Sunday, January 24, 2010

talento


miraba las hojas de un cuaderno de hace tantos años cuando sonó algo raro del fondo de mi cuarto... me paré y me pregunté qué era eso... estaba tan solo con la lámpara, así que, encendí las luces del cuarto. pasé mis ojos por cada rincón del cuarto y noté que estaba muy sucio... era más de la media noche pero aún tenía fuerzas y no tenía sueño... cogí un balde con agua, lo llené con detergente, y con un trapo empecé a limpiar las paredes y el piso de mi cuarto. "si quieres limpiar algo, empieza desde arriba", esas eran las palabras de un viejo amigo... miré el techo y estaba manchado y lleno de telarañas por los rincones... cogí una silla y con un palo empecé a limpiar primero las esquinas... las arañas se encogieron como botón en flor... las puse dentro de una botella y las guardé en un cajón. luego barrí el techo, todo, todo... ya habrían pasado dos horas cuando sonó la puerta de mi cuarto. paré de limpiar y abrí la puerta. era la dueña de la casa preguntándome qué es lo que hacía a más de la media noche. sonreí como un imbécil y dije: nada... ella movió la cabeza de un lado al otro y entró a mi cuarto. miró todo y vio que estaba lleno de polvo, todo... ¿está loco?, preguntó. volví a sonreír, igual... ella salió del cuarto no antes hablando cosas que no entendía ni podía pensar ni escuchar... tan solo recordaba las arañas del cuarto, las hojas del cuaderno, el balde rojo lleno de agua y detergente, la soledad de mi vida, en verdad, estaba bien, pero bien solo... la dueña cerró la puerta, y yo volví a limpiar el techo hasta acabar. luego pasé a las paredes y vi las fotos de mis parientes... sí, allí estaban todos, todos estaban en esas fotos y parecían preguntarme qué es lo que hacía en mitad de la noche... nada, me dije a mí mismo... limpié las fotos y me puse a llorar como cuando era un niño, echado en la cama, esperando la llegada de mis padres... estaba solo, y ya tenía más de sesenta años, estaba solo, pero no tanto como para seguir llorando... tenía las fotos, un cuarto, mis hojas del cuaderno, las arañas en un pomo, y, tanta soledad que escuchaba el grito y llanto de todas las arañas en un pomo... de pronto, todo empezó a amanecer por todas partes… cerré los ojos, pues, no deseaba despertar, pero uno cambia tantas veces que los abrí luego de unos segundos… miré el techo, estaba bien; las paredes limpias y llena de fotos y todas estaban en su lugar; sí, un día más para vivir, así que me levanté y fui a darme una ducha cuando me dieron unos mareos y caí… fue raro, todo me dolía, era como tener un gotero en el cerebro, dándole y dándole, sin parar… pero, uno a todo se acostumbra, así que me paré y salí a la calle, sucio, pero vestido, y, con una sonrisa de imbécil, y, sin escuchar nada de lo que sucedía allá, allá, afuera de mí,… si, aún la vida me respiraba y yo la respiraba a ella…