Friday, March 28, 2008

hombre


me dijeron que escriba una novela
lo pensé un poco y decidí hacerlo...

¿cuándo?, preguntaron ellos

alcé los hombros y miré a las nubes...
quise volar,
escapar,
ser un viento en el cielo
no pude
y
cerré los ojos

cuando volví abrirlos
aún esperaban respuesta

eran muchos
y todos
con las manos abiertos
como flores de carne

sus ojos miraban,
traspasaban los míos
y seguro que
veían mas que yo...

cogí una rama
y
sobre la tierra
escribí:

“un hombre
es un poco de todo
encierra tanto y nada
es como el inicio y el final
puede volar,
amar,
morir...
pero,
prefiere esperar
a que todo
se haga nada
frente a su vida
entre un grito
y un silencio...

un hombre es como un poema largo
se escribe dando pasos
en silencio sueña
construyendo palacios y esferas
es un Dios incompleto
y escribe poesía
aunque no todos
le lean

un hombre tiene dedos,
manos,
pies,
ojos
y mucho de eso invisible
con el tatuaje
del amor...

un hombre llora
y dice mentiras disfrazadas de verdad
y
al revés...

un hombre tiene eso que le daña
y le mata a patadas...
un mundo que rasga su inocencia
su mas hermoso sueño...

un hombre es como una mujer
tiene tanto como nada
y ambos
cuando tocan sus almas
se hace un nudo en lo eterno
y sienten lo importante
que es vivir
en un aliento...”



san isidro, marzo del 2008

Wednesday, March 26, 2008

bellos amores...


me preguntaron tantas cosas

¿por qué no amo?

bajé el alma al húmedo piso
y con una luz oscura en mi sombra mojada
juré que jamás amaría a ser brillante y seco...

salí como todas las tardes
con los ojos hacia el cielo
con la luz en mi alma ardiente
y cuando choqué frente a un ser humano
le di el mas fuerte abrazo de todos los abrazos...

llegó la noche con su campanas brillantes
y esa moneda plateada, coqueta la esperaba encogida
supe que todo sería igual a mi sueño
y que los niños no despiertan jamás
de cualquier futuro doméstico
porque
hay tanto que vivir en un cuerpecillo anhelado
como que dos por dos es un millón...

entré a mi océano sin peces
y ahogué todas mis penas y alegrías
supe lo que es el todo encerrado
bajo llaves de un futuro imposible de escribir

una mano tocó mi pecho
eran muchas manos y no lo sabía...
muchos ojos me miraban
muchas caras sonrientes ardían
al verme echado en un cuenco de plateado
como el humo o ceniza de un viejo cigarro...


san isidro, marzo del 2008

DIOS


estaba en el cielo. la gente me miraba con bellas sonrisas. vestía todo de blanco y el aire que respiraba era fresco como nunca antes. estaba en el cielo, en medio de todo el cielo, y mucha gente me miraba. me senté frente a un viejo árbol lleno de manzanos. cogí uno y vi a una culebra preciosa de ojos redondos y verdes. ¿quieres ser Dios?, me preguntó. no, respondí. la culebra de ojos verdes empezó a enroscarse hasta volverse en una manzana gigante de colores brillantes. cayó de donde estaba como si quisiera jugar conmigo, y yo la cogí con mis manos. la gente toda me miraba con bellas sonrisas y el Sol brillaba como nunca antes en mi vida, cuando le di un mordisco al bello manzano de colores que antes había sido una bella serpiente. el manzano de colores gritó: ¡ay!. ¿te duele mucho?, le pregunté a la culebra que ahora empezaba a convertirse en un árbol pequeño de colores brillantes. no, no me duele, pero, ¿te gustó lo que probaste?... le dije que un poco, además que su sabor se me hace muy conocido. ¿por qué me lo preguntas?, le pregunté. me dijo que ese era el sabor de Dios. ¡ah!, respondí, sorprendido, y como si no pasara nada seguí caminando y terminando de pasarme el trozo de la culebra dentro de mí por todo el cielo ante las miles de miradas de gente que no cesaba de sonreírme... pasé delante de ellos, y nadie decía una sola palabra, pero, cuando terminaba de pasar por cada uno de ellos, todos me tocaban la espalda, y luego, empezaron aplaudirme sin parar, pero suavemente, sin mucho estruendo... me pregunté por qué lo hacían, y justo cuando pensaba en ello llegaba a una linda cabaña en donde un hombre bastante mayor me esperaba con un libro muy grande, casi del tamaño de él. ven por favor y acércate, me dijo. fui y le pregunté si él era Dios. asintió, y luego, me extendió el enorme libro, diciéndome: firma justo a tu nombre, por favor... lo cogí y busqué mi nombre, pero, lamentablemente no lo recordaba. eso le dije a Dios. ¿no lo recuerdas?, me dijo. suspiré y de pronto, recordé: sí, ahora sí recuerdo todo. abrí el libro nuevamente y busqué mi nombre, y allí estaba, escrito en la primera página y encima de todos los nombres... sí, mi nombre era Dios, y firmé. gracias le dije. de nada respondió Dios. entré en la cabaña y encontré a mucha gente que no cesaba de mirarme con bellas sonrisas en sus ojos y sus labios... estaba en el cielo y yo era Dios...


san isidro, marzo del 2008

segundos afuera...


dos piratas de ojos vacíos
pintaban en sus sueños gatos de colas negras

un sonido de sables y bombas
les hizo despertar de su acerado sueño...

dos barcos de oro
se empotraban sobre una de sus quillas

el barco de los piratas
empezó a hundirse
pero aún así
se lanzaron como diablos
al barco de oro
con sus sables y garfios y ojos vacíos...

apenas llegaron
vieron almas contorneados de tenues líneas
que les miraban con zozobra

¡amos!
dijeron...

los piratas soltaron sus armas y con una antorcha
quemaron a todas las almas
que no cesaban de gemir como grillos por la noche...

se quedaron en el barco de oro
y al poco de navegar
una tormenta se puso sobre ellos...

naufragaron
ahogaron
pero
no cesaron de luchar contra la tormenta
saltaron de su muerte
y subieron
sobre ese árbol de aire y viento
hasta tocar el ojo central de la tormenta

¡no nos mates!
gritó la tormenta
pero ya
los piratas
cortaban los hijos del viento
sobre el cielo lleno de estrellas
dejando al mar calmo
como una planicie plateada...

como niebla
los piratas volaron
hasta tocar el alma de un cuerpo vivo
eran niños
que despertaban por la mañana
salían de sus casas
con libros y sueños escondidos

los piratas los siguieron
hasta tocar sus corazones
y cuando se hicieron uno con cada niño
volvieron a sus sueños
bajo el manto de la noche
llena de estrellas y cantos sin final...!


san isidro, marzo del 2008

Tuesday, March 25, 2008

tratando


estaba escribiendo un cuento cuando escuché voces saliendo de las paredes de mi cuarto. dejé de escribir y me puse a escuchar las paredes. una de ellas estaba llena de libros y en uno que otro rincón habían papeles y ropa sucia colgada entre ellos. en la otra pared habían cuadros, muchos cuadros y todo pequeños, casi del tamaño de una foto tamaño carnet. la otra pared tenía ventanas de varios tamaños pero todas estaba totalmente cerradas por una tapa de madera color madera, y con cerrojo como si fuera una jaula de loros. y la última puerta tenía libros muy grandes, casi del tamaño de cuerpo, y, en un lado de la pared estaba una puerta abierta, entreabierta diría yo... en donde se podía ver oscuridad total... me paré y me pegué a una de las paredes, la que tenía cuadros, y escuché vocecillas como si fueran cantitos de pajarillos y todos repetían canciones de tonos variados, como grillos pero sin ese sonido chirriante, me gustó y le pregunté qué significaba lo que decían. callaron y noté que los retratos se ensombrecían... ¿qué raro?, pensé. iba ha acercarme a la otra pared pero decidí que no, que mejor seguía escribiendo, y así lo hice aunque las voces aumentaron su tono, casi podía sentir el olor a sus voces, que eran graves, llanas, obtusas, de todo tipo de sonido. recordé que tenía una radio en mi saco. lo saqué y escuché música clásica... sin embargo, a medida que escribía y escuchaba a Brahms, sentí como si todas las voces de las paredes se pusieran a llorar. estoy loco, pensé y me saqué el aparato de música de mis oídos, y, de pronto, escuché aplausos de cada rincón del cuarto. gracias, les dije. me paré y los aplausos seguían. caminé hasta llegar a la puerta y lentamente cesaron los aplausos. salí de mi cuarto y todas las luces de la casa se encendieron. vi a tanta gente sentada en sus camas, y todos estaban mirando sus propias paredes, pero, notaba, no podían escuchar ni un solo sonido, nada, absolutamente nada... vi sus ojos y noté que eran del color de la oscuridad. les hablé, pero parecían no escucharme ni darse cuenta de mi presencia. iba a salir a la calle pero cuando vi a la dueña de casa echada en el piso con sus manos apuntando hacia el cielo supe que algo malo había pasado. me le acerqué, y ella me besó en la boca. fuerte, tan fuerte que sentí todos sus dientes. ¿qué hace?, le dije. pero ella abrió los ojos y vi toda la oscuridad del mundo en cada una de sus retinas. volví a mi cuarto y me senté a escribir. fue extraño, pues, no volví a escuchar las voces de las paredes hasta el día siguiente en que amaneció y tuve que salir a laborar como todos los días. mientras salía a la calle no me encontré con nadie en la casa. vi un auto parado en un lado de la calle. la puerta se abrió y entendí que me esperaba. subí al auto y vi a un señor con los ojos mas oscuros que todas las noches... no me habló ni respiró. ¿estará muerto?, pensé, pero mientras pensaba escuché aplausos por todos lados del auto. este se detuvo y bajé sin decir una sola palabra. caminé, pero no encontré a una sola persona... ¿en dónde estoy?, pensé. vi a lo lejos una casucha. corrí y entré sin tocar la puerta. subí las escaleras y no me choqué con nadie. vi un cuarto alumbrado por luces. entré y vi una máquina de escribir. me senté y escribí durante toda la tarde hasta que de agotamiento cerré los ojos, y cuando los abrí, estaba echado en el piso de mi viejo cuarto, lleno de libros, cuadros, y ropa por todos lados, y ventanas cerradas como si fuera una cárcel... cerré los ojos y seguí soñando... tuve muchos sueños, pero eso, eso, es otra historia...


san isidro, marzo del 2008

Monday, March 24, 2008

es tarde


son mas de la media noche
el sonido no cuenta
el ruido de autos y crujidos de fabricas
resuenan mi mente infantil

hay tanto esta noche
en que le hago caso al espacio, a la nada

suenan los timbales de mi alma
un ave toca sus trinos mientras duerme
dos bebes lloran mientras sueñan

hay tanto esta noche oculta bajo el día...
en que los condenados sueltan sus perros negros al cielo eterno

pasos van tras de mis letras
los oigo como el sonido del corazón
debe ser que esta noche muero viviendo...

hay tanto esta noche, esta noche...
dinero suena bajo el brillo de toda confusión...

salgo de este cuarto
y la negritud se hace puntos negros
y miles de estrellas tocan las pupilas de mis ojos...
y sigo esta cuerda que se rompe una y otra vez
mientras la vida sigue su curso
como sombra de lo eterno...

lo sigo
y muero en mi intento
debe ser que
la noche guarda a los perros de un poeta...
y ladran tan fuerte que
huyo como el humo de un cigarro...

hay tanto esta noche
y yo
sigo viviendo
sigo escribiendo
como todas las noches...


san isidro, marzo del 2008

Sunday, March 23, 2008

Nací


"...bajo la penumbra de una noche sin estrella ni tiempo ni nada existente, nací, y, en mi primer grito, dije la verdad..."

leía los libros mas viejos que mi padre había dejado en su casa; la cual, no visitaba desde hacía mas de treinta años. ¿puedo?, le dije a una de sus hijas, la cual, primera vez que veía, es que, era hijo ilegítimo y olvidado, sin mas padre que la tierra y sin mas madre que los viejos borrachos del ayuntamiento. ella me dijo que sí. gracias, respondí y cogí uno de todos ellos. llévatelos todos, me dijo la hija de mi padre. no, respondí, sólo deseo este. ella bajó la mirada y asintió, para luego, volver a la sala del muerto. la vi alejarse y volví a respirar aquellos aires de libros sin mas uso que el de los gusanos y polillas. guardé el que mas me impactó: "Juan Cristóbal", de Romain Rolland, en uno de mis bolsos de libros. dicho espécimen siempre quise leer y releer, pero, las cosas nunca se me dieron, y vaya uno a saber en dónde se encuentran quienes se buscan, pues, sentí que el libro estuvo esperándome, así como mi padre al cual no pude conocer en vida, pero sí en ese féretro plateado, echado y vestido todo de negro, y esas manos grandes y fuertes que ya no eran mas que garras de un cascarón de un dinosaurio... salí de la casa sin decir una sola palabra. tan solo vine porque había leído en las páginas del diario que un hombre con mi mismo apellido había muerto. miré la foto de el susodicho y vi que tenía mi misma cara y, el mismo apellido. ¿curiosidad?. puede que sea ello lo que me indujo, pero pienso que fueron los libros que brotaban de ese apellido y de ese mensaje salido del diario. apenas entré en dicho caserón, supe que había una gran biblioteca. entré y con la mirada gacha, les dije que el señor del diario había sido mi padre, aunque jamás lo había conocido. todos sus hijos eran mujeres, y cuando me vieron, quedaron tiesas al ver en mi rostro el rostro de su padre, que al mismo tiempo era el mío. les mostré mis papeles y les dije casi sin dudar que no venía por nada en especial mas que conocer al autor de mis días... todas se calmaron así como si una falsa tempestad estuviera a punto de salir y de pronto, el Sol saliera ante sus ojos brillantes de paz y sosiego... pensé que el viejo era adinerado, pero a mí, esas cosas jamás me interesaron. lo único que gustaba eran los libros, y, yo sentía que por allí estaban. supe por una de sus hijas que mi padre tenía una gran colección de libros, pero ese gusto lo mató, o, en otras palabras, lo dejó ciego y deprimido porque a ninguna de ellas le gustaba la lectura... al contrario, lo odiaban... pedí ver los libros. les dije que era escritor, aunque desconocido, pero escritor autodidacta. sonrieron y casi escuché sus pensamiento: igual a nuestro padre. pasa, dijeron, llevándome hacia la gran biblioteca. entré y como ya les dije estaba el libro. ya en la calle, lo abrí y en la misma acera me puse a leerlo. era tal como lo imaginaba y había escuchado. maravilloso. guardé el libro en mi bolso y seguí mi camino hacia mi cuarto. toqué la puerta y salió la dueña de casa. ¿has traído dinero?, preguntó. le dije que sí. vacié mis bolsillos y le di cuanto tenía. ella cogió todo y soltado un bufido se fue, dejándome con la puerta abierta. entré y subí los cuatro pisos hasta llegar a mi cuarto. entré y acomodé todos mis libros. uno mas, pensé, y, mientras me mudaba de ropas, encendía una vela para leer a "Juan Cristóbal". noté que en la parte inicial había una dedicatoria. estaba el nombre de su esposa, que no era la misma señora de las chicas. esta tenía otro nombre. ¿será mi madre?, pensé. me dije que sí e igual seguí leyendo el libro durante toda la noche hasta que la mañana me avisó que debía salir a laborar. me bañé y salí a la calle, siempre con el libro viejo. llegué a la imprenta, saludé a mi jefe y empecé a cortar las resmas y resmas de papel de todo tipo. los había cartones, papel couche de gramajes diferentes, papel siempre, etc. mientras cortaba fumaba un poco y, cada cierto rato, leía, y leía y leía, hasta que llegaba la noche y salía de la imprenta con un poco de dinero, pero no para comer, no, eso alimentaba el buche pero no el alma. recordaba una frase dentro del ayuntamiento: "no de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de Dios"... debió decir que Dios hay veces habla a través de las personas, y casi siempre, de los libros... cogí mi libro y corrí hacia la librería mas próxima. pueda que haya llegado literatura alemana que tanto amaba, y, esperaba que no sean traducciones, no, que sean en su idioma original... pues, ya sabía leer con un diccionario... llegué y sí, allí estaban, esperándome, como siempre, sí, como siempre, con ese sentimiento apasionado que da el amor sin nombre ni apellido...



san isidro, marzo del 2008

Thursday, March 20, 2008

Paseando con mí sombra...


Salió por la puerta. Aunque vivía solo sentía que debía avisar hacia donde se dirigía. Entró de nueva en la desolada y deshabitada casa y se puso a escribir una nota:

“Salgo a la calle. Deseo encontrarme contigo, amor de mis amores. Deseo que esta noche en que el vino de la vida embriaga mi noble sombra sin un solo vaso servido sobre la mesa de este grisáceo mundo. Salgo y espero verte de nuevo, aunque sea con los ojos cerrados, o en la oscuridad de la noche”.

Se sintió mejor y con unas monedas en el bolsillo fue hacia la próxima bodega. Entró y pidió una gaseosa y una cajetilla de cigarros. Pagó y quiso hablar con el tendero, pero este parecía no querer más que morir esa noche. Salió y en la entrada encendió un cigarrillo, mientras tomaba su botella de gaseosa. Caminó hasta ver por la ventana de una de las solitarias casa la sombra de una mujer. Se detuvo y vio que la sombra hacía lo mismo. Es ella, pensó. Se comenzó acercarse y cuando estuvo a tiro de verla, esta, cerró la ventana, aunque pudo apreciar que le miraba por una de las rendijas de la ventaba tapada por una cortina. Me quiere, pensó. Pero, ¿quién es ella? Dejó de caminar y volvió a su casa. Entró y sin pensar se sentó en su escritorio y escribió:

“La vi, era bella, sus ojos eran grandes y celestes como el cielo de cada mañana. Su voz era sombría como la sombra de toda vida humana. Y su cuerpo, duro como los árboles del parque. Me ama, pero, aún no lo sabe. Me ama, eso es lo que siento, y lo sentiré cada vez que lea estas notas… su nombre es hermoso: Natalia. Sí, Natalia. Me gusta ese nombre. Tiene no más de veinte años pero ya sabe lo que es el amor y el amor de un hombre que la mira todas las noches a través de su ventana, solapada por la rendija de una vieja corina de terciopelo…”

Dejó de escribir y volvió a salir a la calle. Caminó hasta llegar al puerto. Vio una sombra grande. Se asustó. Cogió un palo y se puso listo por cualquier cosa. Ten cuidado, recordó las palabras de su abuelo, hay gente peligrosa en los puertos… Quiso volver pero no, no quiso, pensó en que su destino estaba en esa sombra que sonaba como si caminase arrastrando cadenas de acero… de pronto vio que un gato negro, que tras su cola arrastraba un par de latas. Soltó el palo y con penita se acercó la gato negro, y mientras se acercaba notó que a este le brillaban los ojos como dos lunas. Se detuvo y pensó que quizá fuera mejor seguir su vida, su sombra, que la noche tiene abierta tantas puertas como puntos estrellas en el cielo. Sonrió y el sonido del mar le hizo recordar lo bello que era vivir. Recordó a su abuelo, sus padres, su novia, sus hijos, amigos… Todo recordó, también a Natalia. El gato estaba casi a su lado y sin percatarse, este se puso a ronronearle. Lo cargó olvidándose de sus ojos de luna y le quitó de la cola las dos latas que eran de cerveza. Notó que estaban llenas. Se alegró y sin dudar, las abrió. Las tomó y sintió que la vida le abría una puerta más. Regresó a su casa olvidando el canto de las olas del mar. A su lado estaba una sombra más. Era un gato, que, desde ese instante, era una parte de sus noches, y, de sus días…

Pasó por la casa de Natalia pero todas las luces estaban apagadas. Miró su reloj y ya era pasada la media noche. Un árbol estaba custodiando la casa. El gato negro pareció sentir sus sentimientos, pues no bien dejó de pensar y ya este había subido hasta la parte más alta del árbol. Sonrió y sintió que el gato era Natalia, era ella disfrazada de sombra... Dejó al gato, a su bella estrella, y regresó a su casa… apenas entró, fue directo al escritorio y se puso a escribir…


“La encontré sola, en el puerto. Bebimos cerveza y paseamos juntos sin tocarnos, tan solo vi su silueta dibujada por la luz de la luna. Llegamos a su casa y entró por el regazo del árbol guardián que cuidaba nuestro secreto de todas las noches. La besé y ella no dejó de abrir los ojos hasta que me perdí por las sombras de nuestras calles… hasta el día o la noche siguiente…”



San isidro, marzo de 2008

Monday, March 17, 2008

siempre igual...


encendí el auto, no arrancaba. me fijé en el medidor de gasolina y estaba casi al cero. recordé el aviso de mi esposa: ¡llénalo!. me quedé sentado en el asiento, con las manos en el timón cuando se me ocurrió volver a intentar encenderlo. arrancó. sonreí, pero no supe de qué, si igual iba a ir a mi casa, cambiarme, hablar con mis hijos, esposa, llamar o recibir llamadas, cenar, ver a mi perro, mirar al cielo, mirar los muebles, mirar la TV, mirar, siempre mirar... puse primera y salí del estacionamiento, pensando que no iría a casa, ni llamaría, no, no haría nada de eso, mas bien, iría a una gasolinera y llenaría el tanque del auto al tope. llegué inexplicablemente, sin que el auto se hubiera quedado, y apenas vi al empleado, le pedí que llenara el tanque. lo llenó. mientras lo llenaba miraba a la gente del lugar. la mayoría eran parejas de gente joven. recordé mi juventud, mis aventuras, mis cosas y sueños de muchacho. volví a sonreír y pensé irme a otro lado. terminó el muchacho de llenar el tanque y le pagué. partí y salí rumbo a las afueras de la ciudad. maneja siempre derecho, pensé. encendí la radio y escuché clásica. era Bruckner, me encantaba, sólo a mí pues a mi esposa e hijos no, nada de música de muertos. seguí manejando hasta llegar al peaje de salida. una joven me pidió unas monedas por el permiso y le pagué. me sonrió y por un instante quise conversar con ella. era bella y joven, y presentía que sentía lo mismo que yo, pero no, mejor no, pensaba, mejor sigo adelante, siempre sin mirar atrás... la noche cubría mis pensamiento y el sonido de Bruckner. las luces de la carretera se hacían mas y mas escasas. hubo un instante en que sólo encontré la luz de mi auto... me gustó y pude apreciar el sonido del mar... ¿mar?, pensé. iba a detenerme pero no, mejor no, vaya a saber uno en dónde diablos se mete... ¿el mar?. mejor sigo, siempre es cortés dejar todo por los instintos mas profundos. seguí y llegué a pasar por un pueblo en donde las luces eran tan desoladas como las sombras de los parques de aquel pueblucho. miré a los perros que ladraban mientras pasaba y vi en una cara del lugar a una manada de muchachos corriendo de un lado a otro. y todos estaban desnudos, chicos y chicas con una fogata o antorcha en las manos... y casi percibí sus risas y sentí, casi, sus miedos. seguí mi camino hasta salir del pueblo y una luz mas brillante que la luna me encegueció. era un trailer que se cruzaba por mi lado, como si fuera un dragón lleno de fuego y con olor a basura... seguí y nos cruzamos... ¿estaré muerto?, pensé. seguí adelante y todo se hizo negro, menos las luces de mi auto y el sonido de Bruckner. era extraño, ni por un segundo recordé a mi familia, nada, sólo recordaba el lugar mas bello que tenía en casa, que era el balcón... desde allí miraba el cielo y las calles ennegrecidas por la noche. miraba las ratas y gatos y basurales. las luces de neón y esa gente balanceándose por las paredes de las calles... y esa luz de enfrente en donde un anciano me miraba como diciéndome: ¿hasta cuando?. sonreí de nuevo y seguí mi camino hasta que vi un grisáceo que orlaba toda mis vista. sí, estaba amaneciendo, y recién despertaba el día, yo, yo seguía adelante, siempre igual, sin mirar nunca mas hacia atrás... puede que girara la cabeza y estaría sentado en el balcón de mi casa mirando el cielo y la aurora de cada mañana con sus trinos y sus cantos eternos de cielos perdidos y estrellas moribundas... seguí adelante, sí, eso hice hasta que el tanque quedó vacío. me detuve y supe que debía volver. salí del auto y me puse a esperar el siguiente auto...


san isidro, marzo del 2008

Saturday, March 15, 2008

¿mañana te cuento?


tenía que hacer la tarea pero no había comprado los libros. llamé a una amiga y le pregunté si había hecho la tarea. dijo que sí. ¡préstamela!, se la pedí. no, respondió. ¿por qué?. porque no, respondió. luego, colgó. no supe qué hacer y seguí llamando a mas amigas, pero todas respondían lo mismo; por eso, me senté frente a la página en blanco y me puse a escribir todo aquello cuanto me ocurría. escribí acerca de un perro que se llena de pelos color dorado, y en su cola le salen como hilos largos y duros como el acero, como oro. también puse algo acerca de mis padres que no querían a mi perro, y en contra mi voluntad lo llevaron lejos de mi vida. lloré mucho al ver esto, pero ni aún así mis padres se pusieron tristes. decidí escaparme de casa en busca de mi perro de color dorado y cola con hilos de oro. vi a una vieja llena de basura en todas sus ropas, parecía una botella de plástico andante. ¿adónde va?, pregunté. en busca del perro de oro, respondió. le seguí y vi que llegaba a un pueblo lleno de botellas que hablaban y caminaban. entré y saludé a cada botella. ellos respondieron e hicieron preguntas entre ellos. ¿qué busca?. les dije que buscaba mi perro de oro. todos se rieron tanto que botaron todo cuanto tenían dentro de ellos, haciendo una especie de lago de colores frescos y con olor a licor. me dio asco y seguí mi camino. no lejos de allí vi a un viejo árbol que tenía unos ojos muy tristes y unas manos de madera, delgadas y llenas de musgo. le pregunté por mi perro, y este me dijo que estaba en su casa... ¿dónde es su casa?, pregunté. el árbol me dijo que tenía que esperar hasta que amaneciera. ya, respondí y me puse a esperar en su regazo. el día llegó pero yo seguí durmiendo cuando unas de las ramas del viejo árbol me despertó, haciéndome cosquillas en los brazos. abrí los ojos y los cerré porque la luz del Sol me lo impedían. allí, allí está, dijo el viejo árbol, señalando hacia el Sol. no supe qué hacer y con una hoja gigante del árbol caminé en torno a su sombra por los rayos del Sol. cuando llegué a una encalada, me detuve y le pregunté al Sol, de reojo, si había visto a mi perro. sí, respondió. ¿puedes llamarlo?, volví a preguntar. sí, dijo. de pronto vi una sombra con forma de perro, acercándose hacia mí. y cuando estaba casi a mi lado le llamé por su nombre, este ladró y supe que venía a mi lado. dejé la hoja gigante del árbol y me di la vuelta, pero, no pude ver mas que luces y luces, solamente luces y un ladrido a lo lejos que se perdía con el sonido de las hojas y el vuelo de las aves y el viento del cielo... cerré los ojos y no supe qué hacer, y, cuando los volví a abrir, estaba en la puerta de casa, sentada con mi perro dorado y su cola de oro... lo acaricié y le pedí que no se fuera nunca mas de mi lado. está bien, dijo el perro ante dos sombras gigantescas a nuestras espaldas, que no eran mas que mis dos padres... les miré y no pude ver sus caras... brillaban como el Sol, como luces y luces en donde sólo podía escuchar como un eco de sus voces saliendo por el abismo de sus vidas... terminé de escribir la historia y la dejé en mi cartera, como si fuera mi trabajo del día de colegio. toda la noche soñé, pensando en la profesora y en los brillantes pelos de mi imaginario perro dorado...


san isidro, marzo del 2008

Thursday, March 13, 2008

no sé si te lo conté...


trata de dos niños que se buscan durante todos sus sueños. ambos han nacido el mismo día y año. ambos son singulares, pero ambos son diferentes. uno es hombre y el otro es una mujer. ha ambos les acontece el tiempo, pero nunca se pueden ver ni oír. ambos llegan a tener familia, hijos, nietos, pero aún así, en sus sueños y en sus mejores pensamientos, siguen juntos camino a un destino que sólo ellos sienten que saben pero que aún no llega el momento en que se abra el telón del amor y verdad.

una mañana, la mujer se enferma y el hombre lo siente en su corazón, y se enferma también. ambos sueñan que están juntos y que juegan como niños, ángeles, duendes, aves, y tantas cosas mas... en cada sueño siempre hay una sonido poco antes que despierten. es una campana, una sólida y sonora campana que se escucha a lo lejos y que les llama a merendar. ambos dejan de jugar y parten corriendo hacia el lugar en donde suena la campana, pero, en sus carreras, ambos se pierden, siempre se pierden, y por mas que se buscan, no se encuentran hasta el siguiente sueño, aunque la campana sigue sonando y sonando hasta que ambos abren sus ojos y ven la realidad en el vidrio de sus vidas...

no llegan a morir, pero uno de ellos se levanta y decide pasear, salir de su cama. sale y da un paseo por un parque. ve un ave que vuela por los cielos, y éste se posa en su regazo, como si fuera un nido. éste lo acaricia y el ave le mira por uno de sus ojos y le dice si desea conocer a su amigo del otro lado de los sueños. sí, responde. sígueme, le dice el ave, pero, seguirle significa correr hasta llegar a un monte y saltar al vacío. lo sigue y cuando está por dar el salto, escucha el sonido de la campana, fuerte, muy fuerte. se detiene y baja del monte con gran dificultad y empieza a seguir el sonido de la campana que cada vez se hace mas y mas fuerte. de pronto siente que sus piernas se hacen fuertes y juveniles, y el lugar en que corre se hace idéntico al lugar de muchos de sus sueños. al fondo de aquel paraíso ve una planicie llena de flores y niños. no lo puede creer y se sienta entre las flores y el pato. y aprecia al fondo del lugar una cabaña en donde una anciana mueve la campana una y otra vez... una mano le toca la espalda y ve, al fin, su destino, su otro lado, su otro lado del sueño... ambos sonríen y ambos se cogen de las manos, y corren hacia la casa de la anciana que no cesa de tocar la campana, ante un alud de niños que no dejan de entrar en la cabaña...


san isidro, marzo del 2008

Sunday, March 09, 2008

a mí me pasó....


estaba el oso frente a mis ojos. no era una película ni un dibujo ni foto, no, era un oso vivo frente a mis ojos... me pregunté en cómo diablos había llegado a estar en aquella bizarra circunstancia, pero, nada, allí estaba el oso frente a mis ojos. no podía dar un solo paso pues éste movía la cabeza de un lado hacia otro como si fuera el tronco de un árbol gris de pelos, y luego, abrió el hocico y gruñó tan fuerte que mis pelos se erizaron... ¡corre!, escuché una voz dentro de mí. ¿adónde?, respondí a la voz interior. no lo mires, y échate al piso y arrástrate como una culebra, respondió. lentamente comencé a agacharme hasta estar al nivel del piso, y, luego allí, me arrastré buscando la salida de aquel lugar... llegué a un riachuelo y allí recordé el cómo había llegado. sí, me dije, fui un tonto, un loco... ¡cómo se me ocurre bajar de la montaña solo, sin conocer a nadie ni siquiera el lugar en donde andaba!. pero, ya estaba fuera de peligro. me levanté y en ese instante vi nuevamente al oso frente a mis ojos. esta vez se venía hacia mí. lanzó un fuerte rugido y como si fuera una bola de pelos grises, se lanzó hacia mí. recordé el consejo de la voz interior y me tumbé al piso... sentí el peso del animal, sus manasas y garras por todo mi cuerpo. luego vi que se llevaba algo en el hocico, y vi, con gran tristeza, que era mi corazón... cierto, estaba muerto, ya hacía mas de unos segundos... miré los restos de mi cuerpo y seguí mi camino. no sentí pena pero sí sentí ganas de correr, y corrí, y no supe con qué parte de mi existencia lo hacía, pero corría hasta que vi una cueva y entré. vi una manada de ardillas, y una de ellas me dijo: bienvenido... me gustó su vocecita y me quedé ojo a ojo frente a una manada de ardillitas...



san isidro, marzo del 2008

Thursday, March 06, 2008

así son las cosas...


sentado en la mesa, cenaba bien rico. la mesa estaba con un plato, el mío. había llamado a que traigan una cena y ya, allí estaba, rico, todo bien rico. de pronto, vi un cabello rubio en medio del plato. ¿de quién será?, me pregunté para mis adentros. lo cogí y lo puse en una cajita de plata que siempre cargaba en mi bolsillo. mas tarde iré a ver de quién era el cabello... terminé y salí, aún no era tarde. la gente de la ciudad no me gusta, es demasiado callada, seria, en general, no me gusta... pero, tenía el cabello rubio en mi cajita e iba hacia el lugar en donde habían preparado mi cena. llegué y vi que era un local gigantesco. aún así, entré. llamé al administrador y le conté que había encontrado un cabello en mi pedido de cena... me pidió que lo disculpara; que todo había sido un error, accidente, casualidad, falta, desliz, descuido, omisión, yerro, despiste, equívoco, burrada, errata, sofisma, etc., etc... le tuve que tapar la boca porque no se detenía el tipo. se puso con los ojos como pez y dijo qué era lo que quería. le dije que deseaba conocer a la persona del cabello rubio. sus ojos se pusieron oblicuos y resopló como un toro negro... se dio media vuelta y casi podría decir que marchó como un nazi, un muñequito de madera hasta entrar a la parte interior del gigantesco lugar y le escuché llamar a una persona. esta, pues era mujer, salió y la vi. era una jovencita de cabellos rubios, ojos azules, alta, bella en pocas palabras... una ves que estuvo a mi lado, le entregué su cabello. lo perdiste, le dije. sí, respondió, para luego tirarlo al piso y quedarse mirándome a los ojos como esperando a que desapareciera. no supe qué hacer y me fui de aquel lugar. de nuevo con la gente, extraña, pero, gente en pocas palabras. sí pues, así son las cosas…, me dije.


san isidro, marzo del 2008

estados

la patria, el ser, lugares ambos desconocidos y vastos... me gustaría ser siempre, pero hay tanto en mi mente y en mi existencia que siempre lo pospongo, lo dejo a un lado y dejo de ser.

hay una canción que me gusta, es suave como música clásica y fresca como el rostro de un niño. me gusta aquella canción. abriré esta puerta y saldré como siempre, cantando esa canción que vibra en todo mi ser...

y dejo este instante y paso al siguiente con el sentimiento que jamás podré vivir lo necesario para disfrutar el regalo del isntante...

me voy esperando que vuelva la salud a este cuerpo que revienta como un huevo que cae al piso. me duele y sé que muero, pero, eso, ya lo sabía...


san isidro, marzo del 2008

Saturday, March 01, 2008

SIMPLE


tengo a mi lado el libro de correspondencia de Proust con su madre. es un libro de trescientas cinco páginas... edición de 1956, año en que contaba con tres años de llegado al este mundo hermoso y feo, todo mezclado como una obra de arte. me gustaría saber mas de Proust, pero, ¿el leer su correspondencia me dará la respuesta?. no, no lo sé, ni lo sabré jamás... pienso que sólo siendo Proust podré tener la oportunidad de saber quién fue Proust, pero, al menos, son sus huellas o la imagen que dejó tras sus pasos por la existencia… o, la creación de la mas grande imaginación de ser jamás creado…

imagino que los editores son grandes personas que gozan de una visión sobrenatural. imagino que nunca habrá en el mundo mejor libro que el uno pueda escribir y editar. imagino un mundo lleno de gente contenta con sus vidas, sea cual sea la vida que tengan. imagino estar frente al final de mi destino, coger aquello que es tan solo para mí y ser por siempre feliz. imagino a mis padres muriendo, mirando el lugar hacia donde todos van y no se sabe si volverán. imagino a mi perro corriendo tras el perro que lo hizo pedazos. imagino entrando en mi taller y un grupo de gente me espera para comprar toda la producción de la semana. imagino estar lleno de salud día a día sin usar una sola pastilla. imagino escribiendo, o, escribiéndome sin ninguna razón, como ahora. imagino verte a los ojos, frente a frente, pararme a tu lado, sentarme y tocarte las manos, decirte cuánto lo siento el no ser omnipresente ni omnisciente. imagino correr por todos lados como Forrest Gump, porque se le ocurrió, porque le dio la gana, y vio tanto, tanto, y siempre encontró lo mismo en cada lado que pasaba en su largo correr por correr. imagino subir al cielo, estar frente al creador y darle la mano, si es que tuviese mano, o, algo parecido ha alguna manera de ser uno con él, o, tener un contacto divino, eterno. imagino preguntarle al creador el por qué vivo, y para quién lo hago y hacia dónde terminaré. imagino verme y sonreírme, y con esos ojos igual a los míos de chinos y negros, decirme que no hay razón ni la habrá jamás, que todo se hizo por un momento, un juego de dioses, de niños que jamás dejaran de respirar la pureza perfecta, eternidad sin cola, y todo ese tipo de cosas... imagino que todo cuanto he escrito se hace una mancha, sombra y como todas las sombras, se refugia tras la luz y tras de un ser como cola de gato. imagino, siempre imagino, siempre, debe ser por ello que imagino, porque es mi manera de existir como un dios de papel, o, un dios virtual... y, como siempre digo, no me creas, no, jamás creas nada de cuanto se dice, escribe, lees... vive, eso es mejor, viviendo se dicen y se sienten y entienden las cosas...

hoy corrí por mas de media hora. hoy mi perro se peleó con otro perro mas grande y feo que él. hoy mi madre me dijo mal hijo con un beso en la frente mientras preparaba el desayuno de todos los días. hoy mi hermana salió del hospital contenta porque le dijeron que estaba tan sana como una fruta del cielo. hoy escribí mi primera canción, y, sólo yo, la pude escuchar... porque, sólo con el corazón se siente y se escucha el corazón y la canción que brota de todos nosotros...


san isidro, marzo del 2008