Saturday, March 06, 2010

esas cosas que ocurren...



mis padres salieron de casa y me dejaron solo, con mis quince años y la empleada... miré mis manos y el sudor empezó a florecer por la palma de mis manos. quizá fueron mis anhelos, deseos, o algo parecido... miré por la ventana hasta que ellos partieron en el auto. salté de la ventana y pensé en lo que había que hacer con la empleada. recordé mis sueños y mis lentos pasos hacia su bello y carnoso cuerpo. sabía que estaba planchando la ropa y que vestía de un delicado uniforme blanco, que no usaba medias y que sus manos estaban llenas de callos... era joven, no tanto como yo, pero joven de mente... tenía no mas de veinte años. crucé la sala y miré por la entrada al cuarto de planchado. la miré. estaba de espalda. sus piernas eran robustas, se le notaba su calzón, la forma y el color, era rojo... hice como que pasaba y pasaba, como un bicho alrededor del foco de luz, queriendo fundirme con ella, su cuerpo, sus manos y esos ojos negro, profundos como el centro de su especie... entré sin zapatos. mi cuerpo era fuerte y alto para mi edad. nunca había tenido relaciones sexuales y juraba a todos mis amigos que ya lo había tenido, por supuesto, mentía... me le acerqué por la espalda hasta pararme a un paso detrás de su cuerpo, mas pequeño que el mío. puse mis temblorosas manos sobre su cintura, era durita, suave y sentía que mi cuerpo empezaba a temblar... ella seguía planchando. seguí a mis manos y llegaron hasta tocar el borde de su calzón. crucé la línea hasta llegar a juntar mis manos, rodeándola con mucha delicadeza... sabía que pronto sería mía. de pronto ella dejó la plancha, volteó su cuerpo y clavó sus ojos sobre los míos... ¿qué quieres?, preguntó... no supe que responder, por lo que ella sonrió y acercó sus labios sobre los míos... cuando nuestros labios se juntaron, fue como una cobra introduciéndose dentro de mi ser... luego, no recuerdo mucho, pues ella tomó posesión de todo. me arrancó mis ropas, y mis manos la siguieron hasta quedarnos desnudos, saciándonos sin parar... nuestros cuerpos estaban calientes, nuestras manos se apretaban mas y mas, hasta que mi sexo se puso sobre el suyo, y ella lo cogió hasta metérselo dentro de su ser... fue brutal, no recuerdo mucho, pero fue abismal... grité de placer, ella, creo que también... hasta llegar al orgasmo, para luego echarnos uno sobre el otro... ella fue la primero en pararse. se vistió, peinó, y sin perder un segundo, como si hubiese ido al baño, cogió la plancha y siguió su cotidiano trajín... sentí vergüenza y como un perro mojado, salí del cuarto, cogiendo mis ropas hasta llegar a la ducha, bañándome, sintiendo que algo había perdido, y algo había ganado, pero, sentí que mas había perdido que ganado... y no recuerdo qué...