Friday, August 31, 2007

perro



Todas las mañanas hace su caca en la puerta de mi cuarto. Huele terrible. Y, apenas salgo a darme un duchazo, viene en pos de una sobada de panza o de una rascada de columna que tanto le gusta. Tiene no más de ocho meses pero es un buen amigo. Hay veces en que lo hago pasar a mi cuarto pero sus pedos son peores que sus eses, por lo tanto, lo dejo en la puerta, durmiendo, roncando, porque ronca peor que yo. Le pongo una cena con abundante agua y le dejo todas las mañanas, encerrado entre el techo de la casa en que vivo y la reja de salida.

Pareciera mirar a la gente con pena, pero no es así. Ya ha destruido muchos zapatos míos entre otras cosas peores. Y, extrañamente no le gusta salir a la calle. Odia a la gente extraña o quizá sea que le teme tanto como ellos a él. Si vienes un día a mi casa, verás que es verdad, aunque se te acercará para darte unas lamidas en las manos o pies, y si le das un poco de tu amén, verás lo que te digo...

Aún así, le quiero. Sobre todo cuando llego a casa agotadísimo. Me mira y me lame las manos que tengo que volvérmelas a lavar para cenar porque a este perro le gusta comerse sus propias eses. Y mientras ceno, me mira. Muchas veces me doy la vuelta y ya, ya cenó por mí. Es un buen perrito, le quiero tanto como él a mí. Me gusta sus ojos. Negros como la noche embreada. Y sus cabellos son de una fiera o un tigre mesclado con oso. Le quiero, no hay nada que hacer...

Le observo mucho, sobre todo cuando salimos a pasear por las mañanas, y va y viene de una rama de un árbol hacia otro. Mea. Caga. Vive como tu, como yo. Hay veces en que me pregunto quién vivirá más, quién le recordará... Dicen que este tipo de perro vive por lo menos más de veinte años. Y yo que ya voy por los sesenta, creo que me verá dejar este mundo extraño pero bello como sus ojos negros. Espero que cuando lo haga, este viejo perro esté a mi lado, como ahora en mi cuarto, en que sus pedos me asfixian, pero, uno a todo se acostumbra... a todo, hasta el amor a los animales...


San Isidro, Agosto del 2007

piernas


eso es lo que vi mientras cerraba los ojos con un libro en mi pecho. piernas de personas, en este caso son las piernas de un grupo musical, que en verdad no me agrada, siento que no son ellos mismos, mas bien una versión de Sting en español, pero, esa es mi estúpida versión pues, ¿qué hay nuevo bajo el sol?... me agrada cuando es Borges quien lo escribe. hace poco leía uno de sus Diálogos entre Borges y Sabato. tal para cual, uno oscuro y pesimista, el otro fantástico y gran soñador. me gustó aquel libro de Diálogos.

nunca me había puesto a pensar en las piernas de las personas. unas son gruesas, blancas, débiles, huesudas, lisas, velludas, etc. una gran variedad para la mente. el creador sí que tuvo gruesas ideas al respecto. por mi lado, continúo escribiendo cosas que siento que deberían decirse sin ningún afán de notoriedad, mas bien, el de desaparecer cada vez mas.

eso está pasándome en estos tiempos en que escribo y casi dejo de ser yo mismo, como si fuera una sopa de letras quien dijera, contara estas notas en este Blog tan especial, y al cual le estoy muy agradecido porque me dejan escribir sin preguntarme quién diablos soy, eso no importa, mas bien el que continúe contando historias como la de estas piernas que se muestran como postes, árboles humanos, deshumanizados, con hambre de originalidad. eso es lo que veo y siento, pero las piernas que yo vi en mis visiones fueron muy diferentes. habían como preocupación entre todos, como si tuvieran vida propia. listos a dejar cuanto hacían e hicieran otra cosa como el arrancarse del cuerpo e irse corriendo en búsqueda de su sentido que no sea igual al de los caballos.

he visto piernas mutiladas. también entrepiernas mostrando esos vellos y el útero de una mujer al cual no se le ve nada mas que lo que los ojos quieren ver. amo la vida. amor es una palabra muy corta y justa para alguien como yo que precisa de palabras dulces, miradas tiernas y letras que leer mientras la vida le de ese don de la vista porque es un don, y uno gigantesco. ver como el cielo se hace mas y mas negro, o azul oscuro, y cuando amanece ver toda ese despertar, esos cantos de ángeles antes que de las avecillas. eso, es lo que escucho mientras despierto. y, piernas, piernas cubiertas por ropas que ocultan fuerza, responsabilidad, dureza y eso que no existe idioma aun dicho en la vida y quizá en la muerte. piernas que vi y que ahora las veo aproximándose hacia mi con esos zapatos que me dicen una cosa sencilla pero real: piernas vivas, piernas vivas, piernas....


san isidro, agosto del 2007