesía sentimental




la noche era santa
la luz se hizo negritud
las hojas de un viejo árbol
cayeron a la tierra

soy hijo de un hijo, dijo la hoja vieja

me siento bien
en paz
en silencio
he de ser un ser humano
que gusta hervir sus deseos
bajo el fulgor de la olla verdadera...

la noche es negra
y no deja de ser hermosa
como los ojos tiernos de mamá

puedo cerrar la puerta de este instante
y abrirme el pecho
es seguro que brote sangre negra
del color de toda noche
y el silencio ponga huellas
sobre el manto de las sombras
y como en este momento
que termina un tierno texto
te juro que no sé aún
si soy un día
o una vieja noche...


san isidro, agosto de 2007

Sunday, August 19, 2007

feliz



le pregunté a un buen amigo si era feliz. respondió que no. debes hacer algo al respecto, dije. que?. puedes sentarte en tu escritorio y recordar las pocas veces en que fuiste feliz, te dará cuenta que normalmente fueron provocadas por las consecuencias del éxito, eso es así, pero si recuerdas un poco mas, verás que a medida que te llenas de galardones, quieres algo mas, algo que sea mas que palabras, como esos niños que les das una piedra y se abstraen tanto que viven en ese mundo de la piedra, y así se quedan pegados hasta que crecen y las personas te llenan la cabeza de cosas mas complicadas como eso de que un chico le gusta a una chica y te llenas de sueños, anhelos, deseos, etcétera, etcétera... le seguí hablando pero mi amigo había colgado el teléfono. iba a volverle a llamar, pero, ¿para qué?. mejor disfruto de esta vida, de este momento en que todo se me hace dulce y calmo. sonreí y me eché a la cama. era domingo, no tenía trabajo. cerré los ojos y me sentí afortunado de esta vida a pesar de estar lleno de deudas, promesas incumplidas, malos y buenos amigos, etcétera, etcétera. puse una película. trataba de un hombre de mi edad, había matado a un hombre por creer que había violado a su hija de trece años. lo pusieron muchos años en la cárcel, y luego, al salir, se dio cuenta que no tenía dónde ir, y su hija estaba en un loquero. no podía encontrar trabajo y pensó en acabar su vida, recordó a su hija encerrada. la sacó y la llevó a un hostal. se puso a llorar delante de su hija loca y esta le consoló, y luego, hicieron el amor toda la noche. el decía mientras terminaba la película que el amor provoca temor y aversión a la gente cuando es mas fuerte que todos los conceptos morales. terminó la película y yo pensé que el mundo estaba perdido, que la felicidad es algo mas real que el sexo o el afecto entre dos personas, que es algo que se puede vivir. apagué la película y un pensamiento sexual me jaló. voy a llamar a una chica. la llamé. le dije para hacer el amor. dijo que sí. ya me estaba por cambiar cuando me di cuenta que todo había nacido de un impulso, de algo sin cabeza. me detuve y me volví a la cama. toda la ilusión de este mundo es peligrosa, pensé. cerré los ojos y me puse a meditar, luego, volví a ver una película...


san isidro, agosto del 2007

Monday, August 06, 2007

¡Dios, tienes mucha razón!



llegué a mi casa. mi madre aún estaba despierta. ¡te ha llamado tu padre!, gritó. le agradecí y subí hacia mi cuarto. encendí la PC y me puse a leer los comentarios de muchos de mis cuentos. unos de daban risa, otros me molestaban, pero todos los leí. luego, pensé un rato. apagué las luces de mi cuarto, era de noche. me puse a tocar la guitarra, recordé a un amigo, luego a una novia y por último, recordé la llamada de mi padre. encendí las luces y lo llamé por teléfono.

- alo

- ¿si?

- hola papa, soy yo, tu hijo...

- ¿cual de todos?

- el que mas te quiere...

- ¡ah!, pero ese está muerto... ¿has resucitado?

- si

- que bueno... oye, hazme un favor, dile a tu madre que no me tire el teléfono toda la vida

- ok

- oye, ¿cuándo voy a morir?

- pronto

- y, ¿duele?

- no recuerdo

- entiendo, pero, cuándo vienes a verme... perdón, pero estás muerto, jajajajaja... disculpa hijo, anda ve y gracias por llamar

- te quiero papá, y un beso para ti

- g-r-a-c-i-a-s

colgó. iba a ponerme a pensar en el pobre anciano, pero qué diablos, tiene 97 años, vive en el loquero y me llama todos los días... es seguro que muy solo se siente... iba a visitarlo pero recordé la última visita. me dijo que el nunca había tenido hijos y menos un mono feo como yo. le dejé hablando y me di media vuelta, llorando delante de él como para que se sienta mal, pero fue todo lo contrario, pues me dijo mujercita... desde aquella vez, que fue la única vez, no he vuelto a visitarle, pero siempre le llamo, eso es mejor, hay veces en que le digo otras barbaridades como que he salido presidente, o que soy un gran novelista, etcétera... pero, su mal es incurable: demencia senil.

apagué las luces y me puse a sentir la oscuridad y el silencio total. es posible, sobre todo cuando te pones una venda en los ojos y unos tapones en las orejas y cierras todo huequito de tu cuarto. un silencio y una total oscuridad.

debo de estar medio loco con esto de mis experiencias nocturnas. una vez, vi que un puntillo de luz se puso en mi frente. me asusté un poco, pero luego, quise saber qué era eso. el punto se puso frente a mi a menos de unos centímetros.

- ¿eres dios?

- si

- ¿y yo?

- ¿tu?

- si, yo...

- eres un polvo que piensa que es dios

- entiendo, perdón, pero ¿qué es lo que desea?

- nada, solo te observaba y me preguntaba el por qué gusto de pensar tanto, si no hay nada que pensar, todo está dado para que viva una temporada y que sienta en cada aliento que es como si fuera el último que tengo... ¿entiendes?

- entiendo

- adiós

- si, y muchas gracias y adiós

la lucecilla se esfumó como si estuviera diluyéndose en mi oscuridad y yo me quedé contento con tamaña sacra experiencia.

a la mañana siguiente le conté a mi madre todo. me respondió que estaba loco igual que mi padre, y luego se puso a renegar de que cuándo le voy a pagar la cuenta que le debo y que soy un tonto si continúo manteniendo en el negocio a tanto vago, etcétera, etcétera...

salí a la calle y fui hacia mi laburo y mientras manejaba, recordaba cada aliento que entraba y salía de mi vida, y, la verdad, era como si agua fresca lavara mi alma... por mi madre, ¡dios tiene mucha razón!


san isidro, agosto del 2007

Sunday, August 05, 2007

Un mensaje a un buen Dios...


Hace frío, mucho frío. Extraño el verano. Las tardes de colores pastel. Ese aire eterno cuando brilla el día y la noche nos amasa. Hace frío, perdón, ya lo dije, pero, qué puedo decir si me hallo en este hueco, aunque viva entre gente extraña con mi mismo apellido. Gusto de dormir poco. Leo o escribo. Casi estoy ciego. Casi tengo espalda árabe. Podría cerrar los ojos y cubrirme totalmente con frazadas. Morirme. No. Vivir es mejor. Soñar es el pedo de un dios enano. Hay veces en que salgo a la calle. Con frío matador. Busco un café y pido cinco. Pago y busco con quien hablar, eso hago, pero, hoy no, prefiero morir. No, Vivir es mejor. ¿Tienes sueños largos, cortos, coloreados, apasionados, mutantes, ecsétera...? ¿No? Bien, yo si y mucho mas. Ayer soñé contigo. Estábamos en un baile. Tú sonreías. Vestías ligero. Me gustaba tus pies, eran pequeños. Tu pelo largo, tus ojos negros y esa lumbre en tu alma, acariciaba mi negro universo. Te quise dejar pero no me dejabas. Te volviste uña de mis dedos, fue extraño. Me corté las uñas y tu llorabas. ¡Déjame!, grité y luego, desperté. Sudaba aunque el frío me mataba. Toda mi gente dormía en un cuartucho de tres por cuatro. Borrachos. Desnudos. Sucios. Muertos con aire que atravesaba sus narices... Te soñé y luego, me di un duchazo largo, largo hasta que el agua caliente se acabó. Me cambié todo. Salí con mis cables de acero embreados y me puse en la esquina. ¡Vendo cables!, gritaba a la gente que pasaba por la esquina de la calle. Vi que gente salía por la ventana de sus casas. Un anciano con ojos azules y pelo blanco y revuelto como trapeador me gritó que no gritara. Me paré y caminé con mis cables un poco más allá. Un señor llegó. Era grande y muy gordo. ¿Cuántos años tienes?, preguntó. Doce, respondí. ¿Y tus padres?... Alcé los hombros en señal de no saber nada más que la venta de cables. Miraba al hombre gordo y tuve una visión. Este me tomaba de las manos y me levantaba como a una piedrecilla. Cogía mis cables y los tiraba a la acequia. Yo no gritaba, no quería gritar, ya lo hacía siempre y nadie me compraba nada... Quise morir. Mátame, le dije al gordo, pero este me beso las manos y me dio muchas monedas de oro. Le dije que no deseaba oro, que sólo quería vivir sin frío, con verano y ver los cielos pintados por Van Gogh. Me reí de lo que imaginaba cuando escuché que mi hermano se me acercaba con dos libros. Lee, me decía. ¿Y el hombre gordo?, pregunté. Alzó los hombros y se fue. Mi hermano era flaco, rubio, de ojos negros y nariz ganchuda. Tenía acné en la cara y todo el cuerpo y se masturbaba en la escuela, en el baño de la escuela. Todos le decían esperma. Le vi alejarse, rascándose los genitales con un pedazo de papel en el bolsillo, y un lápiz en su oreja en forma de vampiro. Es un poeta, pensé. Cogí los libros y arranqué cada hoja e hice barquitos, avioncitos, y cosas así, luego, los eché al piso y seguí en lo mío. Empezó a llover. Tengo doce años y deseo estar muerto en invierno y revivir en verano. Soy un buen sueño de verano. Ya por la tarde voy a colegio y escucho al maestro. Es negro como la brea, y habla mucho y rápido... Siempre viste de gris, como el invierno. Mientras le escucho, le imagino cambiando de piel... Es verde, un marciano. Habla extraño, pero suena a poema. Sonrío por la idea cuando el negro pronuncia mi nombre. Me paro y respondo. Muy bien, me dice y todos ríen... ¿Qué idioma es ese?, pregunta el negro de verde. No respondo y camino hacia la salida. Me llaman pero no escucho nada, soy un ser ajeno a sus latidos. Sigo caminado hasta llegar a la calle. Hace frío, mucho frío. Moriré de frío. No. Viviré más dentro de este pozo que guardo dentro, sin cables ni hermanos ni maestros verdes. Nada. Silencio y un momento vivo que respirar. Aspiro con toda el alma y siento un fuego, un lucero que me dice todo, todo. Abro el firmamento de mis ojos y veo todo perfecto. Vivo. Vivo. Vivo.... Es un lujo sin palabras, aunque el frío congele mis alas, mi eterno ensueño de doce años.



San Isidro, agosto del 2007

Thursday, August 02, 2007

Manía


Tengo la terrible manía de escribir sin dejar un solo día de hacerlo, ya se que puede caer pesado q quien encuentre estas letras pero son letras que me salen de bien adentro, o de una parte que no en donde se encuentra, dicen que eso se llama musa pero no entiendo cómo una cosa de esas, tenga un nombre femenino y no es que sea machista, no, nada de eso, soy una persona común y corriente que le gusta decir una que otra cosa porque si no lo dice se siente recontra mal porque es como tener cientos de kilos de plátanos en un almacén sin que sea consumido, por supuesto, llega en momento en que huele mal, a podrido, a plátano malogrado, y eso es lo que me ocurre cuando no escribo, es como si tuviera a una persona que dibujara sobre un plano de mi visión una seria inagotable de imágenes pasadas, futuras, actuales, es así, se los juro, debe de ser que dentro de mí hay un artista que pinta y pinta con esa pluma de la vida y me deja ciego ante la realidad que tengo delante y que no me permite apreciar la vida que está frente a mi en ese instante, es así pero qué se le va hacer cuando uno es una especie de maniático de la escritura, de contar cosas que nunca han sucedido ni sucederán, aunque esto no es tan verdad porque una vez le conté un cuento a un amigo que venía de suiza, y cuando terminé de contársela me dijo que eso le había ocurrido a su mejor amigo y que había salido en los diarios de hacía unos años atrás, se los juro que fue así, mi amigo no me dejó hablar por espacio de tres horas hasta que lo dejé en su hotel y vi que uno amigo que es gay lo venía a recoger, posiblemente para invitarlo a cenar o a contarse cosas así como mi cuento, y quizá el amigo gay también tenía otra historia que contar porque cada ser humano sobre la tierra tiene algo que decir, excepto los muertos, porque aún los minusválidos, locos, ciegos, en otras palabras, los desgraciados siempre tienen algo que contar, como aquel tipo que está totalmente contrahecho y que diariamente va a la misma tienda que yo voy cuando quiero o deseo comprarme un cigarro y me mira y me saluda así como los osos, monos, etc, pero que yo como soy una persona hiper sensible puedo sentir que desea hablarme y le entiendo y le siento y le escucho en ese idioma de gestos y manos ya abrazos y besos y besos en las manos, y, se los juro, les entiendo, y entiendo que necesitan sentirse amados, o, escuchados que es lo mismo que amar, porque el amor es un reflejo de la paciencia de detenerse ante esa vida en cualquiera de sus formas, como la de eso pobre hombre contrahecho y que habla y se mueve como un oso a pesar de que no tiene dedos en las manos, tan solo un muñoncito como si fuera un ombligo o punto final de cocimiento, o algo por el estilo y es así como le entiendo y entiendo que me gusta escribir como ese hombre y escribo cuentos e historias que han ocurrido o van a ocurrir porque uno es también como una especie de profeta, porque uno escribe cosas que van a suceder, se los juro, como esa vez en que mi hermana estaba a punto de parir y feliz de la vida me dijo si deseaba ser el padrino, le dije que encantado, que sería todo un honor para mí, pero que antes deseaba escribirle un poema o una historia a la que le pondría un nombre hermoso, el mas hermoso de todos los nombres porque yo iba a ser el padrino y aquella misma noche me puse a escribir una historia y la escribí sin parar durante mas de cinco horas pero lo extraño de este cuento o narración, es que, el niño jamás llega a nacer, es decir muere y se vuelve un angelito de esos que vuelan por todo el valle de los vivos con sus alitas como una mariposa o una libélula pero con su cuerpecillo de Campanita, la del cuento de Peter Pan, de J. M. Barrie, aunque en verdad no era un cuento si no una obra de teatro que hizo desgraciado a quien representó dicho personaje y a su propio autor que nunca pudo tener hijos, aunque se cuenta que adoptó a tres niños sin padres que le sirvieron y mucho, aunque después todos murieron antes que el mismo autor, espero que a mí no me suceda como a Barrie, es decir, que no me salgan alas ni mis hijos se mueran antes de que nazcan, aunque aún no tengo hijos ni novia ni nada que se le paresca porque paro laborando o cuidando al perro y gato de mi madre, y también la cuido a ella que tiene mas de noventa años y se para meando, y olvidando hasta de quién soy yo porque así le pasan a la gente mayor, se olvidan hasta de sí mismos, espero que eso me pase a mí porque esto de escribir es una arma mortal, de esas que no sabes cuando y ya, ya fuiste, o eres famoso o simplemente no eres mas que uno de esos que escribe en un cuarto oscuro, lleno de libros y sin nadie mas que los pericotes quien los vea, si es que es una casa sucia, cosa que no es mi caso, en mi caso serían cucarachas, y pequeñas cucarachas, de esas que no son mas grandes de un alfiler, pero qué diablos estoy escribiendo, y que diablos leen ustedes estas letras de un maniático que no puede dejar de escribir porque es una manera de salvarse de ser una existencia normal, aunque eso de normal es algo que no es muy normal en estos tiempos, basta con ver los periódicos para darse cuenta de que todo esta normalmente anormal, uno ve que la gente se besa entre hombres, entre mujeres, se matan entre niños, se aman entre animales y hombres, es algo espantoso que lo normal se haya convertido en algo tan extraño a lo natural de la vida como sería un bello cuento de Barrie, o mío, por qué no, pero mejor no, porque me vaya a ocurrir algo de los profeta que pude ser o fui o seré, porque según mis hermanos yo he sido potencialmente un gran artista, un músico, y eso pude que sea verdad pues tengo la extraña costumbre de que apenas llego a mi casa que está ocupada por mi madre y por mí, de tocar el piano tal como lo hiciera Chopin, es decir, a oscuras, o, en otras palabras, toco mis Nocturnos, que no son nada como los de Chopin, sino simplemente notas que me gusta escuchar a oscuras, a eso de la media noche cuando medio mundo está totalmente conectado a su sagrada respiración, y algo mas que eso, porque cuando roncan es como un tornado, largo y profundo, quizá como la respiración de una ballena, no lo sé con certeza, pero no, esto no tiene nada que ver con nada, lo mío es una manía, una bella manía de escribir historias o simplemente esto, letras, letras, letras y mas letras que serán devoradas o selladas en una que otra conciencia, quizás las de los mas brutos, o, al revés, no tengo la certeza, pero, qué importa, uno lo hace desde ese lugar en donde no existe sonido ni palabra ni idioma, y, en verdad, siento que algún día cruzaré esta orilla y supongo que no volveré jamás… ya lo verán…




San isidro, agosto de 2007