Sunday, March 26, 2006

Negritudes

Hay veces en que me pregunto si vale la pena escribir y escribir, pero, ¿para qué?, ¿para quién? Nadie me paga por ello... Nadie me lee sino es un amigo o alguien que se sienta identificado con mis letras, ¿entonces?..., bueno, eso tiene un significado, estoy loco, o esto es un escape de mi manera de expresar la vida que llevo en secreto...

Casi no leo a los que escriben en esta página, al principio sí, pero luego no, pues no me agradaba lo que decían... demasiado frívolo, como una cáscara de huevo sin yema ni clara, hueco, puras letras, superficies pulidas de letras negras... Quizá soy duro, pero soy sincero. Quizá soy demasiado exigente con los demás, demasiado vanidoso, sí, eso es... vanidad de artista, si es que lo soy, pero eso dicen mis amigos cuando les doy mis escritos, cuando me leen... Unos dicen que soy un genio, otros que estoy loco, o que soy poeta, un ser que vive un mundo extraño, alejado de la realidad... como un muerto vivo, o el esqueleto de un pensamiento... Diablos, no sé lo que escribo, pero lo hago sin pensar, así como cuando me echo a dormir y sin querer, sueño algo producido por mis miedos, alegrías, anhelos, etc... Me gustaría algún día ver las cosas de verdad, leer y sentir a las personas que escriben, sí, eso me gustaría, como hoy que leí una historia de una mujer que fue tratada duramente por la vida... Fue hija no deseada, mujer maltratada por su amante, y, por último, imaginaba ahorcarse, matarse... Me sentí afectado pues soy uno como ella, en este caso, al revés... es decir yo soy el padre… Le escribí lo que sentía, me sentí mejor, un poco al menos, un poco... Uno hace de todo para sentirse mejor, en mi caso, escribir me hace bien, aunque no escriba para nadie... Es como si estuviera en una casa con las luces apagadas sin nadie, sin nada, con tan solo una máquina de escribir y papel en blanco, y como si fuera un piano, tocase sus teclas con mis dedos, una por una, una por una, escuchando los sonidos, los tonos, el eco en este oscuro lugar sin nada, sin nadie mas que lo que escribo... En ese caso, escribo sin razón, sin permiso, sin perdón, sin sonido, extrañamente escribo cuando estoy en este callejón oscuro, negro, como las letras que leo mientras toco estas teclas... Es bueno desahogarse así, al menos si eres de la misma calaña que yo, y si lees estas líneas, te diré que no eres el único extraño en el universo. Tan solo mira hacia arriba y en esa total oscuridad de la noche descubrirás puntos, líneas, comas, textos escritos tantas veces que se han hecho un ovillo, una oscuridad, un todo en este universo lleno de extraños, llenos de puntos sin sentido nada mas que para mí, que soy uno de esos que escribe en la oscuridad de su cuarto… Y si viene el Sol, reiré mientras la luz ilumine el sin sentido del sentido de muchos, pues yo sé que cuando el Sol continúe girando, brillará para otro extraño como yo… como si fuera la energía, la tinta que necesita el escritor, el genio, la multitud que soy yo…

San isidro, marzo de 2006

Soy un poema...

Mi nombre no importa, es la vida lo que importa... Esa es la voz que me salvó de caer en el juego de ser como las demás personas. Mis padres anhelaban que tenga una seguridad mayor que la de ellos, por ello construyeron una casa de cristal para mí, y desde que nací, vivo en aquella casa de cristal.

Desde que amanecía venía mi madre con un libro en la mano y me leía durante horas y horas, hasta quedar dormido. Mi padre me traía noticias del mundo de afuera de mi casa de cristal. Conocí pocas personas en mi casa de cristal: enfermeras de blanco, doctores y mi cama llena de colores, y ese sonido tan hermoso que se escuchaba en todas las paredes de mi casa. Mi madre me contaba que era Shopin... era verdad, y aunque nunca le he visto le conozco desde siempre, pues parece que es él quien vive en cada sonido que escucho, sentía su total soledad, tristeza, angustia y los destellos de su alegría. Me encantaba aquel autor, también a Mozart; este es como un demonio traviesón que gusta de jugar con el brillo que le brota de su interior, en formato musical... Adoro la música en general... El arte también. Recuerdo cuando mi padre me trajo un cuadro de un hombre muy triste con un sombrero inclinado sobre una mesita redonda, una pipa en las manos, pintados ellos, mejor dicho, era como si hubiesen absorbido los colores de ese instante, pues se sentía tal aburrimiento que hasta tocaba mis sentidos. Mi madre me cuenta que el autor es un Van Gogh... Y de todos los autores que me lee mi madre, el que mas me gustaba era Mallarme... Dice ella que es difícil, que pocos pueden entenderle, pero no es así para mí. Éste narra su tiempo, su desilusión por sí mismo, su amor por su aquí, por su ahora. Se le siente tanta fuerza en sus letras que hasta me hace saltar el corazón... Es así. Vivo a través del arte... ¿La televisión? No. No me agrada en mi casa de cristal... me parece como si fuera otra realidad, aunque la envidio pues en ese cuadro de gente animada todo sucede, todo, y, al mismo tiempo, cuando la apago con mi control remoto, todo acaba, muere, así como cuando duermo y empiezo a soñar, viajar, libre, como los poemas de Mallarme, y la música de Mozart... No, no me agrada la caja de colores...

Mi existencia es especial en mi casa de cristal. Desde que abrí la conciencia y después los ojos, he vivido en mi cama de colores. No puedo mover un solo dedo... Pero, cuando uno nace así, es mejor, como una singular bendición... Es como si todos los demás se preocuparan por mi vida, sin que yo les dé su importancia. Así como una flor, una planta que hay que cuidar sin dejar pasar un instante, un día, una noche, es bello ser así... esperando de mí una alegría, un contento. Por ello me causaba extrañeza cuando veía que alguien lloraba por falta de aceptación de su propia existencia. Y me causa aquel sentimiento porque para mí no es así. Vivía en mi casa de cristal y recibía la vida tal como viene, como un regalo... Veía el mundo a través de la caja animada y no me gustaba verla constantemente. Prefería escucharla, sentirla a través del arte, a través de mis sentidos...

Cuando mis padres se hicieron ancianos y luego durmieron para siempre, me enviaron a otro lugar en donde lo único de cristal que tenía eran las ventanas. Me agradó el cambio, y sobre todo ver a otros como yo, pero infelices, tratando de acabar con sus propias vidas, cuando no se daban cuenta de que somos como bellas plantas, con sus flores de colores y olores, con nuestras sonrisas brillando como una estrella mas y, si es posible, contábamos de nuestras vidas, nuestras hermosas vidas, así como un poema de Mallarme...

A todos mis vecinos les hablo de esa manera, es decir, en poemas, pues no sé de qué otra forma hablar... es mi manera de expresarme, mi manera de ser feliz así como las aves cuando cantan en el alborear de cada mañana que puedo vivir. Muchas veces, cuando es de noche, viene a visitarme un ser muy especial. No tiene nombre ni forma, pero es mi amigo. No me provoca miedo, pues se acerca como esas aves que vuelan en total armonía, y cuando me susurra al oído es como si escuchara al Shopin más alegre... es mi última compañía, y aunque sólo yo pueda verle, no me molesto en que nadie me crea cuando hablo de mi amigo...

Soy dueño de mi propia locura, mi bella locura, así como la música de Mozart expresándose en libertad... Mi amigo de colores me dice que muy pronto iremos a una casa de cristal, así como cuando aun era un niño. Me alegra aquella noticia, pero no tanto, pues aunque estoy en este cuarto a media luz, es bella, sobre todo cuando puedo escuchar el sonido de la vida... Es como si mi cuerpo fuera una flauta, un instrumento musical, y yo fuera el artista, el Mozart, tocándose así mismo como un poema...

San isidro, marzo del 2006

Pensando en ti...

Debo de estar más cuerdo que nunca al recordar lo importante que es ser feliz... Mis pensamientos, así como la de muchos, van como un río sin parar ante nada, y directo a la mar de la nada... Sin embargo, guardo uno de ellos que como gotas de mercurio florece en el universo de mi interior, y eso me alegra muchísimo, pues sé que tras todo pensamiento, toda muerte, se halla aquello que no tiene palabra y que está tras de todo. Y aunque siento que mi existencia está apagándose con las tormentas de un mundo incomprensible, un aspaviento de brazos de cuerpos de tierra y fuego, de un todo movimiento, puedo vislumbrar los rayos de un Sol que brilla imparable, poderoso como el punto central de toda creación...

Podría decir que deliro ahora que estoy afiebrado, que las manos me tiemblan, que soy tan pecador como nadie y como muchos, y mis pensamientos están enlodados de pasados y proyectos futuros, pero no es así; estoy enfermo, sí, muriendo como muchos, sí, y muriendo como nadie, con los ojos abiertos y cerrados, con toda la atención y expectación puestas en aquellas gotas divinas de mercurio...

¿Será la eternidad?

En mi alma guardo aquel pensamiento de lo divino, de lo que jamás podré entender, pero sí sentir con toda el alma... Si ello es el creador, entonces, estoy salvado, habré vivido con sentido.

¡Dios! ¡Me hallo frente a aquello que es todo para mí, aquella lava que diluye todo dolor, toda alegría, toda angustia, todo, todo...! Y vuelvo a la paz, a la tranquilidad de acabar estos pensamientos en la nada, en aquellas gotas divinas de mercurio…

Me creerás si te digo que es verdad lo que escribo hoy, hoy, justo hoy en que estoy pensando en ti...



San isidro, marzo de 2006