Friday, January 18, 2008

vacío colmado


acababa de bañarme y por la primera vez me sentí limpio, limpio de eso que tanto daño le hace al corazón. miles de voces selladas durante el día, textos de libros, pensamientos impotentes, sentimientos abortados... tantas cosas se llena de uno que es imposible que aquello interno se indigeste. es como una boca amante del vacío, de eso que es subjetivo e irreal y que mantiene vivo a tanta gente alimentándola durante el resto de su vida... me dije que no era cierto, que mi vida era como las notas que toco en un viejo piano por la noche y sin mas luz que ese fuego que llena de corazón de amor... ese amor es todo lo que quiero, y por la primera vez sé que estoy lleno de ello...

había sido un día generoso, bueno, puse todo en su lugar. primero ese corazón anhelante de tanto afecto. le escuché y me puse a meditar y así, salí a la calle. ya era medio día y todo estaba atrasado, pero, para este corazón hambriento de amor no, todo estaba en su lugar natal... tomé el auto y supe que era feliz, sentía todo, estaba vivo, respiraba, escuchaba música bella, miraba a gente de todos los credos y niveles sociales, y sentía que todo estaba en su lugar. vi a un niño, le acaricié y cuando le pregunté su nombre, pronunció el mío... sonreí y supe que todo estaba en su lugar, todo, todo... seguí en mi camino hasta llegar al taller. vi rostros adustos, esperando por horas mi llegada. no dije nada, tan solo sonreí y ellos siguieron sus trabajos.

ya era medio día, luego, la noche y mientras escribía un poema supe que todo iba a ser perfecto... cerré el taller y cuando la noche mojaba mi momento, abrí el corazón salió un ave roja, cantando, volando libre... era mi libertad, mi corazón que se iba y venía como el hálito que pasa a través de mi ser y me da vida día a día, noche a noche, con tanta bondad y humildad que me puse a llorar sin derramar una sola lágrima... era feliz en una noche perfecta y llena de amor, amor por la vida misma...

ya en mi casa el vacío esperaba con la boca negra y muda. abrí mi pecho y volvió mi ave roja... brilló y todo se hizo verde claro, luego, amarillo, violeta, naranja, todo se volvió tantos colores y sonidos que supe que estaba lleno de vida y magia, sí, todo estaba en su lugar, todo, incluso este instante en que escribo...



san isidro, enero del 2008