Wednesday, October 24, 2007

pequeñas historias


toqué la puerta de esa casa. tenía miedo, jamás la había tocado pero todos los chicos me pidieron que lo hiciera, y ya, aquí estoy...

salió un señor vestido todo de blanco. usaba un sombrero y unas gafas negras. era alto, delgado y su piel era rosada. no supe qué decir, mis labios se congelaron y empezaron a moverse apenas el hombre me tocó los hombros. toma, me dijo y recibí de sus manos una bolita de color celeste, luego, cerró la puerta y yo me quedé allí, parado frente a su puerta con una bolita de color celeste. mis amigos estaban un poco lejos y sentí sus silbidos. me di la vuelta y caminé hacia ellos.


¿qué te dijo?, dijeron todos. nada, respondí. todos me miraron mal y lentamente se fueron. les vi caminando por la casa de ese extraño hombre para luego tirar una piedra por la ventana. el hombre no hizo mas que abrir la ventana rota para que todos mis amigos partieron como ratas frente a un gato, luego, sonrió y entró a su casa, cerrando la ventana rota...

me quedé mirando a lo lejos la casa del señor y luego volví a mi casa con mi bolita celeste.


los años pasaron y aun guardo mi bolita celeste. me mudé cuando ya era un adolescente y conocí a mucha gente, buena, mala, de todo. nunca me casé ni tuve hijos. ¿por qué?. nunca supe el por qué, tan solo seguí mis sentimientos y cuando me sentía muy mal, miraba mi bolita celeste y notaba que estaba desprendía un calor y brillaba como una estrellita de juguete.

una tarde en que paseaba por las calles, llegué a la casa del hombre de vestido blanco. la vi idéntica a como la había visto la primera vez. me acerqué y toqué la puerta. salió el mismo hombre, y me dijo lo mismo. esta vez le dije que le conocía de hacía mas de cuarenta años. el hombre sonrió y me dio otra bolita. esta era de color blanco. gracias le dije y luego, el hombre entró a su casa... seguí mi camino y vi mi bolita. me gustó mas que la que guardaba por tantos años. llegué a mi casa y fui a buscar mi bolita celeste. allí estaba y cuando las junté, ambas se unieron como si fueran dos gotas de mercurio. la nueva bolita era de color verde y esta comenzó a rodar como si tuviera vida propia. la seguí y vi que rodaba directo hacia la casa del hombre de traje blanco, y cuando llegó, vi que esta salía volando hasta entrar por la ventana como si alguien la hubiera tirado... vi que nadie abría la puerta ni la ventana. toqué la puerta pero esta sola se abrió. entré y vi que todo estaba abandonada. me sentí con pena y lentamente empecé a limpiar toda la casa. y así la pasé por varios días hasta que una tarde vi que alguien tocaba la puerta. salí y vi que era un niño. le dije que deseaba pero este tan solo me dijo que se le había perdido una bolita. entré a la casa y vi una montaña de bolitas de colores. le di una al niño y le vi alejarse muy feliz... desde aquel día siempre espero que alguien toque la puerta de la casa pues tengo muchas bolitas para regalar... y eso me hace muy feliz, mas feliz que los niños que se van con las bolitas de colores...


san isidro, octubre del 2007

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