Friday, May 05, 2006

¡No lo cuentes, escríbelo!

Me he puesto a pensar antes de sentarme sobre la máquina de escribir y me sentí tan sucio que me dieron ganas de bañarme muchas veces. Tuve tantas ganas de que mi vida se iniciara nuevamente, que todos los errores se diluyeran con la luz de un nuevo día, de eso tuve ganas que sucediera mientras miraba en la televisión porquerías que ensuciaban mi mente, mi torpe mente que no sé exactamente para que sirve, si pudiera ser dios seguro que me lo extirparía como una muela picada, o una uña, o la vesícula que nadie sabe para qué existe, quizá sólo dios, pero mejor dejarlo a dios tranquilo dentro de todos nosotros, pues donde estamos es muy lejos del corazón que es su verdadero hogar de residencia, o al menos su espacio en donde no se mancha de nosotros, seres llenos de migrañas y porquerías acumuladas desde que tenemos el aliento. Mejor dejo de pensar en cosas tan extrañas que lo único que provocan es pena, esa pena o conmiseración de la gente que me rodea o me lee, mejor pienso en todo lo que me ha pasado en el día que no es nada especial, una que otra variedad, errores, multas, aciertos, dinero, y ese tipo de cosas que lo entretienen a uno tan torpe como yo que anhela ser feliz en el lugar equivocado, es así, siempre erramos, y eso es bueno para los que no se equivocan, y eso mismo le alegra porque le da un bienestar a uno, al menos hay un sentido el ser pisado por otro mas suertudo que uno mismo, quién sabe, puede que dios, pero dios no sabe nada o sabe todo, o mas de lo que imagino, puede que esté sentado en la televisión mirando porquerías así como estuve un momento antes de sentarme a escribir de todo aquello que se me ocurría en mi mente que es tan torpe como un niño de medio año al sentarse a cenar con las manos, pues se pone la comida en el cachete, o en la oreja, o la bota en el piso pues ignora por donde entra la comida, así es como me sentía antes de sentarme a escribir sin pensar en nada mas que en lo que imagino, y eso que imagino es saludable, me hace remontar a un lugar en donde pueda ser feliz como dios, seguramente, y quizá mas, o un poco mas, pero dios no creo que sea feliz, pues dicen, o he escuchado de los curas en la iglesia cada domingo cuando iba a misa, con siete años de edad y al lado de mi tía pues deseaba que sea un buen cristiano, y que esté cerca de dios, pero eso no fue posible, era imposible, cómo iba a ser bueno a los ojos de dios si uno no hace mas que meter la pata una y otra vez, y ese dios ni siquiera se inmuta, o puede que sí, pues cada vez que hago, o cometo pecadillos al momento me siento cochino, o pesado, o culpable de ser tan sucio, y me viene todo un alud de mala suerte, por ejemplo, hoy, hoy me metieron una multa sentado en mi auto mientras leía la Biblia, y pensaba en dios sentado en una banca muy cómoda y en la sala de corazón, pues es allí de donde todos los que oran o le rezan dicen que mora, puede que sea así, puede, puede que sea cierto, pero yo no lo creo tan cierto... ¡Carambas! ¡Qué diablos he escrito! No me imagino qué he puesto, pero debe de haber sido algo muy original y loco, así como soy, o como me llaman las personas que viven o trabajan al lado mío. Es mejor continuar viviendo en esta casa para luego ir a mi trabajo, para luego ir y venir, como un yoyo, como un tonto que no sabe para qué está viviendo, aunque, pensándolo mejor, al menos un poco, para qué puede importar descubrí esa gran verdad si al final nada, uno no se lleva nada a la otra orilla, nada, puedes creerme... al menos eso lo he visto cuando vi a mis tíos muertos en su caja de madera, pude verles el rostro y parecían ser un pedazo mas de la caja de madera, eso era lo que parecía, cáscara de lo que fue un hermoso árbol, un bello ser humano, con sus cosas buenas y malas, pero con ese brillo, esa animosidad al verles, recordarles mientras el aliento de vida circulaba por cada uno de sus células, sí, eso era lo que pensaba cuando veía sus cuerpos sin vida, es decir, muertos, muertos como los trozo de madera que los cubrían… Es mejor dejar de escribir cosas sin sentido, pero, pensando un poco, qué tiene sentido en la vida si todos, cada uno de nosotros va a perder la guerra contra la eternidad, no seremos testigos mas que de nuestros recuerdos y sueños y anhelos, nada mas… Es una batalla sin sentido, quizá por ello es que recuerdo a los suicidas en este instante, quizá estén mas cuerdos que uno, o quién sabe, mas curiosos que millones de personas, quizá sean los Colones de nuevas tierras… nada mas.

San isidro, mayo del 2006