Monday, October 03, 2005

Bajas Visiones

Prendí el coche y no arrancó. Maldije mi suerte, ya eran pasadas la media noche y el auto así, casi sin vida... No supe por qué pero no tuve ganas de salir del coche así que cogí un buen libro y me puse a leerlo hasta que amaneciera... De pronto, extraños deseos trataban de asfixiar mi momento constructivo, y pensé en todas las chicas con las cuales había hecho el amor. Recordé a muchas de ellas, y mientras las recordaba se me vino a la cabeza las palabras de mi difunto padre, "me gusta revivir viejas experiencias, revivirlas paso a paso y esta vez hacer o tomar la decisión correcta"... Eso me dijo poco antes de morir a través de un infarto, seguramente estaba reviviendo una parte de su pasado así como esos personajes que gustan armar rompecabezas durante semanas y semanas... Mi padre, me dije, cómo será estar muerto, ser nada y que uno como yo lo sienta a su lado mientras lo recuerda. Diablos, pensé, ¿estaré divariando? No lo sé, pero el solo hecho de recordar a mi padre fue como una luz que disipó ideas de tipo destructivo.

A través de mi coche me puse a observar a la gente que circulaba como fantasmas por la noche. Vi a un gato pararse en medio de la pista, mirarme, mover la cola como si tuviera atada una serpiente, mientras sus ojos no dejaban de mirarme. Luego, se dio media vuelta y despareció por las negras calles de la ciudad. También vi el rostro de una anciana a través de su ventana. Pude verla y reconocerla porque diariamente, al menos durante el día, pasaba sentada en la ventana de su cuarto... Aquella mujer tendría mas de noventa años, su rostro era apergaminado, pequeña de estatura, de rostro cálido, lentes, y un cabello gris como las calles de la ciudad. Parecía que se había encogido por el tiempo, al menos eso me pareció pues cuando por el día se cruzaba ante mí la veía mas y mas encogida, doblada, casi como que el cuerpo era atraído por la tierra, pero sus ojos cubiertos por lentes parecía siempre alegres y atentos... Quizás no desea dormir, o quizás desee ver más tiempo la realidad que es una especie de sueño materializado, no lo sé, pero me agradó ver a la anciana mujer mirando las calles, y mirándome el auto que estaba aparcado en la puerta de mi trabajo...

No sé si fue agotamiento, modorra, locura, pero tuve ganas de pegar una dormida. Cerré los ojos pero el sueño desapareció. Abrí los ojos y vi a mi padre a mi lado, con un cigarro en los labios, pensando... ¿Qué haces aquí papá?, le dije. Estoy reviviendo mi vida, me dijo, y cuando iba a tocarlo se esfumó así como el humo de un cigarro. Tuve miedo de cerrar los ojos así que traté de continuar mi lectura pero no pude, y cuando miré nuevamente la calle vi a la nonagenaria caminando con un bastón junto al gato negro... Ambos parecían dirigirse hacia la salida de la ciudad. De pronto, la anciana se detuvo y volvió su vista a mis ojos, luego, levanta la mano pidiéndome que la siguiera... Me paré y empecé a seguirla, y cuando estuve a su lado quise tocarla pero ella también se esfumó. Lo único que quedó a mi lado fue el extraño gato negro que no dejaba de mirarme y de ondular su cola…

Volví a mi auto, ya estaba por dormir pero recordé que quizás podría tener pesadillas, así que decidí irme a mi hogar sin el auto, pero antes de partir, le di una oportunidad al coche. Doblé la llave y arrancó. No paré hasta llegar a mi casa…



San isidro, octubre del 2005