Monday, October 10, 2005

Carta a una joven poeta

Son las once de la noche aquí en mi escritorio y estoy tan solo como aquel perro que escucho ladrar en algún lugar cercano o lejano a mi cuarto. Muchas veces me he preguntado acerca de la tristeza, soledad, angustia y el dolor, también acerca de la muerte, pero hoy que estoy solo en mi cuarto debo de ser sincero, al menos conmigo, y debo decir que todo es hermoso cuando hay respuestas para las preguntas en que uno vive sumergido. He aprendido que cada cual es dueño de sus propias huellas, destino, pero, debo decir que hay algo en común en cada persona que veo o imagino, y ese algo es que estamos vivos, y que todos vamos a morir... Eso, es una verdad, una realidad y es la respuesta a muchas preguntas que guardaba a lo largo de mi vida.

Debo decir que la muerte es un misterio y como tal no hay una respuesta, así como sabemos que el día deviene de la noche y la noche del día, así la vida y la muerte están atadas por algo que está dentro de cada persona que respira sobre la tierra, y ese algo es el aliento. He descubierto que nuestra verdadera naturaleza es aquella fuerza que mueve nuestra respiración, y el momento en que se va de la carne, del pensamiento que pulula dentro de nosotros, iremos todos con aquel aliento, fuerza, vida eterna... ¿Adónde? No lo sé, y me alegro de no saberlo pues sé que todo cuanto vivo es hermoso cuando dejo de afanarme, cuando es agradable o no, pues tiene el mudo mensaje de que todo es un constante cambio y movimiento... todo está vivo y muerto, así como tú, como yo.

Mi vida es simple así como el jugo de naranja que tomé está mañana, así como aquel hombre que vino a pedirme unas monedas para comprarse un poco de droga. Mi vida es una constante sorpresa. Y mi muerte es aquello que mis ojos no pueden alcanzar a entender ni ver pues no es de este mundo ni de nuestros sentidos, es de otra naturaleza, por ello es que vivo sumergido en mi mundo interior, en mi naturaleza verdadera pues sé que allí están cada una de las respuestas. Allí está aquel sentimiento que mueve al universo, allí está la bondad...

No sé qué decir de mi vida, de lo que hago en mi día a día, pero te diré que respiro el mismo aire que mucha gente a mi alrededor, que miro el mismo cielo, las mismas nubes, los mismos ojos en cada persona con que me cruzo, y en cada uno de ellos veo vida y muerte, pues sé, como dije, que no hay nada que no esté en cambio y movimiento...

Tuyo,

Joe

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