Monday, September 17, 2007

Expresiones ajenas...

Empecé la mañana. Era temprano... La gente aún andaba llena de sueños en sus caras. Hubo un bullicio bajo la gran ciudad. No quise molestar y me senté a meditar. Un lago de oro alumbraba mi oscuridad interior. Un ave de color celeste vino hacia mi y dijo si deseaba volar. Le dije que si. Me dio alas y volé, lejos, mas allá de los sueños de la gente y de mis sueños, y en ese lugar lleno de un verde cristal, vi a un hombre sentado en la vereda de mi casa... Estaba meditando y seguro que tenía alas, al igual que yo...

Abrí los ojos y saqué un cigarrillo, fumé. Era extraño, vivía a pesar de toda la gente que pasaba por mis ojos. Siempre me pregunto si los seres que veo están soñando, fumando, despiertos, muriendo como yo. No sé con certeza. Me gusta abrir los ojos después de meditar y ver muchas cosas. Un amigo, un perro. Los autos que no cezan de rodar con sus ruidos que adormecen mis fantasías. Me gusta fumar un cigarrillo luego de meditar, de volar sin alas... Me gusta...


Le dije al portero que me dijera la hora. Respondió que era tarde. ¿Muy tarde?, pregunté. El portero sacó sus llaves y me las dio todas. Gracias, le dije. Me levanté y le miré a los ojos, y le dije si podía quedarme un rato mas con las llaves. Me dijo que no. Luego, el portero se paró, cerró la puerta y yo me puse a caminar hasta llegar a mi casa. Entré pero no había nadie, excepto mi madre que estaba cocinando. Le mostré las llaves, pero ella no hizo mucho caso. Ya está lista la comida, me dijo. La miré y le mostré las llaves. ¿Quieres?, pregunté. No, respondió mi madre. Dejé las llaves en mi cuarto y bajé almorzar... Mientras comía vi que mi madre tenía una llave en sus manos. Me gustó verla así y pensé que quizá buscaría al portero...

Lince, septiembre del 2007