Sunday, June 29, 2008

enanismos


me agrada escribir. en este caso fue diferente. una poesía declamada es como el grito de un mudo, no se entiende pues toda la sangre le brota por sus venas... sí, esa es mi pasión... dicen que un enano fue visto por mi casa. siempre fui crédulo por ello, cada noche, encerraba las puertas de casa y bajaba todas las persianas, pero, aún así, sentía los pasos invisibles de aquel enano. una noche cogí una vela y me puse en vigilia, y, a eso de la media noche vi al enano. hola, le dije. este me miró y preguntó si tenía un deseo. le dije que no, que los temía. nunca en mi vida he escuchado semejante risa, hasta se puso a rodar como un mono, siempre gastando su carita y moviendo las manos como si fueran de plástico, o, como un juguete lleno de electricidad. cuando se detuvo, se me acercó y me entregó un paquete. toma, me dijo. cogí el paquete y pude ver sus extraños dedos que no eran mas de cuatro, y que tenían uñas azules y puntiagudas. y sus bracitos eran como ramas de un viejo árbol, pero, no me asusté y cogí el paquete. tómalo jovencito y sueña, sueña, sueña... extrañamente, mientras decía esto, quedé dormido y tuve un sueño muy lindo de patos y niñas, todos ellos con ojos celeste nadando sobre aguas blancas como la leche... cuando desperté aún tenía el paquete del enano. lo abrí y vi que eran miles de hojitas en blanco y un lápiz azul... mis manos tocaron aquellas hojas y automáticamente se pusieron a escribir acerca de aquel sueño que tuve... desde aquella fecha nunca he vuelto a ver al enano, pero, nunca mas he dejado de escribir, y menos de soñar cosas hermosas y dulces... debe ser que el enano se ha metido en mi casa o, dentro de mí...

san isidro, junio de 2008

Friday, June 27, 2008

buenas visitas


llegó el miedo. lo tomé con las manos y esta quemaba, duro, duro... solté el miedo y mis manos ardían como leña al fuego. quise gritar y el dolor vino a mi cabeza. ¡grita!, dijo. no pude hacerlo y vino la calma y una voz en susurros que decía: calma. sonreí y cuando vi mis manos negras como el caucho me dije que enloquecía, pero el dolor ya no estaba, no había mas que risas por todos lados. vi a la locura enfrente de mí que no cesaba de hacerme muecas y gestos y bailes tontos que tuve que cerrar los ojos cuando vino la conciencia y ella me dijo una cosa que nunca olvidaré: ya pasará... abrí los ojos y vi al tiempo pasar por mi lado con sus pesados pies sobre todo lo creado. me gustó verle y le llamé para que me llevara a su lado, pero el tiempo no quiso darse la vuelta y tan solo bufó como un toro de lidia. sonreí y vi que tras de mi y a mi alrededor no había nada, absolutamente nada. quise decir algo, pensar en algo pero nada, tan solo la nada absoluta y su voz que parecía decir que estaba en el presente y ese sacro lugar solo hay espacio para la nada y para mi existir. di un paso hacia adelante y todo cuanto me rodeaba empezó a colorearse y luego nacieron de un punto brillante miles de formas que se mezclaban con los colores que como peces nadaban por aquel lienzo blanco de la nada... seguí mis pasos hasta llegar a unas aguas de color amarillo pato. me gustó y quise beberla. sentí, mientras esas aguas pasaban por mi garganta que todo se hacía amarillo dulce. fue bello, tanto que supe que debía dislocarme las manos para dejar de escribir, pero vino la tristeza, la melancolía y nunca jamás dejé de escribir para ti y para mí... fue bello, pues, me leí y mientras lo hacía, todo se puso de color blanco y negro... fue bello y supe que muy pronto volvería a existir en el tiempo...


san isidro, junio de 2008

Saturday, June 21, 2008

padre nuestro


veía todos los días el diario y nada, nunca salía nada importante para mi vida. todo lo que salía eran cosas interesantes, entretenidas pero allí quedaba todo. la vida continuaba y mi vida seguía arrastrándose como un tren sin freno. supe una verdad mediática que en verdad no la entendía pero la sentía profundamente, iba a morir, y eso, nada podría cambiarlo. algún día dejaría de ver las cosas que veo y no sentiría nada mas que oscuridad y la nada absoluta. recuerdo a mi padre diciéndome que todo era una "m". le escuchaba pero yo era joven y la vida tenía las puertas abiertas para mí. y ahora que estoy como mi padre, veo que todo tiene algo de su verdad, pero las palabras no son la verdad ni los textos, nada es como la vivencia personal. dejé de pensar y decidí tomarme una sopa. me senté en la mesa y la tomé, y cuando estaba por levantarme para tocar el piano, o ver la TV, escuché que alguien me llamaba desde el lugar donde solía escribir. subí las escaleras porque la sala de escritura quedaba en el segundo piso y vi que la persona que me llamaba era mi padre, ya muerto hacía mas de veinte años junto a mi madre cuando cayó enfermo de eso que le da a los viejos, o, a cualquier persona, cáncer creo que era, y lo digo así porque nunca fui a la clínica ni a su velorio, de tal manera que todos mis demás familiares me llamaron loco, gusano, insensible, etc. ¿qué deseas?, le pregunté a mi difunto padre o a esa presencia que no podía entender pero que al revés de asustarme, me daba confianza, como si fuera una parte de mi vida, o que uno de mis recuerdos se hubiera materializado. me equivoqué, me dijo mi padre para luego sentarse sobre mi escritorio y ponerse a escribir, o algo por el estilo sobre un papel en blanco. ¿qué haces, padre…?, pregunté. me equivoqué, volvió a decir, la muerte es una "m", la vida no... entonces, ¿debo de matarme?, pregunté. sonrió y dijo que no era necesario, que todo viene así como el día y el sol, que esperase pero que aceptase todo con alegría y con el corazón lleno de fe en el devenir de las cosas, pues, la vida en sí misma es maravillosa. gracias padre, le dije y luego le dejé en mi cuarto para irme a ver por la ventana las cosas que suelo ver noche tras noche y día tras día desde que mis padres me dejaron solo en el mundo, sintiendo que muy pronto sería, al igual a ellos, polvo entre polvo y, algo así como sentimientos cruzados o mezclados, o nada de todo ello... miré uno que otro auto que pasaba por las calles de mi viejo barrio. vi a un mujer que se detuvo frente a mi puerta. pensé que fuese mi madre pero no, esta era muy joven. de pronto, sacó una linterna y me apuntó hacia mí. ¿eres tu?, preguntó. no supe que responder pero me atreví a decirle que no, que no era la persona que buscaba. Está bien, respondió para luego apagar la linterna y seguir caminando hacia la siguiente casa, quedarse parada y esperar a que alguien abriese la ventana… la vi por un momento pero luego la vi alejarse sola y con su linterna apagada hasta perderse en una esquina de la ciudad… qué te parece, le pregunté a mi padre. pero ya mi difunto padre se había ido no se hacia donde, y en vez de estar él estaba una ruma de dibujos sobre mi escritorio. me fijé qué era eso y vi que era un dibujo en donde una chica joven tocaba la puerta de mi casa y con una linterna me disparaba a la cara, quemándola como si fuese de cera… me asusté y guardé todos los dibujos en uno de los cientos de cajones de mi gigantesco escritorio. salí de la sala de escribir y cuando estaba por acostarme escuché que alguien tocaba la puerta. abre, me dijo mi difunto padre. tengo miedo, le dije. no temas, a lo mas, morirás, dijo. sentí de nuevo confianza y bajé las escaleras para abrir la puerta. la abrí y no supe mas pues una luz cegó mis ojos y no pude ver nada hasta que la mañana llegó y vi que estaba tirado sobre la puerta de mi casa con varios vecinos, enfermeros y hasta niños, mirándome qué era lo que me ocurría. me levantaron, pero les dije que me había desmayado, accidentalmente. los enfermeros me guiaron hacia mi cuarto, me revisaron, y luego, me dejaron solo. gracias, les dije. y cuando estaba solo, cerré los ojos y vi de nuevo a mi padre, con la chica de la linterna y ambos, jugando a los dados. me acerqué a mi visión y vi que en cada cara de los dados estaba yo… ¿ese soy yo?, les pregunté. no, respondieron, ese ya no eres tu, ese ya se perdió… no entendí nada y abrí los ojos. me sentí mejor y seguí caminando por toda la casa hasta que cogí el periódico y todo era lo mismo. nadie hablaba de mi vida ni menos de mis sueños y locuras…


san isidro, junio de 2008

Thursday, June 19, 2008

desengaños


siento dolor en mi corazón. debe de ser que soy diferente al resto de los demás que suelen rascarse la nariz y todo lo olvidan. soy diferente porque todo lo creo. lo que escucho, lo que no, lo que bebo, lo que siento, todo lo creo... y por ello me tropiezo en cada escalón de la vida hacia la muerte. me gustaría que todo fuera un sueño pues, debo confesarlo, he fracasado en toda empresa en que me halla metido y por ello, sufro, aunque sé que cuando me muera nada pesará sobre mí. y ahora que escribo estas líneas me siento mejor, es como si derramara toda la hiel, la energía acumulada en dolor sobre este espacio virtual. me gustaría que todo sea un sueño y que la gente entienda que nada es real, y que si hay algo así, eso es el amor... me gustaría volver amar sin medida y sin miedo, pero, debo decir que tengo miedo por ello porque no hay salida de esa casa tan querida del amor. me dicen cobarde, loco, orate, pelícano, embrión de loro, de pulga, etc. todo me dicen pero yo tan solo bajo la cabeza y siento tanto dolor en el alma, pues sé que nada es real... nada, ni tu ni yo ni el aire que volveremos a respirar...



san isidro, junio de 2008

Monday, June 16, 2008

Por última vez


Paseaba por las calles, rumbo hacia mi trabajo cuando vi por última vez al petirrojo. Un ave rojo y negro que cambia mi vida cuando se cruza por mis ojos... Sonreí y recordé la última vez que se apareció. Tenía mucho trabajo y era feliz con lo mucho o poco que tenía. La vida era simple, linda cuando todo empezó a caerse como castillo de naipes ante mis desolados ojos. Sufrí y sentí que vivía sobre alfombra de barro... No dormía, soñaba feo, no escribía. Mi vida era un caos hasta que supe que todo era un juego divino, y que como todas las cosas, pasaría. Casi postrado sobre el piso y a punto de llorar, la verdad se posó sobre mis manos. La miré una eternidad y ella, como siempre, se fue volando; entendí su mensaje y mis manos hablaron como nunca, poniéndose a escribir... Supe tanto, mientras lo hacía que, entendí lo bello que son las cosas malas y buenas en la vida. La vida, la muere, el dolor, la alegría, todo, todo tenía sentido cuando tienes adonde llegar y un lugar adonde descansar.

El clima era bello y un nuevo despertar bañaba mis manos con sus huellas quemándome sobre la página de papel, pues, sabía tanto y nada al mismo tiempo que comprendí y escribí lo justo y necesario...

Como les contaba, caminaba cuando el ave se presentó y pasó frente a mi vida. Volví a sonreír, la nueva vida me esperaba como las palmas abiertas de mis manos... Todo cambiaría, y así fue, volví a escribir este poema de paz, esta canción que brota de mi alma y que cambia y cambia, como todas las tardes, como el rostro de mi madre, como el viento que sopla las ramas de un viejo árbol, como todo, como todo, y por última vez...


San isidro, junio de 2008