Sunday, December 16, 2007

idiomas


supe que grandes escritores gustaban comprar libros llenos de imágenes y de idiomas desconocidos. yo no soy gran escritor ni siquiera pequeño, tan solo me gusta o me provoca escribir en la Web o en un pequeño cuadernillo azul que tengo siempre en mi bolso o en las manos, junto a un lapicero de tinta azul; me gusta ese color, lo uso en mis ternos, corbatas y en casi todos mis pantalones, incluso uso un gorro de ese color. quizá me recuerda que vengo de la oscuridad o que navego en medio de ella. lo cierto es que gusto de escribir como quien se lanza al aire con alas, con aquel sentimiento de libertad, paz o algo por el estilo, y cuando lo realizo me siento muy bien... en eso estaba hasta que leí mucho, demasiado quizá, casi diariamente y por ello compraba libros compulsivamente. tanto fue, que tengo tantos que no podré leer jamás, y aún sabiéndolo, continúo con ese impulso. mis padres me llaman loco, es verdad, estoy fuera de todos los términos normales de una sociedad pobre o rica. no salgo, no como, no gusto de la gente ni ellos de mí, seguramente porque no gusto cambiarme de ropa de otro color que no se el azul, no lo sé ni me interesa saberlo. el caso es que, por esas casualidades, me llegó un libro escrito en japonés, luego otro en latín, en francés, alemán, inglés, etc... me gusta verlos, tocarlos y saber que aunque no los entienda, ellos me entienden a mí. los tengo tras una caja vidrio, y con llave. cuando los tomo hay algo en mi corazón que se enciende como una lumbre. sus líneas se hacen mas azules de lo normal y siento que son una parte del cielo, de ese universo infinito e incomprensible, que tanto amor y respeto le tengo. hace unos meses me puse a escribir en letras extrañas... no supe el porqué lo hacía, pero al hacerlo, dibujaba algo al costado, como muñequitos de colores, pues escribía con colores diferentes, de tono siempre azul. una mañana desperté y no pude ver mas que nubes y nubes... llamé a mis padres y ellos me llevaron a un oculista. este nos dijo que leía demasiado y escribía seguramente mucho. me pidió que bajara la intensidad. dije que sí, pero, al poco tiempo seguí leyendo, escribiendo y, dejé de ver por completo, todo fue perfectamente negro. quedé ciego como la noche, por ello, cuando aún tomo un libro de mi cuarto, siento que leo, que escucho voces de uno que otro personaje, y siento que una luz hermosa me eleva más allá de la oscuridad. y aunque la vida me regaló todo esto, respiro y en cada aliento que recibo, encuentro una nota, una estrella, una línea azul que siento cuando toco los libros del cuarto, sobre todo aquellos que son de otro idioma, aunque no los vea, pero les recuerdo que están bajo una caja de vidrio... mis padres dicen que estoy desvariando y que por ello canto todas las noches, pero, cómo no voy hacerlo si siento dentro de mi alma aquella sinfonía del universo, de esa oscuridad que me narra que cante, que cante, que cante y que lea cada línea apelmazada en ese idioma total, perfecto... la fusión de todos los idiomas, de todas las letras, sí, sí, total, total...


san isidro, diciembre del 2007