Wednesday, September 21, 2005

Quisiera yo, tú...

Te quiero escuchar, te juro que deseo escucharte, pero tu hablas, escribes, y tan solo recitas de ti, con letras sin color, transparentes, pero, repito, te quiero escuchar y eternamente no…

Cuéntame de ti, de tu necesidad verdadera, de tu primer grito perdido que aun resuena en el fondo de tu abismo… Dime si ya sabes quién eres, y dime cuál calzada escogiste, y, sobre todo, si es la única que te lleva al cálido hogar…

Ya sé que digo tonteras, y que usualmente las digo. Ya sé que mi sed es la misma de siempre, que las hormigas que pululan dentro nuestro aún continúan sin reina ni rey, pero dime algo y no calles, dime con tus ojos que el sol se está apagando, y con tu inspiración que las flores ahorran perfume, si, dime con tu alma si hay espacio y agua en el cielo para una sombra abrasada que busca sosiego…

¿Callas?

¿Por qué?

¿Es que eres uno de los nuestros, uno más? ¿Eres de aquellos que viven tibios y a medias, de aquellos que embuten de combustible la carne y viajan y viajan de aquí para allá sin saber que estamos en una corona?

¡Basta ya! Y, perdona te lo pido…

¿Quién soy yo para hablar y escupirte de esa manera?... ¿Es que no sé que soy como tu, que respiro el mismo aire por las narices, que entran organismos vivos o muertos por nuestras bocas, y que escuchamos el silencio y el bullicio de adentro y de afuera…?

En verdad, yo soy un ripio amasada de nada, y aunque es poca cosa, es suficiente como para escribir y desear que encuentres reposo… Un lugar donde percibas aromas enteros, donde te cubras de corrientes que calmen todas las sedes, donde las aves canten y vuelen lado a lado con nuestras pálidas almas, donde los matices del cielo estallen de dicha y lluevan colores del paraíso… Y, sobre todo, que halla un faro de luz en donde podamos viajar hacia el mundo del papel y del lápiz, al mundo en donde podamos leer y sentir que no hay nada mas que agregar, que sentir un pedazo del santo aliento repartido en infinitos alientos, en infinitos puntos animados…


San isidro, septiembre del 2005

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