Estoy en el corazón del mundo
y me siento tan bien
a pesar de tener el cuerpo lleno de llagas,
la mente sepultada por recuerdos,
y anhelos de arena…
Y estoy bien
porque guardo un sentimiento muy lindo
que cada vez que me inunda,
me exilia hacia el paraíso escondido.
Un lugar en donde los niños sonríen,
los ancianos suspiran en paz,
y donde agoniza la muerte…
Un canto es lo único que vibra.
Un aliento sin principio ni fin a todo da vida.
Una calma, como frazada sin bordes ni peso,
abriga todo del frío y dolor…
Y allí siempre se vive
desde que un sueño escondido
me arrastró hacia el único día.
Y allí todo anhelo y recuerdo
se hace añicos brillantes,
lluvia de néctar,
pues nace el despertar de la larga mañana,
de una vida que nunca se acaba,
y que me hace escribirte
respirando una Paz absoluta…
San isidro, diciembre del 2005