Saturday, February 09, 2008

entre Borges y yo


uno cuando lee se siente como imantado cuando lo termina. sale a la calle con aires diferentes, como queriendo despertar de aquella vivencia imaginaria.

acababa de terminar de leer a Borges y supe que jamás podría volver a escribir...

pasaron meses, años, mas años hasta que una tarde en que visitaba a unos sobrinos, me encontré con Borges... nos miramos y temblé. fue increible, pues, él, se puso mas nervioso. ¿qué quieres de mí?, dijo Borges. retrocedí y supe que desvariaba. no quiero nada, nada, pero, deseo escribir todo y mejor... de pronto, Borges, empezó a reirse de mí. nunca lo había visto reir, será porque estaba hacía mas de cincuenta años muerto, no sabía con exactitud, pero para uno que lee sabe que los grandes escritores jamás mueren si uno retoma o ve una de sus líneas. siguió riendose hasta que le vi pararse, abrir uno de sus obras y zambullirse como un conejo dentro de su matorral de letras. miré el libro y lo puse con gran delicadeza en mi bolsillo. lo iba a robar. salí de la biblioteca y me despedí de mis sobrinos. gracias por venir, escuché a uno de ellos que extrañamente tenía los mismos ojos secos de Borges.

ya en mi casa, me senté sobre mi mesa de escribir y cuando estuve por tocar una tecla de la computadora, mis dedos temblaron... ¡cobarde!, escuché y noté que aquel grito venía del libro. ¡abreme!, volvió a gritar Borges. asentué mi mirada sobre el libro y percibí que despedía una especie de bruma, o sombras inenarrables... me levanté con los pies que me temblaban y cogí el libro y lo eché dentro de una olla de la cocina. encendí una horinilla y puse el libro a quemarse... fue horrible, pero, tenía que hacerlo... ya cenizas, volví a abrir lo que quedaba del libro cuando salió una sombra... ¿quién eres?, pregunté. soy yo, dijo la sombra. ¿eres Borges?, pregunté. no, soy su sombra, respondió... y sí, si era la sombra de Borges. nos sentamos uno al lado del otro y conversamos durante toda la noche. me aconsejó qué libros releer, que libros no tocar ni ver, menos escuchar... de pronto me di cuenta que no hablaba de su obra... se lo dije y este respondió que todos esos libros había nacido de su sombra, de sus sueños, o, de los sueños de los que soñaban con él... nos despedimos y me dijo que no volvería a visitarme, y que me recomendaba que no ecribiese. es mejor, leer, me dijo... gracias, le dije y vi la sombra disolverse entre las otras que navegaban por la noche.

pasaron los años y desde aquella noche he vuelto a escribir y, por una extraña razón, nunca mas he vuelto a escuchar a Borges, pero, cada vez que salgo a la calle, siento que veo menos y menos, y mi acento se ha vuelto argentino... también cojeo... pero, cuando me miro al espejo, me veo siempre a mí. siempre...


san isidro, febrero del 2008

reuniones


había cinco personas y nadie era igual a nadie, eso me gustó. el que más sabía se dirigió hacia mí y dijo si deseaba hablar. hablé:

acabo de morir y la verdad es que no pensé que fuera de esta manera, siempre imaginaba que iba hacia una luz y que luego entraría a una especie de campo verde como una alameda, rodeado de animales y aves y gente sana y feliz, pero esto, esto de estar sentado en una oficina frente a gente que nunca he visto y que esperan que les cuente cómo fue mi vida en vida, es algo extraño, pero si es así, tendré que decirles que mi vida ha sido increíble, que ni uno de mis sueños se ha realizado, que todas las mujeres que tuve o me tuvieron tan solo tuvieron y tuve una partícula de ellas, nada mas. mis sueños de ser algo o alguien jamás se realizaron; sin embargo, no sé por qué, siento que tuve una vida inigualable, y que no podría repetirla nadie porque fui un héroe de verdad, creo que esto de vivir tiene que ver con amar y ser amado, o al revés, pero siempre hay una especie de entrega larga y que dura toda la vida. creo que he hecho mas mal que bien y si he aprendido algo, ese algo es que todo es maravilloso, inclusive los momentos mas terribles de mi vida, en que vi morir en mis brazos a mi perro, luego vi a mi madre en sus últimos momentos en el mundo, en donde no podía respirar, y se ahogaba en mis brazos, aún siento su mirada en mi mente y cada vez que lo siento, es maravilloso, y no es que sea un sádico, no, al contrario, veo la lucha por ese regalo del aliento y del cual todos vamos a perder, sí o sí. tantas cosas he vivido y de todas ellas guardo unas cuantas: mi primer beso, meditación, etc. bueno señores del mas acá, o allá, eso es todo lo que tengo que decir. uno de los hombres que estaba sentado a dos cuerpos de mí, se paró, sacó una cámara de su maleta y la puso frente a mí. disparó y luego, no supe cómo, pero estuve en otro lugar... este lugar era una especie de teatro, oscuro, lleno de personas. me fije y vi que todas las personas era yo en diferente época de mi vida. y todas ellas veían una obra, y esa obra era el sueño de cómo hubiese que fuera mi vida cuando estuve vivo... sonreí y vi que el final de la película era tal como me la imaginaba, bello... las luces se encendieron, cegando mis ojos, y cuando los abrí estaba en un parque, sentado en una banca, un perro me miraba, moviendo la cola. le acaricié y este me lamió las manos. miré hacia el cielo y vi que el Sol sonreía, extrañamente tenía mi misma sonrisa y mirada... miré a mi perro y este sacó la lengua y me miró a los ojos y sentí lo mismo que el Sol, tenía mi misma mirada... y así me quedé, mirando el atardecer hasta que llegó la noche y todo se apagó, todo, yo también...


san isidro, febrero del 2008