Wednesday, December 12, 2007

ciegos


leía tanto, tanto
que los ojos se apagaron
como llama ante la brisa...

llamé
grité tu nombre, el mío
pero nadie escuchaba

tuve que callar
y allí
en silencio total
escuché una voz
cálida como la primavera
era una mujer

le dije que leía
que mis ojos no veían
que mis manos sabían tanto hoy como mañana
todo eso le dije
y ella tocó mis manos
y lloró como una madre

la quise tocar
mirar
abrazar
pero no
ella se iba
lejos
así como el sueño

grité tu nombre, el mío
pero no escuchaba mas que la brisa del pasado
y el recuerdo de unas manos en las mías...

ya agotado
arrastré mi cuerpo sobre el barro
conocí la soledad de los muertos
la gracia de la oscuridad viva
el tacto del amor
el color de la nada
y lloré mucho
y mi llanto se hizo fuego ante mis ojos
y pude ver
sí,
pude verte
lejos caminabas
con una hoja escrita en tus manos
y yo hablaba en sus líneas
y tu llorabas sin parar
ante el grito lejano de mi alma

supe al fin lo que era el perdón,
perdoné
supe al fin lo que era gratitud,
agradecí...
y luego
abrí los ojos
y vi tan cerca tu rostro, el mío
que sentí cerrarlos
amé más tus sueños y tus ojos ciegos...


san isidro, diciembre del 2007